50 años de Pet Sounds: Beach Boys, su obra maestra y su legado
Estos días se cumplen 50 desde la publicación de uno de los discos más influyentes y reconocidos de la historia del pop: Pet Sounds, de los Beach Boys. Un álbum hoy mítico pero que no fue del todo comprendido en su momento, como ocurre muchas veces con las grandes obras, sobre todo si se traducen en una ruptura con el canon de lo popularmente aceptado hasta ese momento y, como en este caso, lo que el gran público espera de los artistas.
Como homenaje a este brillante disco que cumple medio siglo, dos de nuestros redactores, Paula y Fernando, han preparado este extenso reportaje en el que, además de contarnos sus impresiones personales sobre el álbum y situarlo en su contexto histórico, han querido dar voz a diversos músicos para que opinen sobre lo que los Beach Boys en general, y Pet Sounds en particular, han significado para su carrera y su concepción de la música.
The Beach Boys fueron, ante todo, la encarnación de la música surf. Sus guitarras de sonido clásico, reverberaciones, armonías vocales inspiradas en The Four Freshmen y letras sobre encerar la tabla de surf conformaron un imaginario californiano de playas de ensueño y diversión bajo el sol. Brian Wilson y los suyos bañaron la escena pop de inicios de los 60 de un estilo de vida basado en el escapismo, un verano eterno y el regocijo adolescente, algo que se plasma perfectamente en temas ya clásicos como “I get around”, “Surfin’ safari” o “Surfin USA”, escritas por Wilson y su primo Mike Love. Estas cándidas e inocentes composiciones sobre la juventud californiana, moldeadas a partir de unas inconfundibles armonías vocales, fue lo que los catapultaría a las listas de éxitos como embajadores de la música surf.
Sin embargo, a finales de 1964, la idea de crear un nuevo tipo de composición musical comenzaba a borbotear en la cabeza de Wilson, abriendo camino a lo que sería el mejor álbum de su carrera. A partir de entonces, Brian renació creativamente de una manera más ambiciosa. Fue tras escuchar uno de los trabajos del productor Phil Spector, el “Be my baby” de The Ronettes y, sobre todo, el álbum Rubber Soul de The Beatles. Este nuevo hambre musical, alimentado por nuevas influencias que distaban de su ya consabido surf rock, acabaría culminando en los ambiciosos sonidos de Pet Sounds. No deja de ser curioso que más tarde los propios Beatles, con McCartney llevando la voz cantante, serían los influenciados por este álbum para la creación de su enorme Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band. En aquel entonces, y con la aparición de nuevos e influyentes grupos, la música surf estaba siendo, en cierto modo, víctima del gran auge de la invasión británica.
Encerrado finalmente en su estudio, Wilson dio rienda suelta a su floreciente creatividad con Pet Sounds, replanteando el enfoque de las canciones, aplicando técnicas de producción como un hijo pródigo de Spector con el famoso Wall of sound, bañado en ecos y reverberaciones, y contando con la ayuda de nuevos letristas como Tony Asher para centrarse en temas más oscuros. Un contenido lírico mucho más sentimental, profundo, reflexivo y sofisticado que construiría un retrato musical del estado anímico de Wilson. Agotado de una forma tanto emocional como física, Brian Wilson había tomado la decisión de no volver a embarcarse en aquellas giras interminables que ese diciembre del 64 le habían provocado un ataque de pánico. Liberado del yugo de las actuaciones en directo, Wilson pudo dedicarse a explotar su vena artística, componiendo, arreglando y produciendo con tan solo 23 años el que sería uno de los álbumes más importantes de la historia del pop.
Es duro imaginar el enorme salto estético y musical que Pet Sounds supondría en la carrera de los Beach Boys por aquel entonces. El rock and roll y el surf se diluían en las nuevas composiciones para dar paso a un pop barroco, dejando a un lado la quimera de los coches y las chicas. Las múltiples capas de voces y sonidos creaban paisajes sonoros y una rica textura, inusual para entonces. Pet Sounds fue, claramente, la brillante emancipación artística de Brian Wilson. En este nuevo trabajo, los Beach Boys ya no parecían consagrados al estilo de vida californiana de la juventud dorada de los 60. Eran canciones caracterizadas por una densidad sonora y capas que combinaban las guitarras, los teclados clásicos o las armonías vocales con instrumentos tan dispares y exóticos como la flauta, el clavicordio, los acordeones, instrumentos árabes, el theremín, o efectos de sonidos de timbres de bicicletas, campanillas, latas de Coca Cola o ladridos de perro. Durante la grabación de las composiciones instrumentales, Wilson contó con instrumentistas reconocidos, como el grupo The Wrecking Crew. Así, Mike Love, Carl y Dennis Wilson, Al Jardine y Bruce Johnston se encargaron de los coros, ejerciendo como vocalistas según las instrucciones de Brian cuando regresaron de gira. Durante la creación del álbum, Wilson abarcó una rica variedad de culturas, prestando un especial cuidado a la instrumentación además de a las letras y la melodía, casi convirtiendo una pieza de 3 minutos en una obra de arte.
Pet Sounds es un disco saturado de soledad, amor curativo, pérdida de identidad y melodías agridulces. Es una felicidad frágil que se agrieta poco a poco con el paso de cada canción. “Wouldn’t it be nice” abre el álbum con una melodía con tintes más alegres que sus sucesoras, pero que, en palabras de Wilson, “expresa la frustración de la juventud, lo que no se puede tener”. La esencia de Pet Sounds parece arrancar con “You still believe in me”, un precioso lamento de Wilson en el que se pregunta la razón por la que su esposa Marilyn continúa a su lado, con unos preciosos coros finales que suben, bajan y serpentean como un sollozo que sigue a un “I wanna cry”. Las inseguridades y el bajo estado anímico de Wilson se abren camino a lo largo de las composiciones. En “That’s not me”, Brian canta a todo aquello que podría ser, pero no es; “Don’t talk” es una pieza íntima en la que Wilson, sin segundas voces, ofrece una introspectiva a un romance que se desmenuza; y en “Here today” deja ver que todo aquello que empieza, inexorablemente debe terminar.
Brian Wilson no solo realizó un conjunto de canciones vanguardistas que acabarían formando lo que se podría considerar, por el hilo de su temática, uno de los primeros discos conceptuales tras su resurgimiento en los 60. Lo hizo, además, adaptando perfectamente al conjunto un tema tradicional brasileño tomado de la colección de canciones populares de Carl Sandburg de 1927, “Sloop John B”. Soledad, pérdida, aislamiento y la necesidad de refugiarse en un lugar tranquilo (“Why don’t you leave me alone/Well I feel so broke up/I want to go home”) son las temáticas ligadas a la letra, adaptada por Wilson en ciertas partes. “Caroline, no” es la encargada de cerrar el álbum de una forma casi metafórica. La que fuera la pieza favorita del propio Wilson termina con los ladridos de perro y un tren que se marcha, como abandonando el verano eterno en el que habían vivido los de California hasta entonces.
Fue tras una gira de tres semanas entre Japón y Hawai cuando los Beach Boys se encontraron con los nuevos sonidos y las composiciones ya terminadas en las que había estado trabajando Wilson. Este drástico cambio de dirección que supuso Pet Sounds desembocó en un tira y afloja por parte de su compositor y el resto del grupo, que lo consideraban una salida demasiado importante de su anterior estilo. Finalmente, Wilson consiguió convencerlos, aunque todos ellos, en especial Mike Love, nunca esperaron que un disco firmado por los Beach Boys sin la fórmula chicas-verano-playa tuviera éxito.
La vanguardia y el pop barroco que inundó cada una de las notas de Pet Sounds impresionó mucho más a los músicos que al público en un primer momento. Sin embargo, medio siglo después de su publicación, es innegable la influencia que Pet Sounds ha logrado sobre la música pop y rock contemporánea. Un mensaje triste y desalentador sobre las relaciones y la vida envueltos en melodías preciosas y mágicas, con una realización impresionante y unos sonidos exóticos que bailan entre la felicidad y la tristeza. Un pop barroco con una producción nunca vista hasta entonces que ha influenciado a multitud de músicos a lo largo de los años. Ha transcurrido medio siglo desde que el ambicioso proyecto de Brian Wilson viera la luz, pero el magnetismo y el encanto de su música permanecen invulnerables al paso del tiempo.
“He llorado muchas veces escuchando el Pet Sounds. Se lo hice escuchar a John tantas veces que fue difícil para él escapar de su influencia.” Paul McCartney.
¿Hubiera existido el Sgt Pepper´s Lonely Heart Club Band, tal y como lo conocemos sin la existencia del Pet Sounds? Según Paul McCartney, no, rotundamente no. Lo mismo que, quizás, Brian Wilson no hubiera emprendido ese viaje de ida, llamado Pet Sounds, y que no le traería más que complicaciones, de no haber escuchado el Rubber Soul, de los cuatro de Liverpool. Esa es la magia de la vida y de la música, a veces incomprensible, como el disco que nos ocupa. Y es que nadie se podía imaginar que esos cinco chicos de cabellos dorados por el viento de California, se iban a despachar con este disco en 1966.
Pet Sounds encumbró a Brian Wilson como uno de los compositores más geniales de la historia de la música Pop, de acuerdo. Pero este álbum casi acaba con su vida, la búsqueda del “Santo Grial” nunca es gratuita. De todos es sabido que una vez lanzado el disco, este no cumplió para nada las expectativas comerciales, además de haber servido para crear un ambiente más que “enrarecido” en el seno de la banda. Brian Wilson se obsesionó con la superación a nivel musical de este disco, embarcándose en otro ambicioso proyecto, Smile, su siguiente “El Dorado”, que no vería la luz hasta septiembre del año 2004. Su escalada en el consumo de drogas, entre ellas el L.S.D, y los problemas mentales maximizados por el consumo de dichas sustancias, casi le llevan a la tumba en aquellos años.
No es difícil imaginarse como se sentía cualquier fan de los Beach Boys, al escuchar por primera vez la grabación, en aquella época. Si hoy día, escuchando el disco, se siguen descubriendo matices sonoros a cada nueva escucha, en el año 1966, escuchar todo esto, debía suponer un golpe increíble.
Como muchas de las grandes cosas de esta isla, llamada Tierra, Pet Sounds no tuvo la repercusión merecida hasta años más tarde, pero los músicos y artistas que lo escuchaban, quedaban prendados hasta tal punto, que después de su lanzamiento, los estudios Western Recorders, ubicados en el 6000 de Sunset Boulevard, recibieron tantas solicitudes para grabaciones, que se vieron colapsados. Bill Putnam, fundador e ingeniero jefe de los estudios, e inventor de la manera de producción en los estudios, tal y como la conocemos hoy día (fue el precursor de las consolas de grabación) bromeaba años más tarde, diciendo que, de haber sabido esa repercusión, nunca hubiera dejado entrar en sus estudios a Brian Wilson. Cantidades de músicos y cantantes de todas partes del país, iban a los citados estudios en busca de la inspiración, sin saber que Brian Wilson viajaba con las musas dentro de sí.
Podríamos estar horas en torno a las disquisiciones de cómo Pet Sounds cambió la forma de hacer música Pop, o de los grupos o artistas que, de una manera u otra, han visto influenciado su trabajo por este disco único. Por sólo mencionar unos cuantos confesos, que reconocieron haberse fijado en el disco que nos ocupa, a la hora de grabar algunos de sus trabajos, además de los cuatro de Liverpool: The Byrds, Simon & Garfunkel, Paul Revere & The Raiders, Elton John, Eric Clapton… pero también queríamos saber las opiniones al respecto de algunos amigos de contrastado gusto y pasión por la música Pop y que, por un motivo u otro, se merecían estar en este especial.
Jesús Ordovás. Periodista, crítico musical y D.J.
Jesus no necesita de presentaciones. Agitador cultural y musical desde los setenta, ha sido guionista de televisión, programador de radio, ha publicado libros, fue director de uno de los programas más míticos y necesarios de Radio 3 y, por ende, de la Radio española: Diario Pop, del que toda una generación aprendimos algo más que a amar la música. Personalmente necesitaba saber qué opinaba del disco que nos ocupa, me puse en contacto con él y rápidamente me contó sus impresiones del mismo.
Pet Sounds me gustó en su día, pero me gusta más ahora. Brian Wilson reconoció que se inspiró en el Rubber Soul de Los Beatles y en el Muro de Sonido de Phil Spector para hacerlo. De hecho creo que aunque se dice que Pet Sounds influyó en lo que luego hicieron Los Beatles y otros grupos -utilizando el theremin y otros instrumentos inusuales en un disco de surf o de pop/rock- creo que el Highway 61 Revisited de Dylan y el Blonde on Blonde fueron más influyentes en cuanto a temática, sonido y concepto. Al resto del grupo, exceptuando a Carl Wilson, parece que no les gustó el “ego-trip” de Brian Wilson, ya que fue un cambio drástico en la línea surfera de Los Beach Boys. Mi canción favorita del LP es «Sloop John B» con ese estribillo que dice «quiero volver a casa”, como cuando Dylan cantaba en «Just Like Tom Thumb`s blues»: «Ya he tenido bastante, me vuelvo a Nueva York».
Jonathan Vidal. (Suzy los Quattro)
Evidentemente son incontables los músicos que han sido influenciados en algún momento de su vida por los Beach Boys, aquí en España también, aunque la costa del Pacifico nos quede algo lejos. No podía dejar de preguntar sus impresiones acerca de esta obra maestra, a Jonathan Vidal, bajista y alma páter de Suzy y los Quattro, el poderoso combo de Power Pop de Barcelona, por muchas cosas, pero sobre todo, por haber ejercido de “Angel de la guarda musical” de Nelson, el ex batería de The Mockers. Al haber propiciado que el americano no sólo no dejara la música (en un momento de flaqueza de su vida) si no que acabara tocando la batería a las órdenes del gran Brian Wilson. Esta anécdota la cuenta en su libro, “Cuentos de la Ballena Azul”, editado en Ediciones Chelsea. De momento, mira lo que dice del Pet Sounds.
No tengo ni idea de cuándo escuché Pet Sounds por primera vez. Lo que sí recuerdo es que mi puerta de entrada a la música surf fueron los Surfin’ Lungs, y de allí pues ya me llevaron de la mano hacia Brian Wilson. Otra conexión es que, dada mi admiración por Miguel Ángel Villanueva de Los Brujos, a quien siempre se le ha denominado «el Brian Wilson de La Plana», me puse a investigar un poco.
Pet Sounds nunca ha sido un disco fácil, en mi opinión. Incluso los hits inmediatos («Wouldn’t It Be Nice», «God Only Knows» y la adaptación de «Sloop John B») están repletos de giros de armonías y melodías que aún hoy hacen que me estalle la cabeza. «You Still Believe In Me», con esa combinación de melodía infantil y cambios bruscos cuando llega el «Meeeeeeee», ese claxon o bocina bien al final. Joder, y esos inicios en las letras que forman parte del lenguaje clásico de los amantes de la melodía: «I know perfectly well I’m not where I should be», o «Wanted to show how independent I’d grown, but that’s not me». Y en el número uno del podio: «I may not always love you, but long as there are stars above you, you never need to doubt it»
En fin, que corro a ponérmelo de nuevo. ¡Y eso que mi favorito es Smile!
Escucha aquí a Suzy y los Quattro
Adolfo Díaz (Airbag)
Un tipo que compone, canta y toca canciones como: “Hijos de Hawaii”, “Voy a acabar con el invierno”, o “El último de los veranos”, se merecía como nadie estar en este especial. Adolfo, de Airbag, es un gran admirador de los Beach Boys y eso siempre se ha notado en la banda de su vida, Airbag, con la que lleva 18 años buscando, “La Ola perfecta”. Cuando le pregunté si quería compartir que recuerdos le traía el Pet Sounds, se bajó de su tabla de surf, y me dijo que no se lo pidiera dos veces.
Era bastante joven cuando oí Pet Sounds y supongo que no lo asimilé de primeras. Había descubierto a los Beach Boys recientemente con un recopilatorio de grandes éxitos y estaba totalmente emocionado con el grupo. Leí en algún sitio que Pet Sounds era su mejor disco y lo compré, al ponerlo recuerdo que me dejó frío, conocía “Wouldn´t it be Nice” por el recopilatorio y me flipaba, pero el resto del disco me decepcionó, así de claro, no eran los Beach Boys que yo conocía. Para mí fue un disco difícil de asimilar. Poco a poco lo hice, ahora es de mis favoritos, pero no el que más me gusta. “Pet Sounds” es un disco increíble, para oírlo con cascos y apreciar cada detalle. Me pasó algo parecido con el “Odissey and Oracle” de los Zombies, tenía su recopilación de singles y me dijeron que el mejor era el Odissey, y en esa época no lo asimilé, pasé años sin oírlo, luego lo retomé y me encantó. Solo el tiempo puso a estos dos discos en su sitio.
Escucha aquí a Airbag
Kurt Baker (The Leftlovers, Kurt Baker Combo, Bullet Proof Lovers…)
A pesar de su juventud, el norteamericano, Kurt Baker se ha hecho un hueco en los corazones de los amantes del Power Pop, el Pop Punk, y el buen Rock & Roll con melodías inmortales. Ya con sus desaparecidos The Leftlovers, facturaba himnos de puño en alto, de los de bailar con el corazón y los pies. Ahora, a los mandos de dos naves, a cual de más voltaje (Kurt Baker Combo y Bullet Proof Lovers) afianza su carrera musical sobre una sólida base de ritmos vitales. Actualmente vive en España, en Madrid, y siempre que le veo le suelto la misma “idiotez”, “¡Hey Kurt eres el puto rey del Power Pop!” y él me contesta: «No, ese es Paul Collins». Evidentemente no podía faltar en esto.
The Beach Boys son de mis grupos favoritos desde muy pequeño. Me recuerdo escuchándolos en las Radios Oldies, y cayendo fascinado por sus grandes armonías vocales, sus divertidas guitarras surfers y ese inequívoco estilo californiano. A los siete años, la canción, “Fun Fun Fun” era mi favorita, y lo sigue siendo aún ahora. Un día, cuando todavía era un crio, recuerdo que fui a la biblioteca y me llevé prestado el disco, Pet Sounds. En la portada salían dando de comer a unas cabras, uno de mis pasatiempos favoritos por aquel entonces (amo a las cabras). Yo ya había escuchado los singles «God Only Knows» y «Sloop John B» en la radio, pero el resto del álbum me dejó algo confundido, era totalmente diferente al lado divertido de The Beach Boys con el que yo estaba familiarizado. Al principio me sorprendió y no era un disco para el que yo estuviera preparado, era un trabajo muy introspectivo. Estuve pasando entre las canciones buscando algunas con ese ritmo clásico de los Beach Boys y no las encontré. Ahora me imagino que esa debió ser la sensación de todos los fans del grupo, cuando fue originariamente lanzado en los sesenta.
Ese fue mi primer contacto con el disco. En cualquier caso, la belleza de Pet Sounds, es que cuanto más lo escuchas, más te enamoras de él. Después, a lo largo de los años, ha sido un compañero de viaje constante en mi vida, esa exuberante orquestación, el excelente valor de la producción, las muy sentidas composiciones de Brian Wilson… ¡Es un álbum mágico!
Escucha aquí a Kurt Baker
Alex Cooper (Opera Prima, Los Flechazos, Cooper, Ediciones Chelsea…)
Alex Cooper lleva treinta años viviendo en la “Era Pop”, como reza su último trabajo. Estuvo al frente de uno de los capítulos más emocionantes de la historia de la música Pop española, casi doce años, hablamos, por supuesto, de Los Flechazos. Después, se reinventó con Cooper, su actual banda en la que el Power Pop ganó más peso, sin renunciar a su pasado, haciendo canciones con mayúsculas. Porque, obviando cualquier etiqueta, eso es lo que hace Alex, canciones, sinceras y auténticas. Además, es un agitador cultural y musical, como lo demuestra su incursión en el mundo editorial. Necesitaba saber sus impresiones sobre el Pet Sounds y me las dio, sinceras, como su música.
Me encantan los Beatles pero el rollo “fan de los Beatles” apesta. Con el Pet Sounds me pasa lo mismo: es un gran disco pero no aguanto el rollo «… a mí también me encantan los 60: el Pet Sounds, los Zombies, la Velvet, Love y sobre todo Nick Drake«, ya sabes. Pet Sounds es un canto a la belleza en un tiempo en el que la belleza se construía entre todos. Beautiful. Pretty. Nice. Como ahora, vaya…
Escucha aquí a Alex Cooper
Crudo Pimento
El dúo murciano conformado por: Raúl Frutos e Inma Gómez no parecen de este planeta. Así lo atestiguan los discos que llevan grabados y sus siempre poderosas actuaciones. Ya con su ultimo L.P, Fania Helvete (Miel de Moscas 2015) sorprendieron por su capacidad de contar historias a caballo de unas canciones que te dan razones para seguir creyendo en esto de la Música. Ahora, con el motivo del aniversario del Pet Sounds, han grabado una rotunda versión de, “Sloop John B”, el primer single del disco. Es, en realidad, una adaptación realizada por el genial Brian Wilson a partir de una canción tradicional caribeña. Crudo Pimento la han llevado a su terreno, siempre inexplorado, en un EP titulado Black Beach.
Pet Sounds de los Beach Boys, representa para nosotros el cómo convertir la locura y la complejidad armónica en verdadera música popular e inmortal. Elegimos “Sloop John B” para hacer nuestra versión porque precisamente es una canción que está directamente relacionada con parte de nuestras raíces musicales, esto es, el Mento jamaicano y la música tradicional antillana. No suena a nada de lo que hemos hecho anteriormente y a nada de lo que haremos después.
Escucha aquí a Crudo Pimento
David Iñurrieta (Terrier)
David es otro de esos personajes al que tenía que preguntar por este disco. David estuvo a las guitarras en Fumestones, una de las bandas de Garage Punk más inquietas del Madrid de los primeros años del siglo XXI, actualmente es voz y guitarra en Terrier, teclista y “cacharrista” en Angel y Cristo y guitarrista en Call me Idiot. Pero está claro que aquí está por su toque guitarrístico y las melodías de Terrier. Grupo que bebe de las fuentes de la Velvet Underground, y, por supuesto, las reminiscencias de Pet Sounds. Acaban de editar su segundo L.P, La Plaga (Sonido Muchacho), que es un disco que no deberías pasar por alto. Nos cuenta sus sensaciones del disco de esta manera.
Recuerdo que cuando empezaba a escuchar música los Beach Boys para mi eran unos flojos. A mí me gustaba el garage más punk, La Velvet Underground, los Rolling Stones,Los Beatles y la psicodelia. Para mi BB eran ese grupillo divertido que hacía “Surfín Safari” y esas cosas. Entonces vino alguien y me dijo: “Son mejores que los Beatles”. Yo no daba crédito. ¿Pero como demonios alguien podía ser mejor que los Beatles? Así que no les hice ni caso hasta que me insistieron más veces: “Escucha el Pet Sounds”. Vale de acuerdo, escucharé el Pet Sounds. Cuando lo encontré, recuerdo que la portada me pareció horrible. Unos empollones vestidos de oficina dando de comer a unas cabras. ¡Pero qué era eso! Hoy en día me encanta la portada, la tipografía, los colores y… ¡todo!
El momento en el que escuchas por primera vez ese disco es como una iluminación. Con sus melodías, sus teclados alucinantes, las cuerdas, los ladridos… pero sobre todo con esas canciones que te llegan tan adentro. Te sientes un poco tonto por no haberlo descubierto antes. Me ha vuelto a pasar con muchos grupos de los que previamente había renegado y es una maravilla, pero en el caso de los Beach Boys se han convertido en uno de mis básicos. En casa ahora tengo muy pocos compact discs, ya casi no los uso, pero me he levantado a la estantería para hacer números y habrá unos 120 CDs entre los cuales hay 10 de los Beach Boys.
Escucha aquí a Terrier
José Esteban Martínez Iglesias (Octubre)
La cantera murciana, siempre proclive a darnos músicos sorprendentes, dio a luz en su “huerta” a la banda, Octubre, en 1995. Viejos conocidos de la parroquia “sixtie”, por sus influencias, y por haber aparecido en el recopilatorio, Tu voz en color, en el año 2000, muy pronto se desmarcaron de etiquetas y cortapisas que estas suelen traer, para dotar a su música de matices sonoros de distinta índole, siempre, construida sobre los cimientos aportados por la escucha de artistas como Teenage Fanclub, The Byrds, Raspberries y claro, el Pet Sounds de los Beach Boys. Sabía que Jose Esteban, el vocalista y guitarrista, y principal culpable de las increíbles composiciones de la banda, era un gran admirador del Pet Sounds.
Que malos que son los prejuicios. Y qué equivocado he estado muchas veces por culpa de ellos. Y es que ideas preconcebidas sobre grupos o discos me hicieron descubrir tarde música que, posteriormente, ha sido de mis favoritas. Hasta que tuve 19 años, los Beach Boys eran para mí un grupo moñas que hacían un estilo de música, el surf, que no tenía nada que ver conmigo ya que yo era un rockero (de pueblo) muy duro y aguerrido. Los rockeros (de pueblo) no escuchamos cosas que hablan de tablas de surf, chicas tontas y playas.
Sin embargo, me llamaba la atención que, en las revistas que compraba o en conversaciones con gente que sabía más que yo de música, siempre aparecía el Pet Sounds como uno de los grandes discos de los sesenta a la altura de los discos de los Beatles que yo adoraba.
Además, cuando iba a las tiendas de, me sorprendía de que, al llegar al Pet Sounds, darle la vuelta a la carátula y leer las canciones que llevaba, no las conocía (mi padre tenía un doble LP recopilatorio y alguna vez lo había escuchado de fondo mientras que él lo ponía, pero no llevaba las canciones que llevaba ese extraño disco).
Así que un día fui a la tienda y me lo pillé.
Desde la primera escucha me di cuenta de que estaba muy equivocado de lo que los Beach Boys podían llegar a hacer. Era un disco con mucha profundidad. Todas las canciones, incluidas “Wouldn’t it be nice” y “Sloop John B” que eran más inmediatas, necesitaban varias escuchas para apreciar todos los detalles de las composiciones y la producción de Brian Wilson. Eso hizo que estuviera toda una semana sin volverlo a escuchar. Necesitaba tiempo para asimilar que lo que tenía entre manos era algo muy distinto a lo que yo me había imaginado. Así que a la semana siguiente me lo volví a poner varias veces y a la siguiente y a la siguiente…, hasta hoy que lo vuelvo a tener de fondo mientras escribo estas líneas.
Para mí, Pet Sounds, es uno de los discos que más me han influido en mi forma de componer. Brian Wilson me enseño que las melodías no solo son bonitas si tienen una línea continua que sube o baja. También las melodías que tienen muchos saltos pueden ser bellas como en “God only knows”. Por eso, desde que el Pet Sounds se introdujo en mi ser, mis melodías cambiaron y empezaron a tener muchos más saltos y a arriesgar mucho más no conformándome con la primera línea que se me ocurre. Muchas gracias Brian. Muchas gracias Beach Boys. Muchas gracias Pet Sounds.
Escucha aquí a Octubre.
Gran articulo. Me encanta que hayáis incluido opiniones de otros artistas.