The Shining – True Skies (sony)
Coge una voz a lo Liam Gallagher, mézclala con el más puro sonido Stone Roses, añádele unos toques de The Verve, y espolvorea unas guitarras cañeras, con reminiscencias del rock setentero, y ¿qué tenemos? The Shining, la penúltima sensación en el Reino Unido. The Shining es un quinteto, en cuyas filas se encuentran dos antiguos compañeros de Richard Ashcroft en The Verve, el bajista Simon Jones y el teclista y guitarra, Simon Tong. Los otros tres componentes son Dan MacBean, guitarra principal, Mark Heaney, batería, y un jovencísimo vocalista de 22 años, Duncan Baxter.
True Skies, el álbum debut de este quinteto, está formado por 12 temas complejos, con arreglos muy cuidados y en los cuales hasta el más mínimo detalle está bajo control, que demuestran que esta banda está formada por grandes músicos con mucho mundo detrás suyo. La producción, que ha corrido a cargo de Youth, es impecable.
El disco se abre con el que fue el primer single del grupo, «Quicksilver», un tema contundente y agresivo, una buena manera de llamar la atención y de desmarcarse de las bandas que desde hace unos años, en plena decadencia del mal llamado ‘brit pop’, están proliferando como posible salvación de la música que se hace en las islas. Aunque si nos imaginamos este tema algo más lento, podría pasar perfectamente por una canción de Oasis. Y podemos encontrar más temas de este tipo a lo largo del disco, del cual caben destacar, a parte de éste, el actual single, «I Wonder How», con unas guitarras y samples iniciales que dan una sensacion de viaje cósmico, y el segundo, «Young again», un precioso himno con tintes sensiblemente «vervianos». El resto de temas oscilan entre el medio tiempo y la immediatez, en cualquier caso caracterizados por guitarras potentes y baterías peleonas, que los alejan del sonido propiamente británico y los acercan más al rock.
En resumen, True Skies un disco directo no tan accesible como puede ser un grupo de pop propiamente dicho – como resultaban The Verve -, que probablemente no servirá para darle un impulso definitivo a la música británica, acusada de estar en baja forma en los últimos tiempos, pero en todo caso, muy bien hecha y con sentimiento.