PJ Harvey – Let England Shake ( Island Records)
De entre todas las noticias relativas a la publicación de este disco hay una particularmente curiosa. Según se ha informado el Museo Imperial de Guerra británico está considerando ofrecer a PJ Harvey convertirse en, digámoslo así, la “cantante oficial” del museo.
Este cargo, de producirse el acuerdo, le permitiría ir a visitar a las tropas, incluso aquellas desplegadas en zonas en conflicto, viajar a escenarios de batallas históricas y componer nuevas canciones que el museo pueda usar. Según ha asegurado un portavoz, las letras del disco, enteramente dedicadas en mayor o menor medida al fenómeno bélico, han calado muy hondo entre sus miembros aún cuando, o precisamente por ello, no se corta en ofrecer la peor cara de los desastres de la guerra.
¿Qué significaría este acuerdo, aparte de loar el buen gusto musical de los miembros del museo? ¿Veríamos una foto de la PJ montada a lomos de un tanque Challenger rememorando esa icónica foto para la derecha británica más rancia donde aparece la Thatcher, con pañuelo en la cabeza y expresión de abuela en la panadería, en la torreta de un vehículo blindado? ¿La enviarían a cantar «In the Dark Places» para un encallecido comando británico de los SAS en las montañas de Tora Bora? Y sobre todo lo más importante ¿No era éste un disco anti-bélico?
La verdad es que a los británicos se les podrá acusar de muchas cosas pero nunca de desconocer la prevalencia del gris sobre todos los colores. Los miembros del museo entenderán que aunque la guerra sea una de las peores experiencias que alguien puede vivir, no por ello hay que olvidar su historia y no homenajear a los hombres y mujeres que tuvieron que participar en esa experiencia. Y es que a su manera tan personal, otra vez con una exquisita nueva piel para la vieja ceremonia, la de Dorset repasa muchos de los conflictos que la Gran Bretaña ha luchado en los últimos cien años. Desde las playas de Gallipoli a las calles de Basora. Pero aquí no se retrata la guerra como conflicto social, sino como experiencia personal. Y sobretodo con la amplitud de miras suficiente para no atreverse a juzgar a nadie más allá de los que se sientan aludidos. Por supuesto uno no puede dejar de pensar que se nos han dicho muchas más cosas de las que aparecen en las letras. Se puede concluir que en este disco la guerra es la continuación de PJ Harvey por otros medios.
La verdad es que más allá de anécdotas y pies de página es un privilegio ser espectador de una carrera como la suya. De alguien que hacía discos como catedrales cuando uno todavía no estaba al día en esto de la música y que ahora, tras haber visto tantos auges y caídas de periódicos mesías y presuntos renovadores de la música, saca un disco que, de nuevo, insisto en lo de “de nuevo”, se merienda los últimos trabajos de lo más granado de cualquier cartel festivalero de postín. Su mejor disco desde el no sé cuantos o si es el mejor de todos me da exactamente igual. No hará que guste más o menos. Sencillamente otro gran, gran disco de PJ Harvey.
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