The Strokes – First Impressions Of Earth (RCA)
2006 arranca fuerte, vuelven The Strokes. Ya han pasado 5 años desde que Is This It? conmocionara al mundo y desde entonces, se han convertido en la banda estandarte del post punk contemporáneo. Nadie debe olvidar que los neoyorquinos son a los 00’s lo que Nirvana o Stone Roses fueron a los 90’s. Es por ello, que cada movimiento suyo se convierte en todo un acontecimiento y su tercer disco, el que llaman de confirmación, no va a ser menos.
Filtrado desde hace meses en Internet (cómo ha cambiado la promoción) y presentado en pequeñas salas de medio mundo, First Impressions Of Earth, nos devuelve a una banda con una apertura de miras diferente a la que acostumbraba. Poco queda ya de la frescura e inmediatez de su debut y de su casi clónico Room On Fire (03). Calificado por Julian Casablancas como su trabajo “más profesional”, el nuevo disco de Strokes gana en accesibilidad, contundencia, arreglos y sobre todo, en el protagonismo de la voz. Pero de igual forma se convierte en un álbum que paradójicamente despliega ambiciones mainstream y arrebatos de rabia, que pierde la linealidad de sus anteriores entregas y se embarca en el eclecticismo.
Una curiosa muestra de talento de una banda, que sin perder su identidad, comienza a escupir hits sin discusión y nos entrega de una tacada momentos tan brillantes como la pegadiza “You Only Live Once”, seguida del single rompedor “Juicebox”, los riffs incendiarios de “Heart In A Cage” y el punch de “Razorblade”. Y todo ello sin olvidar los medios tiempos de “On The Other Side”, “Killing Lies” o “Vision Of Division”, -que incluye con una serie de punteos que rozan el virtuosismo-, los guitarrazos ochenteros (“Electricityscape”), las cuerdas (“Ask Me Anything”) o hasta los baladones para cantar a la luz de la luna propios de los Pogues (“Evening Sun”).
Los ecos de Television, Stooges y la Velvet siguen intactos, pero también hay nueva ola, y Blondie y The Cars,…a pesar de ello, no dejarán de surgir las tediosas comparaciones con sus múltiples “compañeros de viaje”. Aún así, nadie debe olvidar que ellos fueron quienes encendieron la mecha.