Havalina – Islas de cemento (Origami Records)
La gloria de Havalina es habitar en espacio inclasificable y muy único, ya que a veces los guitarrazos de Manuel Cabezalí pueden sonar demasiado estridentes, otras veces las atmósferas de tranquilidad pueden llevar a senderos de acogedora paz, y justamente este octavo material ejemplifica su gracia; Islas de Cemento es lo que habita entre el Stoner Rock de Berri Txarrak y el arquetipo alternativo de Sr. Chinarro.
Sin espacio para dubitativa, Cabezalí ha encontrado un sonido que en cada material parece ser llevado a un paso después, y para Islas de Cemento por momentos es arrastrado a un lugar donde las cuerdas de la guitarra son rasgadas hasta tronar, retomando la agresividad que caracterizó H, pero ahora al grado de lo desquiciado.
Por otro lado, los temas que dispensan de la distorsión, específicamente «Ya va siendo hora» y «Ulmo» son claro ejemplo que el ‘sonido’ de Cabezalí al que se refiere, no va solo sobre su guitarra sino también de su voz, que aunque no sea principal protagónico, es la clave para la perfecta armonía que a veces acoge como el amor, y otras no transmite más que melancolía, ¿qué faceta de Havalina es mejor? Ambas están logradas al punto de ser difícil escoger una sin caer en parcialidades o favoritismos personales.
Desde que la banda tomó el giro en 2008 para dejar de ser «Blu» y cantar en español, su sonido a estado perfeccionándose y moldeándose en pasajes más oscuros para llegar a la majestuosa y corpulenta bestia que son hoy día, que arremete como un toro pero al cantar es de voz dulce como un canario, sin hacer mención en la meticulosa selección de títulos y versos en cada canción de esta placa brillan con una luz propia aunque se estén basados en el libro «Manual para conductores borrachos» del hermano de Manuel.
Otro álbum impecable por parte del trío que, aunque su naturaleza musical tanto estridente como inclasificable les dificulte el paso a las grandes marquesinas o esferas masivas, es un proyecto que a quienes crucen en su camino encontrarán un refugio sónico en que los humores de un extremo a otro conviven elocuente y elegantemente.