Triángulo de Amor Bizarro + Modelo de Respuesta Polar – Wah-Wah (Valencia)
Triángulo de Amor Bizarro es uno de esos grupos únicos que, cada cierto tiempo, y quién sabe cómo, consiguen abrirse camino sin tener que rendir cuentas a nadie. Hacen lo que quieren y cómo quieren: capítulo 1 del manual del buen músico que casi siempre acaba sepultado por los escombros de lo que algún día fueron la mayoría de las bandas que consiguen dejar de tocar para sus amigos y familiares. Por eso a TAB no hay quién les tosa si deciden tocar sesenta minutos y desaparecer del escenario para no volver. Sobre todo si en una hora te han electrocutado la mollera.
Antes de la descarga de los gallegos, sobre el escenario de Wah-Wah aparecieron Modelo de Respuesta Polar, teloneros de excepción que se empeñaron en demostrar que son posiblemente el grupo valenciano más injustamente infravalorado del momento. Con un sonido que ha crecido en músculo y envoltorio, supieron cómo hacer grandes esos monumentos biliares al amor que son «La guerra y las faltas» o «El imposible», entre otros. Muy buen directo.
Tras ellos comenzó un partido de otra liga. Triángulo de Amor Bizarro dio poco margen de maniobra: en cuarteto y con Isa al frente, «La malicia de las especies protegidas» dejó claro que aquello iba a ser lo más parecido a ponerse voluntariamente delante de un alud. «Tienes la mirada del último lince«, cantaba Rodrigo en medio de una masa informe de decibelios que se extendía hasta el último centímetro de la sala con las frenéticas sacudidas del sistema nervioso de un animal acorralado.
En directo, los gallegos son una máquina expendedora de canciones a cámara rápida. Si el suyo ya es un catálogo veloz de por sí, en directo ponen la quinta, para el deleite de los punkies de nueva era con el iPhone en una mano y la Heineken en la otra. «El himno de la bala», «Amigos del género humano» («la magia en ti ya está muerta«) y «El culto al cargo, o Cómo hacer llegar el objeto maravilloso» fueron los primeros disparos familiares, de sus dos primeros discos; la primera novedad de la noche llegó con la fantástica «Un rayo de sol» y esa maravillosa sentencia, «vamos a pudrirnos en la misma tumba» que, pronunciada por Isa en medio del ruido, suena a Aitana Sánchez-Gijón y Keanu Reeves.
El setlist de la noche estuvo trufado de temas «nuevos», tanto de su próximo disco, Victoria Mística, como de algunos amuse-bouche (como la incendiaria versión de «Ellas se burlaron de mi magia», con saxo incluido, extraída de su anterior EP). El nuevo material, que definitivamente parece adentrarse en el difícil territorio del noise-pop, tuvo una buena acogida, en parte porque lo enseñaron cuando la máquina ya caminaba imparable, en parte porque realmente parecen haber acertado con las teclas. Habrá que esperar al disco. Por lo demás, en su escasa hora de set, a los gallegos les dio tiempo para darle al público lo que quería: «El fantasma de la transición», «De la monarquía a la criptocracia» y una apasionada versión de «Isa vs el Partido Humanista» dedicada públicamente a la inefable Rita Barberá.
Cuando todo acabó, la mayoría del público se quedó inmóvil en sus respectivos dominios; algunas cantaban «Alferez provisional» de Los Punsetes a gritos, que sonaba como aviso de que aquello no daría para un alargue. Otros, los menos, avanzaban hacia la salida a cámara lenta. Pero todos miraban la puerta del backstage. Y nada más. Suficiente y sobresaliente.