Picastro – Become Secret (Monotreme Records)
La banda de Torono Picastro, sigue cimentando su carrera en el folk vanguardista más lánguido y melancólico y entrega, en el cuarto trabajo de su carrera, un disco turbador con atmósferas oscuras levantadas sobre la base de un piano fantasmal y una guitarra pesarosa. Y por supuesto, la voz de Liz Hysen, como una Cat Power gótica, abriéndose paso entre arreglos de viento de aires clásicos y un ritmo lento y apesadumbrado. Las influencias líricas tomadas del Cormac McCarthy más apocalíptico y esas historias bíblicas acerca de catástrofes devastadoras, pero conservando su punto de humanidad y belleza.
Para este Become Secret, Hysen se ha acompañado de las voces de grandes cantantes como Tony Dekker (Great Lake Swimmers), Brendan Massei (Viking Moses), Colleen Kinsella (Fire on Fire, Cerberus Shoal) o John McIntyre, consiguiendo bonitos pasajes con contrapuntos vocales acertados en temas como la mínima “Suttee” (homenaje directo a McCarthy) o en la canción que abre el álbum, “Twilight Parting” (y que la voz de Dekker convierte en uno de los momentos culminantes del disco). Aunque durante todo el disco estas voces permanecen en un segundo plano, apareciendo sólo de forma ocasional y siempre con esa forma desapasionada de cantar que caracteriza a Liz Hysen.
Y aunque este Become Secret es un disco inhóspito y cadencioso, no es triste ni depresivo. Se trata más bien de un estilo entre inquietante y enigmático de explicar historias, donde a veces las letras son simples frases repetidas como un mantra y otras veces son intrincadas, insinuadas o amenazadoras. Pero que contiene momentos de indudable belleza como “Pig and sucker” o “Neva”. O la preciosa “The Stiff”, tal vez la menos experimental, que cierra el disco. Eso sí, de una belleza especial, desgarradora por momentos, y nada frívola.
Es este un disco que puede gustar a los que disfrutan con Godspeed You! Black Emperor o Come, aunque también es un trabajo que de tan arisco peca a ratos de monótono y en el que se echan de menos algunos temas realmente destacables, de esos que tras la primera escucha se quedan rondando en la cabeza. Pero es un ejemplo perfecto de cómo la belleza puede ser embriagadoramente dolorosa.