Suede – The Best Of (Sony Music)
A finales del pasado año apareció el doble recopilatorio The Best Of Suede, aprovechando el exitoso regreso a los escenarios de la banda británica y antcipándose a las completísimas reediciones de sus cinco discos de estudio publicadas recientemente.
El primer compacto alberga prácticamente idéntico contenido que el anterior recopilatorio del combo aparecido justo antes de su separación, y al igual que Singles (2003), compila los sencillos extraídos a lo largo de la carrera de los londinenses obviando el orden cronológico.
En 1992 la banda se presenta orgullosa en base un debut homónimo, Suede (1992), que incluye las imperecederas “The Drowners”, “Metal Mickey”, “Animal Nitrate” y “So Young”, desatando la brutal sexualidad y el glamour decadente de la inspirada dupla compositiva formada por el vicioso y andrógino Brett Anderson y el reflexivo y virtuoso Bernard Butler tras la guitarra.
La edición de Stay Together (1994) ejerció como nexo de unión entre primer y segundo largo, anticipando las cualidades que se desatarían en éste último con una bellísima pieza épica de complejo desarrollo, además de sobresalientes acompañantes completando el single.
Dog Man Star (1994) mantuvo referentes aumentando significativamente la ambición de sus artífices hasta construir una obra atemporal, con instrumentación clásica acompañando los enrevesados pasajes imaginados por Butler antes de abandonar la formación para siempre. El momento óptimo de Anderson como escritor y vocalista propició la obra maestra del por entonces cuarteto, dejando para la historia uno de los mejores discos británicos de los noventa gracias a himnos como “We Are The Pigs”, “New Generation” o la cinematográfica “The Wild Ones”.
Tras la marcha del guitarrista original pocos apostaban por la continuidad de Suede, pero el fichaje del jovencísimo Richard Oakes funcionó y el ahora quinteto (también se une el bello Neil Codling tras los teclados) se reinventa a sí mismo para, manteniendo vigente su identidad, encajar a la perfección en la exitosa corriente de la época con Coming Up (1996). Brett Anderson muestra una voz afilada en celebradas tonadas ya tradicionales dentro de la etapa gloriosa del Britpop, con el incuestionable conjunto de cinco singles sucesivos formado por “Trash, “Beautiful Ones”, “Saturday Night”, “Lazy” y “Filmstar”.
Head Music (1999), por el contrario, resultó un álbum relativamente irregular que a cambio contenía erguidas canciones para corear a voz en grito en los directos, idóneas para los movimientos de cadera del carismático frontman. La explícita «Can´t Get Enough”, «Electrity» y las delicadas “She’s In Fashion” y “Everything Will Flow” terminaron inevitablemente convertidas en clásicos del grupo sobre el escenario.
A New Morning (2002) fue el canto del cisne de la formación, a pesar de ser el álbum más cuestionado de su carrera por un carácter introspectivo que choca con cierta frivolidad y un explícito optimismo inédito hasta la fecha. Para la ocasión se rescata únicamente “Obsessions” tras desestimarse la resplandeciente “Positivity”.
El segundo disco de The Best Of (2010) presenta una colección de composiciones seleccionada entre sus tres primeros trabajos, con especial fijación en Dog Man Star (1994). Canciones excusadas como singles en su momento pero igualmente imprescindibles para entender la esencia de la banda. Tal es el caso de “Pantomine Horse”, “This Hollywood Life”, “By The Sea”, “Heroine”, “The 2 Of Us”, “Still Life” o “She” entre otras.
Este compacto adicional se completa con algunas de las espléndidas caras B firmadas por el grupo –compiladas previamente en el indispensable Sci-fi Lullabies (1997)-, manteniendo siempre el nivel compositivo e incluso superando en ocasiones a aquellas seleccionadas para completar los discos de estudio. Se trata de míticas entregas como “My Dark Star”, “Europe Is Our Playground”, “My Insatiable One”, la desgarradora “The Living Dead”, “Killing Of A Flashboy” o “The Big Time”.
Ambiguos y dramáticos, nocturnos y excesivos, vanidosos y soñadores. Suede fueron capaces de asimilar respetuosamente la herencia de compatriotas inmortales como The Smiths, David Bowie, T-Rex o Queen para actualizarla y alumbrar su propio estilo con anormal capacidad para emocionar o celebrar según demanda, conservando en todo momento una elegancia suprema que el paso del tiempo ha demostrado incorruptible.