Future Islands + Celebration – Sala Razzmatazz (Barcelona)
Después del desastroso solape de los americanos con St. Vincent y Neutral Milk Hotel en el pasado Primavera Sound (y su decepcionante set), estaba claro que el concierto de Future Islands con el que Razzmatazz daba el pistoletazo a salida a la celebración de su aniversario, iba a ser uno de los eventos indiscutibles del otoño.
Así pues, la sala ya presentaba un aspecto animado cuando Celebration se subieron al escenario. Vecinos de Baltimore y compañeros de sello de Future Islands, la banda de Katrina Ford y Sean Antabaitis desplegaron lo que debería haber sido una particular mezcla de post-punk y dream pop. Pero tuvieron un sonido tan horrible que acabó siendo poco más que un revoltijo de ruido y pandereta con una voz chillona que simplemente se adivinaba ahí a lo lejos.
Con quince minutos de retraso se subieron al escenario Samuel T. Herring y los suyos, recibidos por un público que ya estaba rendido antes de que sonara una nota. Abrieron con «Give us the wind» (de su disco On The Water de 2011) y ni siquiera el artificioso dramatismo de Herring escondía la torpe monotonía del tema. Es algo que les fue ocurriendo a lo largo del concierto, que salpicaron de temas más lentos que no acabaron de encajar y lastraron los momentos más brillantes y arrolladores.
Porque en directo los temas se desembarazaron de la apariencia inofensiva que tienen en disco para mostrarse en una versión mucho más energética e intensa. Canciones tan amables del Singles como «Back in the tall grass», «Sun in the morning», «A dream of you and me » o «Doves» lucieron sobre el escenario vigorosas y alejadas del sonido New Order que tienen en su versión de estudio. También los temas de sus trabajos anteriores ganaron brío y potencia. «Walking through that door» o «Balance» (ambas de su segundo disco, In Evening Air) convirtieron la sala en una impetuosa y sudorosa celebración.
Como era de esperar, «Seasons (Waiting on me)» y «Spirit» fueron los temas estrella, como también lo son en el disco, despertando la euforia entre el público y arrancando coros ensordecedores. El protocolario bis lo abrieron con las festivas «Tin Man» y «Vireo´s eyes» (de In Evening Air) para cerrarlo, casi de forma improvisada, con la bonita «Like the moon» (la última que les quedaba del Singles).
Y entonces llegamos a Herring. Ese anti-frontman del que es imposible escribir una crónica de Future Islands sin hacerle protagonista absoluto de todo lo que pasa sobre el escenario. A pesar de esa apariencia de anti-ídolo, la presencia escénica de Herring es enorme, su gestualidad, infinita. Y más en comparación con sus apáticos compañeros de banda. Melodramático, histriónico, pasional, hiperactivo, singular y algo payaso, Samuel T.Herring se cargó a sus espaldas el peso del espectáculo, con su intensidad brutal y su encanto primitivo. Al salir del concierto era imposible no preguntarse qué sería de Future Islands si no tuvieran un líder tan carismático y peculiar. Y me parece que la respuesta es fácil.