Xoel López está de vuelta con ‘Alma de oro’
Las canciones a menudo asoman cuando y donde no se las espera, como entidades con vida propia. Alma de oro, desde luego, fue una de ellas. El primer adelanto del nuevo álbum de Xoel López (A Coruña, 1977) dio la cara en el domicilio coruñés de su firmante a primeras horas de una mañana de este pasado verano de 2019. Xoel abrió los ojos y ahí estaba ella, esperándole, diciéndole “Aquí me tienes”. El hombre que un día fuera Deluxe no lo dudó: agarró la guitarra y, aún entre las sábanas, accionó la grabadora de su teléfono móvil y registró la primera versión de esta pieza, con música y letra. Estrofa y estribillo, estrofa y estribillo. Hay pequeñas modificaciones melódicas respecto a lo que hoy pasa a ser de dominio público, este single y vídeo que avanzan una nueva aventura para el gallego más hiperactivo del pop español. Y la letra de aquella nota de voz aún era balbuceante, con alguna palabra inventada o inconexa. Pero, en esencia, asómbrense, allí figuraba ya todo. Definitivamente, «Alma de oro» se encontraba esperando a su autor.
Hay algo de nueva etapa, de renacimiento, en este Xoel López que dio la bienvenida a 2020 con dos llenazos en el Circo Price de Madrid, las únicas oportunidades hasta hoy para que unos pocos miles de afortunados descubriesen las bondades de esta nueva canción. Sueños y pan había servido a finales de 2017 para cerrar una suerte de trilogía involuntaria junto a Atlántico (2012) y Paramales (2015), una suerte de hattrick melómano en que Xoel firmaba por vez primera con su nombre propio y dejaba que se filtraran en su imaginario musical todas las enseñanzas adquiridas durante los años de estancia bonaerense y recorridos, exploraciones y aventuras por el continente hermano. Aquellos viajes fueron, piensa ahora, una “inversión en uno mismo”, el valiente empeño de poner fin a la próspera etapa de Deluxe con enseñanzas y vivencias renovadas. López vació los ahorros pero se enriqueció con nuevos sabores, colores y especias sonoras. Ahora llega el momento, de alguna manera, de empezar otra vez. Y al diablo con el vértigo.
«Alma de oro» es identificable al instante como una nueva canción de Xoel López, dueño de un timbre vocal distintivo y privilegiado, pero a su vez encierra algunas novedades muy significativas. Por lo pronto, resulta la primera ocasión en toda la discografía del coruñés (y este va a ser, atención al dato, su ¡decimoquinto! disco) en que la rúbrica es compartida. En los créditos figura también el nombre de David Quinzán, un joven cantautor de los confines atlánticos cuya obra apenas había alcanzado repercusión por ahora. Pero es que, además, López también ha querido desligarse de la producción y encomendársela de manera exclusiva a Carles CampiCampón, el hechicero barcelonés de la electrónica que figura detrás de las últimas entregas de Drexler, Vetusta Morla o Natalia Lafourcade, entre una extensa lista de trabajos. En «Alma de oro» no suena, presten atención, ni una sola nota de guitarra. Cero. A cambio, abundan los sintetizadores y la electrónica sutil y cálida, desde esos efectos de arpa hasta unos envolventes arpegiados que en otros tiempos y circunstancias, sin duda, habrían corrido por cuenta de alguna guitarra acústica.
Meh