Conciertos

Maga – Café España (Valladolid)

El anuncio de esta minigira electroacústica de otoño ha llegado como caída del cielo. A pesar de haber demostrado sobradamente en los pasados meses su solvencia decibélica encima de los escenarios de los festivales veraniegos, uno no dejaba de tener la impresión de que la música de los sevillanos merecía distancias más cortas. Como el Café España, un coqueto local vallisoletano reservado casi exclusivamente a conciertos de jazz, con la banda y público sentados a escasos palmos de separación, mirándose directamente a los ojos.

No deja de ser sorprendente cómo las canciones de Maga tienen esa extraña cualidad lorquiana de emocionar a pesar de su complejidad poética. No importa lo arriesgadas que sean sus imágenes ni sus equilibrismos lingüísticos, porque pueden recorrer tu espalda y provocar un escalofrío sin aviso.

Además, la incorporación del teclista César Díaz (ex-Long Spiral Dreamin’) a su formación habitual de trío les ha permitido librarse finalmente del corsé de las bases electrónicas en directo y ahora respiran más libres que nunca. Una excelente noticia.

Empapados de azules, Maga comenzaron su concierto con “Como nubes a mi té” y fueron realizando un exhaustivo repaso por sus dos discos homónimos, aunque los mejores momentos fueron los extraídos del álbum negro: la perfección pop de “Un lugar encendido”, los silencios imposibles de “Elka”, la fragilidad de “Sin Manos”. Por supuesto, las melodías más familiares, como “Agosto Esquimal” o “Piedraluna” fueron arropadas por decenas de emocionadas gargantas. Los sevillanos se fueron con la caprichosa “Vacaciones de un minuto”, rompiendo varios corazones por el camino. Pero pronto volvieron para tocar “Astrolabios” (“me permito este disfraz para que no duela cuando vuelvas”) y la imprescindible “Diecinueve”, en la que se permitieron la licencia de coquetear con la bossa.

Acabado el bis, el público aún no quería levantarse de sus asientos y el cuarteto se subió por última vez al escenario para rescatar dos pequeñas gemas de su primerizo Bidimensional EP: “Medusa” y “Una Piel de Astracán”. A esas alturas, todo eran despedidas y sonrisas. Hasta pronto.

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