Sault – Untitled (Rise) (Forever Living Originals)
Es un poco difícil abarcar algo tan grande. Tan sólo 12 semanas después del sencillamente INMENSO Untitled (Black is), del que ya dio cuenta en esta web el compañero Víctor Terrazas, salía este Untitled (Rise). Dos discos en un año (y cuidado que aún queda algo de tiempo para que sorprendan con otro) que se añaden a los dos que ya sacaron el año pasado -titulados simplemente 5 y 7- dando forma a uno de los grandes misterios de la música popular actual.
El quién forma esta banda, concepto, proyecto o como se le quiera llamar, porque eso tampoco es que esté muy claro, es algo que sus protagonistas se esfuerzan sobremanera en ocultar. Lo importante aquí, por tanto, no son las caras, es el mensaje. Un mensaje alto y claro que entremezcla el poder liberador y comunicador de la música -la música negra- con una serie de temas candentes de los que quien quiera que esté detrás de todo esto, siente que debe hablar.
Pese a los deseos de sus protagonistas, mucho se ha especulado acerca de la identidad de este colectivo. Lo único claro es que detrás de todo, o mucho, de lo que aquí suena está el productor británico Inflo (responsable de, entre otros, los últimos discos de los muy laureados Michael Kiwanuka y Little Simz), pero últimamente aparecen junto a él los nombres de la cantante londinense de r’n’b Cleo Sol y la rapera de Chicago Kid Sister, pero no da la impresión que tampoco esto pueda destapar el complejo entramado que con toda probabilidad debe subyacer detrás de tal cantidad de música y mensaje.
No obstante, con todo esto de los juegos de quién es quién, nos apartamos de lo que realmente importa, que es precisamente el motivo de que todas esas identidades permanezcan ocultas. De la razón de ser, en un sentido político y sociológico, del anterior disco, el mucho más competente que yo en esas lides Víctor Terrazas ya dio razón en su reseña, aquí parece que esa preocupación por dar voz al movimiento Black Lives Matter subsiste, pero hay una orientación más hacia la vertiente estrictamente musical.
La pieza central de este conjunto de nada menos que 15 canciones es un “I just wanna dance” que explica a las claras el leitmotiv de todo esto: la música, el baile, es vida. Es la forma de hermanarnos, de olvidar los problemas que nos asolan, de completar -aunque sólo sea durante el tiempo que dura una canción- la difícil tarea de convertirnos a todos en uno. Para ello, utilizan una mezcla de géneros y estilos que van desde el afrobeat al funk, al house, al boogie ochentero, al post-punk o al soul, todo en un mismo paquete y servido de una forma frenética, tribal, totalmente desinhibida. De esta forma proclaman a los siete vientos que la comunidad negra no debe tener miedo. Su fuerza se muestra en el baile. Y es irresistible.
Es increíble, pero la entidad Sault vuelve así a completar un trabajo descomunal. Un caleidoscopio musical que va mucho más allá de cualquier cosa que pueda escucharse por ahí, incluso las más pretendidamente relevante. La sucesión de detalles, de sutiles arreglos, la concatenación de aciertos en formato canción, es sencillamente increíble. Si en Untitled (Blak Is) teníamos, entre otras, la increíble “Wildfires” -sin duda candidata a mejor canción de este año-, en éste no van en absoluto a la zaga: la envolvente “Fearless” podría ser su perfecta sucesora, una de esas irrenunciables invitaciones al baile que uno no encuentra de forma tan frecuente por ahí.
Pero es que hay más: el post-punk africanista de “The begginning and the end” y su soflama socio-política lanzada a gritos por encima es tan trascendente como lo es la necesaria, tan escalofriante como bella, “Scary times” o la perfecta rúbrica final en clave soul que es “Little boy”. Pero para no alterar el sentido de comunidad que nos quieren inculcar, lo que realmente conviene aquí es escuchar el disco en su totalidad, una y otra vez. Envolvernos en su maravillosa ambrosía, en un poder comunicativo que pocas obras, realmente, han logrado tener en mucho, mucho tiempo.
Me atrevería a decir que este, junto a los otros tres álbumes que le acompañan en la ya nutrida -en tiempo récord- discografía de Sault, es uno de los más trascendentales productos discográficos aparecidos en más de 10 años. Obviamente, eso lo confirmará el tiempo, no éste que suscribe, pero desde luego nadie debería quedar indiferente ante el impresionante legado que está dejando atrás este colectivo, casi como si, exagerando un poco-bastante, juntáramos Blue Lines, London Calling, Songs In The Key Of Life y What’s Going On y los barajáramos a ver qué pasa. No es que esas coordenadas den exactamente la pista musical sobre la que está trazada esta obra, pero sirven para ilustrar una búsqueda de enjundia que, al contrario que otras propuestas que se quedan en lo pretencioso, aquí queda resuelta en algo memorable tanto por lo que suena como por lo que se expresa. Uno de esos discos que uno agradece pillar al vuelo en su justo contexto, aunque ese contexto sea tan feo como el que nos rodea. Bailemos, pues, con orgullo. Mientras nos dejen.
Escucha Sault – Untitled (Rise)
¿El disco del año? Posiblemente