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Trajano! + Homegirl + Segunda B (Sala Maravillas) Madrid, 27/04/19

La jornada de reflexión electoral, como los demás días de nuestra vida, la música nos acompañó invariablemente. En este caso además, el colofón sería acudir a un triple cartel de la mano de Proyecto Waikiki que conmemoraba los dos años de vida de nuestro medio digital compañero Segundo Premio, especializado en propuestas emergentes.

El lugar elegido para celebrar la onomástica fue la mítica Sala Maravillas, aquella que desde tiempos casi inmemoriales nos vio asistir al nacimiento y posterior auge del llamado –con reservas siempre por las connotaciones que adoptó después- sonido indie.

Los, a un tiempo, veteranos y noveles Segunda B –revelador nombre- fueron los encargados de abrir la velada. Nacidos de las cenizas de los extintos El Coleccionista (en esta casa llegamos a reseñar su segundo EP publicado en 2012 Superucraniana), Segunda B defendieron un sonido que, si bien hace años pudiera pecar de generalista, con los cambios que ha experimentado el ecosistema de la escena independiente, podríamos afirmar que fue el más personal de la noche.

Más afilados y compactos que antaño, en gran parte por la inclusión de guitarra eléctrica en vez de acústica y de batería, ofrecieron un directo pleno de oficio en el que sorprendió más de una canción aún sin título según palabras de su vocalista y una versión de “8” de Los Planetas, convenientemente modificada como para resultar plena de interés.

Les siguieron sobre las tablas Homegirl, trío que bebe de las fuentes del recuperado sonido shoegaze y de la herencia Madchester, recordando por momentos a los añorados Automatics. Curiosamente versionaron también a Los Planetas, con una soberbia relectura de “La guerra de las galaxias”, exultante de electricidad y nervio. Otra versión, en este caso de “Más o menos bien” de los indispensables El mató a un policía motorizado, puso fin a su sorprendente show.

Y cerrando la fiesta, los protagonistas, unos más que eficaces Trajano!, expandiendo su arisco a la par que bailable post-punk de raíz invasiva, en una actuación que fue claramente de menos a más, destacando pequeños grandes himnos como “Las nieves del Kilimanjaro” o “El último hombre del mundo” .

Concluyendo, un cartel equilibrado y variado; revelador, en una palabra, a la hora de demostrar la rica variedad de nuestra escena nacional más allá de ese indie mainstream tan dañinamente épico.

Fotos: David Valentín

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