Conciertos

Nacho Vegas + Pablo Und destruktion – Joy Eslava (Madrid)

Nacho Vegas, pese a cualquier consideración sobre su estado de inspiración compositiva, es ya un artista situado en un lugar de respeto y de admiración evidentes, tal y como evidenciaba su tercera noche consecutiva llenando la sala Joy Eslava en Madrid.
Cuando escribí sobre Resituación (14), nuevo trabajo de Nacho Vegas que no ha dejado a nadie indiferente, dividiendo a crítica y seguidores entre firmes defensores -yo entre ellos- y detractores, una de las palabras que utilicé para definirlo, fue la de coherente. Pues en su defensa en vivo, es igualmente aplicable el objetivo.
Su interés por plasmar la situación convulsa a nivel social en que vivimos inmersos, provocó un carpetazo a cal y canto a sus dos obras más íntimas, Actos Inexplicables (01) y El Manifiesto Desastre (08) -mis dos preferidas, por cierto-, de las que no asomó ni un solo tema. Igualmente, cuando miró más atrás, lo hizo de forma puntual a través de un par de temas «Gang Bang» y «Nuevos planes, idénticas estrategias», del todo adscribibles a su reconocible posicionamiento artístico actual.

Un concierto centrado pues en el nuevo cancionero, del que sólo quedaron fuera la instrumental «Indefensos», «Un día usted morirá» y «Luz de agosto en Gijón» -la canción más intimista de Resituación, y, también, la que más me gusta-, que sonó llevado por una ejecución limpia, profesional y rigurosamente precisa.
Y es que, si algo ha ganado Nacho Vegas y su fenomenal banda de directo con los años, ha sido en la faceta interpretativa. Ni un pero se le puede achacar a una puesta en escena soberbia y sentida que no conoce error ni brecha apreciable; sirvan preciosos ejemplos como «Rapaza de San Antolín» o «Ciudad vampira» de prueba palpable. Bien es cierto que, como fan, cada cual, podrá hacer sus conjeturas o apreciaciones por el cancionero elegido, esta vez sin ninguna sorpresa destacable fuera de guión y obviando temas inmortales que han convertido al asturiano en quien es, pero que, si pensamos un poco, nada pintan en esta «resituación» artística y personal.

Destacar como novedosa, la inclusión en vivo de dos guitarristas, lo que permitió a Nacho centrarse exclusivamente en cantar en algunos temas, prescindiendo de cualquier instrumento en sus interpretaciones más de una vez. Su trabajo fue notable y dotaron de un cuerpo fornido a temas como «Actores poco memorables», «Adolfo Suicide» o «Cómo hacer crac». La aparición en escena de una representación del Coro Maravillas hizo que sonaran en toda su expresión «Polvorado» y «Runrún», festiva la primera y fervorosa la segunda.
Indicar que, pese a la tendencia de denuncia y de exposición de miserias colectivas, fue, curiosamente, a través de la aparición de dos de sus temas más personales y sentidos, «Taberneros» y «La gran broma final», ambos contenidos en La Zona Sucia (11), disco que supone el inicio de su etapa menos narrativa y confesional, los que sonaron más emocionantes e indiscutiblemente grandes.

Antes, la gran sorpresa para aquellos que no le conocíamos, la había protagonizado Pablo Und destruktion, que, por cierto, salió en el bis de Nacho Vegas a cantar junto a él el himno minero asturiano de Santa Bárbara. Paisano y amigo del protagonista, abrió la noche con un concierto catártico, pleno de letanías sangrantes a las miserias de los tiempos, sostenido por un armazón musical sólido y musculado que, igual recordaba a Javier Corcobado o a Nudozurdo que a Nick Cave e, incluso, a God Speed You Black Emperor!
 

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