Conciertos

Emergencia Fest – CCCB (Barcelona)

Hay que aprovechar este tipo de eventos, que no abundan, en que por un precio irrisorio tienes toda una tarde de música, en un entorno curioso (un museo) y con un buen puñado de bandas por descubrir. El sold out demuestra que la iniciativa es buena y que no fuimos los únicos que decidimos aprovecharnos. La segunda edición del Emergencia Fest se presentaba con Dent May como cabeza del cartel y una tanda de bandas noveles como complemento.

Empezamos la tarde con la actuación de Maria Rodés (Oniric) en el Auditori del CCCB. Rodés se presentaba en formato trío y llenó el auditorio de ternura y música folk de juguete. Interpretó una preciosa versión de “Qué será, será” y tras 25 minutos que se hicieron cortísimos se despidió con un tema que construyeron a trozos allí mismo y que dedicó a su muñeca Desastre.

Casi sin pausa, Mujeres se subían al otro escenario y encaraban su set cañero y divertido que reivindica el rock de los 60 y el descaro punk más clásico. Una actuación ágil y con mucho ritmo que hizo bailar a las primeras filas y en el que presentaron los temas de su debut homónimo. Divertido cierre con “Run Run” y las chicas pidiendo besos tras el concierto.

De nuevo sin descanso, corriendo al Auditori para dejarnos sorprender por Lichens. Y allí se presentó Robert Lowe, el dueño de ese nombre artístico, con su guitarra, sus pedales y su micro, para ofrecernos un apabullante y pavoroso set de post-rock, en el que empezó con unas notas casi zen a la guitarra y acabó con una especie de trance catártico mientras su voz llenaba la sala. El público clavado a sus sillas hasta el final y la sensación de haber vivido un momento especial, pero de lo más desasosegante.

Dicen que Pony Bravo son una de las promesas de la música nacional. Sobre el escenario demostraron por qué: un set equilibrado de rock aflamencado, con unas canciones entre el experimento de guitarras y los ritmos funk del bajo y un sonido espléndido. Presentaron sus temas del Si bajo la espada no me da miedo y convencieron con la actuación más sólida de la noche. Ya sólo queda esperar qué nos traerá su nuevo trabajo.

Y así, llegábamos a la última actuación de la noche y recibíamos sobre el escenario a Dent May en formato acústico: May a la guitarra con el soporte de otro músico a la percusión (maracas y pandereta) y coros. Si ya acompañado de una banda al uso, se echan de menos algunos arreglos del disco, no es difícil deducir que en este formato íntimo, la cosa iba a perder aún más. Su debut, con el que lleva girando ya cerca de dos años, es un disco simpático y divertido, pero al quedarse tan desnudo, afloran muchas carencias compositivas.

Si a esto le sumamos una fuerte afonía (según nos contaba el propio May, acababa de pasar un catarro) es fácil adivinar que el set no estuvo a la altura de lo que se podría esperar del americano. Y eso que May le puso ganas, abrió con “Oh Paris!”, que sonó de lo más coqueta. Pero claro, la voz no estaba en condiciones y a las notas altas, no llegaba. “Howard” sonó bastante regulera, igual que “Meet me in the garden” o “College town boy”, donde hacía esfuerzos por mantener las notas. La mejor con diferencia fue “You can’t force a dance party”, que también sobresale en el disco y que hizo mover los pies a más de uno. Y mención especial a los grandísimos coros del músico de soporte. Le dio tiempo a Dent (mucho menos freak vestido con tejano y camiseta) de presentar dos temas nuevos de country, bastante sosetes, de hacer un par de bromas y de volver para un bis flojísimo con “Girls on the square”.

Así pues, buena tarde de música para descubrir, aunque el supuesto nombre grande estuviera bastante por debajo de las expectativas. Una cita para apuntar en el calendario.

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