Travis – Razzmatazz (Barcelona)
Travis no llenaron en Barcelona, pero casi. Y es que había, como siempre, muchas ganas de verlos en directo: verlos defender Ode to J Smith, sí, pero sobretodo ganas de escuchar esos clásicos que atesoran ya a puñados y de los que parece que nunca nos vamos a cansar.
Primero aparecieron sobre el escenario The Alexandria Quartet, una joven y prometedora banda de Bergen (Noruega), con una propuesta indie rock muy potente pero de sensibilidad pop, presentándose con algunas de las canciones del que será su primer disco. Mientras tocaban, la gente iba entrando poco a poco a esperar a los escoceses.
Así, cuando Fran Healy, Andy Dunlop, Neil Primrose y Douggie Payne, acompañados de Claes Bjorklund (piano, acordeón y panderetas varias, en directo), pisaron el escenario, ya les esperaba un público al que de antemano tenían en el bolsillo y aprovecharon para colar dos de los temas de su (bastante discutido) último trabajo: “Chinesse Blues” y “J Smith” haciéndolas sonar más potentes de como las encontramos en el disco.
A partir de aquí el setlist consistió en repasar lo mejor de cada disco (“Re-offender”, “Pipe dreams” o “As you are”) e insistir en el nuevo (“Something Anything”, que sonó enorme y “Long way down”) hasta llegar a un espectacular bloque en que encadenaron “Closer”, “Side” y “Driftwood”. Y en medio de la locura colectiva de la sala, Healy pide un poco de espacio entre el público y se baja para darse un paseo entre nosotros y cantar “Falling Down” (único recuerdo de su disco de debut). Más locura, gritos, fotos y la aventura que le cuesta un siete en la camiseta al bueno de Fran. Para acabar de rematar la faena, se vuelve al escenario y de manera magistral suena “Sing” del que la gente corea el estribillo como si hubiera mil Frans cantando en esa sala.
La cosa se tranquilizó con “Last train”, tras la que aprovecharon para volver a dar caña a su último trabajo: “Song to self” y “Before you were young” dieron paso a la grandiosa “Turn”, con la que la banda se desapareció por unos minutos.
Y volvieron al escenario para un bis espectacular en que Fran y Douggie se intercambiaron los papeles para rescatar “Ring out the bell”, una de las canciones ocultas del The Invisible Band, con un Douggie muy desenvuelto (¡preciosa voz!) y la guitarra, con esa pose de simpático chulesco que no abandonó en todo el concierto. “Selfish Jeane” («Let’s dance, then» nos espetaba Fran), “My Eyes”, una versión intima y divertida de “Flowers in the window” y el apoteósico final con la sala botando al ritmo de “Why does it always rain on me” completaron y despidieron un gran concierto de la banda de Glasgow.
Un show en el que demostraron que no han perdido ni siquiera un poquito de su simpatía y buen humor y que siguen disfrutando encima del escenario. En que Douggie estuvo muy grande con los coros, el bajo y las posturitas, en que Andy parecía estar tocando en una banda de post rock, ajeno pero inspirado, y en que Fran estuvo simpático, tímido y hablador. Y aunque la voz, a estas alturas de gira, le falló en los falsetes, confirmó algo que ya sabíamos: que es un tipo carismático y cercano.