The Smashing Pumpkins – ATUM (Martha’s Music / Thirty Tigers)
Sin haberme sobrepuesto aún al impacto negativo que me causó la primera entrega de ATUM, ya saben ustedes, la nueva aventura megalomaníaca de The Smashing Pumpkins. Una ópera rock en tres actos con la que William Patrick Corgan y sus secuaces completan una trilogía formada junto a sus recordados Mellon Collie and the Infinite Sadness de 1995 y Machina/The Machines of God de 2000.
A esta le siguió una segunda entrega algo mejor que llegó a principios de año y que no quise reseñar hasta tener la posibilidad de enfrentarme al resultado completo, nada menos que 33 canciones en tres partes -cada una con 11 cortes, lanzadas con un intvervalo de 11 semanas entre unas y otras- apoyadas en un relato que vino radiado en un podcast del propio Corgan en el que nos habla de Shiny, un rockero acabado que es exiliado al espacio. Una paja mental que sirve como hilo argumental a esta nueva entrega de los Pumpkins.
Como si estuviéramos asistiendo a un duelo de egos entre The Smashing Pumpkins y Muse, nos adentramos en un disco escrito y producido por Corgan durante los últimos cuatro años que no es más que una recopilación de todos los tics de su carrera, pero infiltrados en unas composiciones lejos del nivel de las que conocimos en sus cinco primeros álbumes. Ojo, alabamos la creatividad del cantante, quien podría limitarse a vivir de rentas pasadas o a autoplagiarse, pero opta por explorar nuevas vías en las que ejerce de sumo sacerdote -perdiéndose unas cuantas veces-, en las que James Iha a la guitarra, el batería Jimmy Chamberlain y el bajista Jeff Schroeder actúan como meros comparsas.
Este ATUM trae consigo un empacho de sintetizadores, que mezclados con pop de radiofórmula, cuerdas, rock sinfónico y algunos ramalazos de rabia, nos deja alguna que otra buena noticia a la que agarrarnos. Ahí está la melodía de “Embracer” y «With Ado I Do», las dignas “The Good in Goodbye“ y «Butterfly Suite» o el brío de «Empires» y «Beguiled». De su acto final, el rock de «In Lieu of Failure,» «Harmageddon» y «Spellbinding», la siniestra «The Canary Trainer», la ochentena «Pacer» o la melancólica «Cenotaph».
No era muy difícil mejorar Shiny And Oh So Bright, Vol. 1 / LP: No Past. No Future. No Sun (2018) y CYR (2020), obviando las partes de puro relleno de este ATUM les habría quedado un disco bastante apañado.
Mucho mejor álbum de lo que la gente está diciendo. Creo que se subestima lo que ha hecho Corgan aquí, con mayor o menor acierto, pero hay valentía y talento en muchas partes. Relleno? Bastante también, pero le hubiera quedado un disco de notable con 14-15 canciones.