Kurt Vile – Bottle It In (Matador/Popstock!)
Kurt Vile debió de verlo bastante claro allá por 2008, cuando decidió abandonar un grupo con evidentes posibilidades de triunfar como eran The War On Drugs para centrarse en su carrera en solitario. Una confianza en sí mismo que se vio recompensada tres años después con la solidez de su cuarto largo, Smoke Ring For My Halo (Matador, 11), sucediendo a tres discos de repercusión menor. Un trabajo aquél en el que Vile definía definitivamente su estilo, luciendo en esplendor unas maravillosas especificidades que no ha hecho sino refrendar desde entonces. Se trata de ese indie-rock con querencia por el folk y Lou Reed que ha protagonizado otros discos tan notables como Wakin On A Pretty Daze (Matador, 13) y B’lieve I’m Goin Down… (Matador, 15), además de ese trabajo conjunto firmado junto a otra personalidad fuerte como la de Courtney Barnett en Lotta Sea Lice (Matador, 17).
Justo un año después del lanzamiento de esa referencia compartida, el de Philadelphia presenta un trabajo que, si bien mantiene ese pretendido (y en realidad medido) aspecto de baja fidelidad, bien podría ser la obra más ambiciosa (y de paso complicada para el oyente) firmada por el músico hasta la fecha. También es la prueba de que el autor se encuentra seguro, con éste completando un elepé extenso y desarrollado a fuego lento. Es por eso que Bottle It In (Matador, 18) no es un conjunto del todo fácil, sobre todo en sus primeras escuchas, tras albergar un total de trece temas y ochenta minutos de música, incluyendo tres cortes que rondan los diez minutos de duración y varios que superan los cinco minutos. Sin embargo, ésta parece la obra de un autor convencido y que, ocupando ya una posición preferente, puede permitirse remar contra la tendencia vigente del consumo rápido. Sobre todo porque el norteamericano ostenta un talento fuera de lo común, que lo ampara a la hora de crear unas canciones que, una vez convertidas en familiares, vuelven a envolver con todo su encanto implícito.
El aspecto despreocupado de las canciones contrasta con la valía evidente de temas como la inicial “Loading Zones”, “Check Baby”, el single “Bassackwards” o una “Come Again” que incluso recuerda a José Gonzalez. También destacan la casi country “One Trick Ponies”, el desparpajo de “Yeah Bones” o la introspección de “Bottle It In”. El músico tiene un estilo tan personal que resulta ya inconfundible, en un logro que reafirma con las especificidades de la presente referencia. Al igual que sucede con los mencionados predecesores, éste es un álbum de esos que pueden escucharse cientos de veces sin llegar a cansarse de su contenido, y que podrá ser recuperado dentro de diez años y mantendrá intacta su capacidad para ensimismar. Ése es el poder principal de Kurt Vile, su mayor valedor, y también seguramente el argumento que le ha valido para arriesgar de manera adicional con la que hasta hora es su última entrega.
Escucha Kurt Vile – Bottle It In
el disco está guay, el otro día en madrid el concierto me defraudó un poco