The Ships + Monte del Oso – Moby Dick (Madrid)
Dani Llamas (G.A.S. Drummers) y Juan Ewan (Hard Ups, El Sueño de Morfeo), con la ayuda de Paco Loco (Australian Blonde y productor de media escena), dan rienda suelta a sus obsesiones powerpoperas con The Ships. Quizás no sea el proyecto principal de ninguno de los tres, pero tanto su disco, The summer of our lives (Miel de Moscas, 2014), como sus desatados conciertos, destilan entusiasmo, entrega y satisfacción a raudales. Como los hobbies no suelen dar mucho dinero, lo tienen que dejar por una temporada para dedicarse a asuntos más lucrativos, así que el concierto de ayer en Moby Dick fue una ocasión estupenda para reivindicar un grupo y un estilo que merecen mucho más reconocimiento del que lamentablente obtienen.
La propuesta de The Ships se basa en pildorazos a medio camino entre The Byrds y Teenage Fanclub, pero con el pitch subido al máximo. Por ello sus directos son un auténtico sprint de intensidad y carácter. Canciones como «I got lost», «Want» o «Camera Eye», suenan tan atemporales como desbordadas de energía y electricidad, una bendición para un público formado por un puñado de fans del género, veteranos de cualquier concierto similar que se ponga a tiro.
Dani Llamas ejerce de padre (frontman) cariñoso y cercano de la criatura, hasta que el verdadero protagonista del concierto decide salir de su aparente letargo. Primero apunta maneras alargando las canciones con una Gibson de doble mástil (Pete Townshend, Jimmy Page, Richie Sambora, Slash, Mike McCreardy de Pearl Jam o Kiss), cuando suena “Hipster”, enseña su vello púbico a modo de barba y, finalmente, le posee el punk y termina “The summer of our lives” tirando el teclado y dejando el escenario sin electricidad durante 10 minutos. Sí, hablo de Paco Loco, un gijonés (nacido en Méjico), que tras 20 años viviendo en el Puerto de Santa María, sigue hablando con el mismo acento que el más castizo de Cimadevilla.
Antes del huracán Ships, Monte del Oso, los Airbag de Pamplona, cumplieron con nota la tarea de calentar el escenario a base de energía, desparpajo y un debut a tener en cuenta, Esto tiene que doler (2015).