Garzón
A Rumsfeld lo podríamos comparar con Acebes
Mucho más que un nombre políticamente incorrecto, Garzón es un grupo formado
por Roberto Herreros (Ladinamo), Malela (ex Nosoträsh, Le Mot) y Pepo
Márquez (The Secret Society), que a fuerza de EPs se está haciendo un hueco
en el pop independiente de nuestro país. Entrevistamos vía correo
electrónico a Roberto Herreros (voces y guitarra).
Antes de nada, felicidades por lo del FIB. El año pasado os quedasteis a las puertas de Benicàssim en aquella accidentada final del Proyecto Demo en la Sala Arena y supongo que será un auténtico lujo compartir cartel con Mozz, Pixies, Strokes, Franz Ferdinand, por mencionar sólo los grandes nombres.
Gracias. Desde luego, es un lujo, aunque me parece un poco osado decir que compartimos cartel con ellos. Digamos que tocamos en el mismo festival. Si no, también podríamos decir que hemos compartido cartel con They Might Be Giants, The Wedding Present, Iggy & The Stooges o Psychic TV por haber tocado en el Primavera Sound el año pasado. No me suena muy serio, ja, ja, ja.
Inevitablemente una de las primeras cosas que llama la atención de vosotros es el nombre de la banda. He leído que lo elegisteis en homenaje al grupo McCarthy, que su vez hacían referencia al tristemente célebre senador norteamericano protagonista de la «caza de brujas» de supuestos comunistas en los USA de la postguerra. ¿El paralelismo con el juez Garzón no es un poco desproporcionado? ¿No estamos hablando del mismo juez que encarceló a Pinochet? ¿El papel de McCarthy en nuestros tiempos no estaría reservado para nombres como Rumsfeld, Perle, Wolfowitz o Cheney?
Como decía Ana Botella, no se pueden mezclar peras con manzanas. Una cosa es un juez y otra cosa es un político. A Rumsfeld lo podríamos comparar con Acebes. Respecto a lo que comentas sobre el juez, lo único que hizo Baltasar Garzón con Pinochet fue, como dijo el Subcomandante Marcos, darle vacaciones con los gastos pagados. Ya vimos como acabó aquello. A Garzón se le da bien presentarse como paladín de la democracia, la justicia y el estado de derecho, mucha gente tiene la percepción de estar ante un juez joven y progresista, pero después muestra su verdadera cara al negarle a un porcentaje nada desdeñable de ciudadanos vascos el derecho a luchar políticamente por una causa que, guste o no, es legítima. Garzón es un juez que se inventa casi todo. Hace Derecho de autor. Él mismo ha reconocido en alguna ocasión, cuando se le ha reprochado la inconsistencia de sus autos, que es partidario de actuar primero y fundamentar después, lo cual no deja de ser una patada al Derecho en toda regla. Con la excusa de actuar contra el «entorno de ETA» (concepto difuso y eufemístico donde los haya), ha procesado a destacados pacifistas como Pepe Uruñuela -activista en diversos movimientos libertarios que, por no ser, ni siquiera es abertzale- o Sabino Ormazabal (si queréis saber más sobre la actividad de estas y otras personas en la Fundación Joxemi Zumalabe, no dejéis de leer esta interesante entrevista: biblioweb.sindominio.net/varios/voces.html>). El sumario 18/98 no sólo es un disparate, es un atropello absolutamente antidemocrático. La llamada lucha contra el terrorismo no ha sido más que un pretexto para enmascarar una persecución sin precedentes desde la dictadura contra toda disidencia.
Otra cosa que llama la atención de Garzón es vuestro compromiso con la «cultura libre». Aunque publicáis de forma tradicional vuestras canciones a través de la discográficas Grabaciones en el Mar y Yoyó Industrias, de manera paralela las colgáis en vuestra web (www.superjuez.com) para que puedan ser descargadas sin ánimo de lucro bajo una licencia de Copyleft Creative Commons, por lo que cualquiera puede disfrutar de vuestra música de manera gratuita. ¿Crees que por aquí puede pasar el futuro de la música y la solución a la supuesta crisis que tanto preconizan las grandes discográficas y la SGAE?
La música no está en crisis, en todo caso lo está la industria discográfica, y la industria discográfica no vende música, sino soportes. Que la gente haya optado por bajarse las canciones de Internet despreciando el envoltorio debería hacer reflexionar a más de uno. Es la ley de la oferta y la demanda: cuando nadie quiere lo que vendes, desapareces. ¿No querían libre mercado? En mi opinión, la industria discográfica no tiene ningún motivo para quejarse. Andrés Calamaro lo definió muy bien: «Un compacto se vende al 2000 por ciento de su valor: ¿eso es música o narcotráfico?».
Garzón es esencialmente pop pero muy alejado de actitudes contemplativas o melosas. ¿De dónde viene la energía y la fuerza nerviosa y contagiosa que imprimís en vuestras canciones?
Supongo que de nuestro pasado punk. Algunos miembros del grupo más que otros, claro, pero tengo claro que, al menos en mi caso, es algo que ha influido mucho. La idea desde el principio siempre fue hacer pop muy directo, con una formación muy sencilla y sin más arreglos que los necesarios. Creo que hay muchos grupos que tienden a darle mucha importancia a la forma descuidando cada vez más el fondo. Nosotros queremos hacer buenas canciones que se puedan defender sin más ayuda que la de una guitarra acústica, un bajo y una batería. Eso no quiere decir que a veces no nos guste meter algún instrumento más o invitar a algún a amigo a tocar en alguna canción, pero en general intentamos decir lo que queremos decir con los elementos justos y transmitirlo con energía.
Malela en la gira de Nosoträsh, tú con Ladinamo y Pepo con The Secret Society, todos los miembros de Garzón tenéis proyectos parelelos al grupo, ¿cómo conseguís compatibilizarlo todo?
Con ilusión y muchas ganas. Nuestra hiperactividad suele llevarnos a querer hacer más cosas. Malela, por ejemplo, tiene un proyecto nuevo llamado Le Mot, y desde hace unos meses forma parte de Ladinamo. Además, somos amigos, por lo que quedar para ensayar o hacer un concierto a veces también es una excusa para vernos.
Muchas nuevas bandas (Garzón, Humbert Humbert, Cohete, Jonston, Ginferno), varios recopilatorios (Madrid Terminal) y hasta un par de artículos al respecto en Rockdelux o Muzikalia. ¿Se puede hablar de una nueva ola en Madrid como en los 80?
No lo creo. Afortunadamente, en algunos aspectos hemos salido ganando: ahora no tenemos a un partido político intentando instrumentalizar ningún movimiento como ocurrió entonces. Tampoco creo que exista una escena como tal, sino una serie de grupos con algunos planteamientos comunes. La mayoría nos llevamos muy bien y hay bastante cooperación entre nosotros, es frecuente encontrar a miembros de otros grupos en los conciertos, pero no hay un sonido que identifique a los grupos que actualmente funcionan en Madrid. Mejor no le pongamos nombre y disfrutemos el momento.
Lo que es indudable es que en Madrid la música algo se mueve. Conciertos llenos, bares de Malasaña a tope, un nuevo y ambicioso festival, nuevas revistas y blogs musicales…
Sí, es un momento de cierta ebullición. Estas cosas son cíclicas. Durante años, Madrid ha sido un desierto cultural. Supongo que esa ha sido la razón principal de que hayan surgido tantos grupos nuevos, combatir el aburrimiento. Algunos amigos y yo echamos a andar Ladinamo en el 2000 por el mismo motivo.
De momento habéis publicado dos EPs, Demo y Otra Fuerza, y parece que os sentís cómodos con ese formato, ¿tendremos nuevo EP a corto plazo?
Nos gustaría, sí. Tenemos algunas canciones nuevas y nos gustaría grabarlas, pero no hay nada concretado de momento. Con todo, me atrevería a aventurar que este año habrá un EP nuevo de Garzón.
Además de en Benicassim, el próximo 10 de junio os podemos ver en el Nasti. ¿Dónde os sentiréis más cómodos tocando?
Tocar en el Nasti es tocar en casa, uno de nuestros mejores conciertos lo dimos allí, así que es previsible que ahí estemos más cómodos. Un festival siempre es más estresante, aunque luego también lo disfrutamos mucho.
Por cierto, antes de que os hagáis famosos con Benicassim, nos vemos el 10 de junio en el Nasti.
Nos vemos pues ahí. Gracias por todo y saludos a los lectores de Muzikalia.