30 aniversario de Jabalina (Galileo Galilei) Madrid 02/11/24
El sello Jabalina comandado por Tanis Abellán cumplía treinta años, y esa excepcionalidad – y más en los tiempos que estamos – se tenía que celebrar por todo lo alto. Caras de felicidad, amigos que se reencontraban después de mucho tiempo, y mucho cariño por la música se respiraba en la acogedora sala madrileña Galileo Galilei. La obstinación de Tanis Abellán no tiene parangón en eso que un día se llamó indie, y que ahora es un gran cajón de sastre lleno de melómanos, u oportunistas que se arriman a las ascuas de la nostalgia para sacar sus buenos réditos. Jabalina siempre ha mostrado ser un vehículo para que infinidad de artistas se dieran a conocer, y el pasado sábado se subieron al escenario algunos de los más carismáticos del sello.
En ese mismo día coincidían bastantes conciertos en la capital, motivo por el cual la sala no se llenó, pero a la postre sirvió para que viéramos con comodidad a los artistas, y, por otro lado, sirviera la sala de espacio para sociabilizar con calma y de esta forma hubiera una interacción fluida entre público y artistas, algo que en estos tiempos se echa en falta.
Los primeros en abrir la velada fueron Nadadora. El grupo gallego publicó en la escudería un epé (Aventuras dentro de cajas, 2004), Todo el frío del mundo (2005), y Hablaremos del miedo (2007). Viajes emocionantes al legado de la Velvet Underground, los The Smiths, y al shoegaze que, para la ocasión, lo vistieron con ropajes acústicos a cargo de Sara Atán y Gonzalo Abalo a la guitarra. Sonaron clásicos de su repertorio como “La Forma”, “El Bosque”, o la preciosa lectura de “20.000 Veces”.
J’aime es el heterónimo de Jaime Cristóbal (también miembro junto a Patricia de La Fuente de Souvenir) uno de los compositores de música pop más versátiles de este país que subió al escenario acompañado de su amigo Wild Honey, para ofrecer un excelente set en donde maridar el pop de aires fronterizos (por momentos me parecía escuchar a Chris Isaak o a Giant Sand), y sus afinidades por The Go-Betweens, Joe Meek, Serge Gainsbourg, Lee Hazlewood o Josetxo Ezponda. De su espléndido disco de 2020 Love And Squalor sonaron “700,000 Records”, “Real Change” (con Parade al piano), hubo un recuerdo para Souvenir en “Je Tens Ma Parole”, el rescate de una canción que Jaime escribió para Françoiz Breut “Ciudad Del Mar”, y presentó canciones nuevas que sirvieron de aperitivo para un próximo disco. Mención especial para el emotivo recuerdo a Daniel Ulecia, bajista de El Columpio Asesino fallecido hace pocos meses, con la canción dedicada a él “Vuela Alto”. Grandes.
Los terceros en actuar fueron Parade (Antonio Galvañ) y Nacho Casado, y tuvimos la oportunidad de escuchar entero el estupendo disco que han sacado conjuntamente. Un trabajo lleno de melodías con resonancias a Jobim, Tim Bernardes, The Beach Boys, al Joker de DC Comics, a Sisa y demás personajes que son capaces de rondar por la cabeza del genio de Parade. Fue un concierto repleto de armonías de ensueño. Como dice Antonio Galváñ en la funda interior del álbum, y acordándose de su amado Lucio Battisti “Esto no puede ser sólo una aventura”, y es que la pareja es capaz de irradiar luz en tiempos tan aciagos. Emocionantes recreaciones de “El Lindo Amor”, “Verano”, “Clon Rezagado”, “Manha de Carnaval” (una versión de Luis Bonfá), “Edén” del álbum de Nacho Casado Verao (2018), y una “Metaluna” que ya es un clásico de Parade.
La noche acabó con Alejandro Martínez que desde hace unos años opera con el nombre de Alexanderplatz. El ex componente de Klaus&Kinski lleva unos años entregando notables discos en los que muestra su particular habilidad para hibridar pop con sonidos anclados en el krautrock y los ritmos latinos. La banda tiró por las texturas más eléctricas, y sonaron arrebatadas canciones como “La Cosa”, “Afectuosamente suyo”, “Veneno Gratis”, y hasta se lanzaron a versionar a Antonio Galvañ con “Stephen Hawking”.
Larga vida a Jabalina.