Conciertos

David Bowie – Wembley Arena (Londres)

Después de más de 20 discos a sus espaldas y 56 años, muy bien llevados, dicho sea de paso, David Bowie todavía sigue sorprendiendo, y mucho. El pasado martes, ante 12.000 personas, Bowie ofreció un concierto prácticamente impecable, sin dejar atrás los clásicos que nos han acompañado durante años, y presentando los temas de su nuevo lp, Reality.

Una puesta en escena que recordaba mucho a la última gira de U2, con cuatro grandes pantallas, en la parte superior del escenario, que mostraban en cada momento a Bowie bajo varias perspectivas, así como a los componentes de la banda. De fondo, una pantalla gigante donde se plasmaban diferentes juegos visuales, imágenes, luces y colores al compás de cada canción. Rodeando el escenario, una gran pasarela que el Duque utilizó tan sólo en dos canciones. Y sin más artificios, empezaban a sonar los primeros acordes de “Rebel Rebel”. La inmensa multitud no ocultaba la excitación por ver al camaleónico artista.

Aplausos, gritos, todos en pie y a disfrutar del show. Se relajó el ambiente con las dos siguientes canciones, “New Killer Star” y “Reality”, de su nuevo disco, tras éstas, “Fame”, “Cactus” y “Afraid” y después uno de los momentos más emotivos, “All the Young Dudes”. El público volvió a despertar, porque, permitidme que resalte la pasividad, en general, de la mayoría del público, ante la mayoría de los temas anteriores y otros como “China Girl”, “The Man Who Sold the World” o “Changes”. Un pena teniendo en cuenta que una de las cosas que hace especial un concierto de estadio o recinto grande, es precisamente la efusividad de la gente. En fin, ya sólo con la increíble versión de “Life on Mars?” se olvidaban estos pequeños detalles ya que fue impresionante escuchar a todo el pabellón cantando al unísono una de las mejores canciones de Bowie. Sin duda, creo que este fue el mejor momento de toda la noche, simplemente mágico. Más aún cuando la canción que la precedía era “Under Pressure”, a duo con la bajista Gail Ann Dorsey, y la siguiente, otro clásico, “Ashes to Ashes”. Otros de los mejores momentos y más intensos, fueron las rockistas “Hallo Spaceboy” y “I’m Afraid of Americans”, que sonaron con mucha fuerza, sin perder la elegancia que sin duda da la voz de Bowie, con sus diferentes matices y registros. Dos canciones que ganaron muchísimo en directo fueron “The Loneliest Guy” y “Never Get Old”, del último disco, no siendo igual para “Bring me the Disco King”, algo floja y aburrida, menos intensa e interesante que en el disco, al igual que “The Motel” y “Sunday”, que no fueron de los mejores temas. Pero, a pesar de estos momentos, no se olvidó de otras grandes canciones como “Heroes”, en una versión diferente, algo más guitarrera, y el perfecto broche final, “Ziggy Stardust”.

Y lo que merece la pena destacar, es sin duda la banda. Los ya conocidos Mike Garsons a los teclados, Sterling Campbell a la batería, los fantásticos guitarristas Gerry Leonard y Earl Slick, la ya mencionada Gail Ann Dorsey y la sorpresa de la multi-instrumentista Catherine Russell. Fue muy agradable ver la compenetración de Bowie con todos y la simpatía que desprendía con ellos y con el público.

Después de las casi dos horas y media y 25 temas, el mítico duque blanco nos demostró que sigue siendo uno de los personajes más emblemáticos e importantes del mundo del rock y que reinventarse todavía es posible.

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