Yann Tiersen – Dust Lane (Mute/Pias Spain)
Tras un concienzudo y amplio estudio estadístico realizado entre algunos de mis familiares y amigos, puedo desvelar que las dos respuestas más recurrentes ante la pregunta “¿Quién es Yann Tiersen?”, son: (A) Sí hombre, el de la banda sonora de Amelie, y Good Bye Lenin y (B) Joder, macho, ¿no sabes quién es Yann Tiersen? [Aunque sean incapaces de tararearte ni un solo estribillo o darte el nombre de uno de sus discos si les insistes un poco más]. Y es que Yann Tiersen es uno de esos compositores polifacéticos del que todos hemos escuchado algo que normalmente somos incapaces de describir, aunque seamos capaces de reconocer, en cuanto escuchamos unos pocos acordes.
Si obviamos la cultura popular, e indagamos en la cultura de la red, posiblemente podríamos encontrar alguna descripción tipo… Compositor versátil y músico especializado en infinidad de instrumentos entre los que destacan los de origen popular francés, ampliamente utilizados en su obra. Conceptual, experimental y neo-clásico, posiblemente lo que mejor defina al francés sea la belleza de sus canciones y su capacidad para generar ambientes, situaciones y sentimientos a través de la música, siendo por ello sus bandas sonoras, sus obras más reconocidas.
Pues bien, señoras, señores… ¡YANN TIERSENN HACE MÁS COSAS QUE BANDAS SONORAS! Y Dust Lane, es un puñetazo sobre la mesa, para reivindicar su propia música.
Su sexto trabajo de estudio, llega finalmente a las tiendas después de cuatro años de silencio y doce meses de intensa rumorología, que finalmente acabaron el pasado mes de octubre. Ocho canciones, íntegras en inglés y con una duración total de más de tres cuartos de hora, que en la primera canción te atrae, en la segunda te entusiasma, y partir de la tercera comienza a tomar rasgos de disco inmortal.
Decía Ortega, “yo soy yo, y mi circunstancia”, pues bien, puede que este camino polvoriento sea el mejor símil musical que se pueda hacer a la célebre frase del filósofo español. Y es que cuando uno conoce que la apasionada y melancólica mirada atrás que supone el disco, no es baladí, sino que es consecuencia de la pérdida consecutiva de su madre y de su mejor amigo, hasta al más rudo se le encoje el corazón, y cantidad de sonidos, ideas y letras inconexas empiezan a tomar sentido, y a unirse de manera veloz como si de las últimas piezas de un puzle se tratase. Dust Lane, nos presenta una sinfonía completa, inquebrantable e imposible de desordenar, que te sosiega con una introducción marca de la casa que hace función de sedante, para atravesarte el corazón con el tema homónima al álbum, cargado de voces del más allá, sonidos intrigantes, y una envolvente rítmica y sonora que va incrementando su intensidad hasta hacerse dueña y señora de todo el ambiente.
Es entonces, una vez muerto y trasportado por la barca de Caronte, cuando las tinieblas del comienzo de “Dark Staff” desaparecen y los terrenos de Hades se hacen nítidos y fríos a través de los sonidos metálicos, los chillidos agónicos, y los silencios inquietantes de la segunda mitad de la canción, y de las oscuras “Palestine “ (obra imprescindible) y “Chapter 19”. Un punto y seguido que da paso al dramático comienzo del sexto corte, cuando el señor Tiersenn confirma fielmente que cree en la resurrección, o al menos en ésta a través de la música, pues “Ashes” no se puede entender de ninguna otra forma que no sea como un paso firme de la muerte al paraíso, con coros angelicales de bienvenida incluidos. Ya desde las alturas, ”till the end” (más de siete minutos que bien podría haber sido grabado en el monasterio de Silos) parece despedirse del álbum y ser la pacificadora y celestial despedida, pero está claro que Tiersenn no es un amante de los finales “made in Hollywood”, y deja para el final un intencionado “fuck me”, que vuelve a los orígenes del disco, y que no es sino una cruda declaración de intenciones sobre el olvido, sobre vivir el momento y sobre el amor cantado en su modo más tierno y explícito, intercambiando “…love me, love me, love me… you make me love again” con “…fuck me, fuck me, fuck me… you make me come again” (“ amame, amame, amame, tú haces que vuelva a amar” con “follame, follame, follame, tú haces que me vuelva a correr”).
Sin duda alguna imprescindible, sin duda alguna, unos de los discos del año.