Discos

Dawes – Stories Don´t End (Red General Catalog / HUB Records)

Ay, las expectativas. Esa amante esquiva. Todo está en las expectativas, en realidad. No intentes escapar a ellas porque, aunque elijas no tener expectativas, en realidad has elegido tenerlas en su mínima expresión. No hay salida. Tampoco con este disco, que saluda a la multitud al abrigo de su antecesor. A la sombra de su antecesor, más bien. Stories Don´t End no puede evadirse de todo el rastro de cosas buenas que dejó tras de sí Nothing Is Wrong en su afortunada aparición pública. Y que no todas fueron necesariamente música.

Pero lo cierto es que Nothing Is Wrong era (y es) un monumento al que ir a visitar y sacarle brillo todos los días. El monumento a Washington de la americana, la puerta de Brandenburgo del folk-rock sureño. Sin embargo, con Stories Don´t End, Dawes se desvían un poco del camino. Su tercer disco es muy diferente a sus predecesores, ya que, entre otras cosas, reduce el nivel de protagonismo de las guitarras para dárselo al teclado. No busquéis una «Fire away» porque, por suerte o por desgracia, «Fire away», con su emocionalmente demoledor final, sólo hay una. Tampoco esperéis encontraros con la continuación, con las mismas guitarras ásperas y llenas de arena y salitre secados al sol de Los Angeles, de «Time spent in Los Angeles» of «If I wanted someone». Tampoco.

Lo de Dawes en este disco es más pop. Y no hay porque rasgarse las vestiduras. Es más pop en detrimento del rock, claro. La banda de los Goldsmith ha optado por una producción mucho más meticulosa;  de la mano de Jacquire King (Tom Waits, Kings of Leon, Norah Jones), han cambiado California por Carolina del Norte; todo esto ha hecho que probablemente tengamos un disco más profundo y rico, pero también ha conseguido, en el reverso de la moneda, que uno pierda un poco de ese sentimiento que provocaba Nothing Is Wrong y que no era otro que el de abrazar algo que, en realidad, era uno mismo. Stories Don´t End es más bonito, seguro. Es un mejor producto. Pero, como canta Taylor Goldsmith en uno de los medios tiempos, el disco deja por momentos la sensación de que «han perdido el contacto» con el que el que está al otro lado.

A pesar de las maravillas de artesanal producción («Just beneath the surface», «Bear witness», «Side effects») y de que es un hecho que el mayor de los Goldsmith canta realmente bien («Just my luck», «Something in common» o la fantástica «Stories don´t end»), servidor sólo puede aferrarse como un descerebrado a los momentos con los que comparte ADN vital. «Someone will», la actualización tranquila y elegante de «Coming back to a man», «From the right angle» y «Hey lover» (la revisión de «How far we´ve come») muestran la mejor -no del todo nueva- cara de Dawes; todas, por cierto, con su hueco para los solos de guitarra. Pero son «From a window seat» y «Most people» las que deberían llevarse todas las miradas. La primera porque, además de ser una píldora que te pone a bailar desde el piano inicial, es la mejor versión de los Dawes actualizados gracias, sobre todo, a la perfecta harmonía entre teclados y guitarras; y la segunda porque, además de tratarse de otro ejemplo de lo anterior, tiene un estribillo aparentemente inofensivo y un juego de voces hacia el final que resultan ser como un soplido que le quita el polvo a una vieja foto. Y, aunque a ambas les falten más segundos de solo de guitarra, son fantásticas.

Al final, Stories Don´t End es otro tanto a favor de Dawes. Diferente, pero no demasiado lejos de su antecesor a pesar de que juegan en ligas diferentes.

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