Entrevistamos a Los Zigarros
Seguir tocando en tiempos de pandemia, con las convulsiones de una industria que ya sobrevive poco menos que con respiración asistida, no es cuestión baladí. Pese a que muchas bandas aseguran que dieron lo mejor de sí durante los meses de encierro y que tan fatídico período les sirvió para emprender, continuar o redondear tal o cual proyecto, el caso de los Los Zigarros es el inverso. Ovidi Tormo, líder y vocalista de los valencianos, se encuentra en pleno atasco creativo a la vez que se enorgullece del camino recorrido hasta el momento con sus compañeros. Mientras todo se estabiliza –o quién sabe si se vuelve a derrumbar–, en esta entrevista repasamos sus inicios, sus motivaciones musicales y el hecho irrefutable de que lo que hacen tiene un sello inconfundible, que no es otro que el de la mejor tradición de rock en español. Y la cosa, después de grabar un espectacular disco en directo lleno de colaboraciones, parece que va para largo.
«El otro día hice mi primera canción, pero llevaba dos años sin poder escribir en nada, simplemente no me salía (…) Podía haberme salido un montón de material pero justamente la balanza se fue hacia el otro lado»
Tal vez debamos empezar por la prehistoria de la banda, o los antecedentes inmediatos. Recuerdo que la primera vez que vimos a los hermanos Tormo en acción fue al frente de Los Perros del Boogie en una sala llamada 37 Grados, en pleno centro de Córdoba, cuando muy pocos teníamos aún noticias de una banda que nos impactó en directo. Ha pasado más de una década desde entonces. ¿Qué ha cambiado y qué ha permanecido en el corazón musical de aquellos chavales?
Diría que poco ha cambiado con respecto a… Es una pregunta un poco difícil. Yo ahora me siento un poquito más a gusto en mi piel, creo que lo hago mejor y lo hacemos mejor, pero mi manera de ver la música y de ver la vida y el rock and roll no ha cambiado mucho, la verdad. Sigo viéndolo igual, ¿sabes? Me importa de la misma manera la música, es decir, mi vida no la puedo entender sin la música y sin el rock and roll realmente, y todo lo miro desde ahí. Siempre quise tener una banda, nunca quise ser bombero ni nada, siempre quise ser Jerry Lee Lewis y lo sigo queriendo ser ahora, con lo cual no ha cambiado mucho.
Siguiendo con el recorrido cronológico, ¿cómo y por qué decidís que vuestra nueva encarnación llevara este nombre y fuera un proyecto en el que solo los dos hermanos estuvierais implicados artísticamente?
Bueno, esta es la clásica historia de bandas de rock and roll. Nosotros sentíamos que habíamos llegado al final de un ciclo con los otros compañeros por cosas internas, y simplemente hicimos un movimiento. Yo me imagino que es algo similar a una pareja, ¿no? Es así, realmente era algo que teníamos que hacer sí o sí y que no podíamos pasar por alto, y lo hicimos.
No sé si en vuestro caso procede hablar de cambio de tercio, de borrón y cuenta nueva o simplemente de continuar una carrera que ya estaba despegando desde una nueva óptica.
Sí, la verdad es que no diría que es borrón y cuenta nueva. Yo creo que al fin y al cabo queríamos rodearnos de otras personas profesionalmente hablando. Queríamos también, como luego fue artísticamente Los Zigarros, un poco de cambio hacia más rock and roll, no sé… Yo creo que algo dentro nuestro cambió, y cuando digo nuestro digo de Álvaro y mío. De repente nos pusimos en otro lugar mentalmente y sentíamos que había que dar ese paso, así de sencillo y así de complicado.
Lleváis grabados tres discos de estudio con una periodicidad rigurosa: Uno cada tres años. ¿Es el tiempo adecuado para madurar y perfeccionar las canciones, componéis continuamente incluso estando en gira?
La verdad es que en lo de las fechas no creo que haya reglas nunca, o no creo que deba haber reglas en nada, en lo artístico quiero decir. Hombre, sí es cierto que si haces un disco tardas un tiempo en hacerlo, y si quieres tocarlo pues también tardas otro tiempo en tocarlo. Pero bueno, se podrían hacer discos y no tocarlos, y estar grabando discos continuamente mientras tengas algo que decir y te guste lo que haces, estaría bien. En nuestro caso tiene que ver un poco con el tiempo que tardamos en hacerlo y en girar. Y respecto a si estoy componiendo siempre, la verdad es que no. Para mí componer es un calvario. Tiene una cosa muy satisfactoria, que es cuando acabo la canción, pero sufro mucho, entonces cuando hago un disco intento no ponerme en el modo escritura durante muchos meses y coger la guitarra para divertirme en ese sentido. Yo me divierto escribiendo, pero cojo la guitarra desde otro prisma, sin pensar mucho en que nada de lo que toque va a ir hacia algo, sino simplemente pongo la mente en blanco y toco. Toco el piano, toco el bajo, la batería, pero no tengo ninguna presión. Ahora por ejemplo sí que estoy volviendo a escribir por fin, porque llevaba dos años un poco en crisis, la verdad, y he vuelto a la época de calvario.
Con todo, y dentro de unos parámetros tan marcados como los vuestros, se aprecia una evidente evolución entre vuestro debut en 2013 y el más reciente “Apaga la radio”, tanto en producción como en los matices de voces y guitarras. ¿Cómo lo definirías?
Yo creo que sonamos mejor porque tocamos mejor. A mí me gusta mi voz en el último disco, es el único disco que puedo escuchar sin flagelarme mucho. Los primeros discos no los puedo escuchar porque la voz no me gusta. Es el mal del cantante, ¿no? Pero en el último disco sí, o más podríamos decir. La evolución no sé, a veces me da la sensación de que el público nos ve como una banda con el rock and roll predominando siempre, el rock and roll ligero, pero eso es una sensación que tengo yo. Si te lo pregunto a ti, ¿tú qué me dirías, qué estilo dirías que es el nuestro, el que más prevalece?
Pues obviamente creo que habéis sabido conservar siempre la esencia que parecéis reivindicar desde el principio, marcar un sello, porque se puede decir que vuestros seguidores ya saben lo que van a escuchar cada vez que aparece un disco vuestro. Y mantener una seña de identidad tan indeleble es sin duda una de vuestras virtudes, en mi opinión.
Yo a lo que me refería es que Los Zigarros siempre han tenido dos vertientes: Una que creo que es el rock and roll más ligero, como “Hablar, hablar”, “Dentro de la ley” o “¿Qué demonios hago yo aquí?”, ese tipo de canciones más ligeras; y luego tienen la otra mitad, porque es cierto que es la otra mitad y tiene bastante peso, que son canciones oscuras y un poco más reflexivas, aunque a lo mejor los tempos sean más rápidos o parezca que el envoltorio es un poco ligero también, pero con esto te quiero decir que realmente para mí siempre hemos mantenido eso en todos los discos. La evolución yo creo que es que sonamos mejor y cantamos mejor.
Una carrera aún relativamente corta no permite hablar de picos de popularidad o aceptación, pero parece que con el disco en directo grabado en el circo Price más o menos se podría decir que habéis cerrado un círculo. ¿Lo sentís así, como una especie de final de un primer ciclo rubricado con ese testimonio en vivo?
Sin duda. Ahí llamamos a colegas, además la premisa era que fueran colegas que hubieran formado parte de nuestra carrera, y uno por uno nos han ayudado durante los inicios. Y sí, con eso queda plasmado un poco cuál ha sido nuestro recorrido y nuestras amistades, porque todos los que salen ahí son amigos de verdad. Yo lo veo como un cierre de ciclo, lo cual me pone muy contento porque creo que ha quedado muy bien todo lo que hemos hecho estos diez años, lo hemos hecho de puta madre y como hemos querido, no hemos hecho nunca lo que ha querido nadie. Y además porque supone el comienzo de algo nuevo, y eso me gusta mucho también.
Por cierto, el plantel de invitados impresiona: Leiva, Carlos Tarque, Aurora García, Ariel Rot, Fito… ¿os fue fácil contar con todos ellos, teníais claro que eran los que queríais que estuvieran ahí?
Sí, la verdad es que todos accedieron encantados porque somos amigos, porque somos fans entre nosotros, porque nos queremos y porque además hemos tocado muchas veces fuera del escenario y ya está.
«Yo creo que sonamos mejor porque tocamos mejor»
A estas alturas y después de haberos visto varias veces en directo y en diversos entornos, lo que es innegable es vuestra capacidad para arrasar con cualquier escenario y audiencia. ¿Crees que habéis alcanzado el nivel deseado para tocar con la solvencia requerida a un grupo de vuestras características?
La verdad es que tengo la suerte de siempre haber pensado que estamos en un momento dulce. La banda siempre, para mí desde el principio, ha sonado increíble, y cada vez me iba sorprendiendo más y más y más. Desde luego estamos en un momento en el que como tú dices, lleguemos a un bar o lleguemos a un festival, lo cierto es que por el carácter de las canciones, por cómo las interpretamos, por cómo suenan, la banda arrasa, o sea, por cómo lo hacemos, ¿no? A mí me da mucha seguridad estar dentro de ese huracán energético. ¿Si estamos en el momento más dulce? Espero que no, espero que lleguen muchos más.
Lo de la épica roquera, la pose escénica y todo eso ya está más que sobado en mil y un debates sobre la autenticidad del artista, que no se sabe aún muy bien lo que es, pero en vuestro caso se acentúa un poco más, porque se nota que le dais mucha importancia a la presencia, a los detalles que denotan que estamos viendo a una banda de rock and roll por encima de cualquier otra cosa.
Sí, para mí es que soy así, o sea, ahí la pose si acaso es la pose ante la vida, porque yo soy así, siempre lo he sido y siempre lo seré, desde la adolescencia era así. No entiendo la vida de otra manera, es mi manera de ver la vida a través del rock and roll. Yo creo que cuando te gusta el rock and roll identificas instantáneamente lo que es auténtico o lo que no. Yo no soy nada talibán ni me meto en debates de autenticidad porque me parece estupidísimo, es simplemente que lo ves o no lo ves, ves quien sí y ves quién no, no hay que debatir nada. A mí nadie me va a explicar qué es el rock and roll, llevo toda mi vida dentro del rock and roll, y antes de ser profesional, es mi manera de ser. Yo salgo ahí y soy yo, es lo que soy, por eso sale natural y por eso sale creíble.
Esto viene muy al hilo de lo que a menudo afirma una figura como Loquillo, al que por cierto habéis teloneado en varias ocasiones. Asegura que él es realmente él, la persona, cuando está encima de un escenario, y que empieza a actuar cuando se baja del mismo. Independientemente de lo que cada uno crea o no, enlaza con lo anterior, con eso de que el rock and roll es un modo de vida en sí mismo.
He oído eso que dice Loquillo muchas veces y lo he pensado bastante. No sé si es mi caso, lo que sí es cierto es que yo en el escenario me comporto de una manera que normalmente no me comporto. Naturalmente me expongo, porque cuando bajo del escenario soy muchísimo más tímido, de hecho soy bastante tímido. No doy la nota nada ni soy el protagonista de las comidas ni muchísimo menos, todo lo contrario. Cuando salgo al escenario, de repente soy el protagonista delante de muchísima gente y me sorprendo yo el primero, luego cuando me ve mi madre flipa porque dice “hostia pero esa faceta es un misterio que aparezca de repente”. Me imagino que tiene que ver con que estoy haciendo algo con lo que mi organismo está conectado al cien por cien.
Hablando de los próximos eventos, tenéis la agenda bien cubierta para los primeros meses de 2022 si es que la situación no cambia de nuevo. ¿Os afectó mucho la pandemia a nivel de actuaciones, por tener que suspender eventos y demás?
Sí, ahora hemos tocado en diciembre en la gira de salas y luego todo este año vamos a tocar a tope. La idea es tocar todo lo posible y un poco ir escribiendo el disco también, todo lo que no pudimos tocar en la gira que íbamos a hacer después del Price. Artísticamente la pandemia nos afectó mucho, ya te digo, yo llevo dos años en crisis artística. El otro día hice mi primera canción, pero llevaba dos años sin poder escribir en nada, simplemente no me salía, no le encontré ningún sentido y estaba también pasando por una mala época personal. Podía haberme salido un montón de material pero justamente la balanza se fue hacia el otro lado. Como banda tuvimos la suerte de poder parar sin mucho estropicio económico en general y retomar con muchísimo éxito, porque otra cosa que es flipante es que cuando hemos vuelto a tocar hemos ido a sitios en los que las entradas se han duplicado. En pandemia. O sea, con respecto a antes de la pandemia, lo cual también es muy friki, ¿no? Y nos está dando mucho subidón porque la respuesta de la gente es increíble.
Parece fácil sonar así, ya lo sabes, pero hoy por hoy que haya una banda de primerísimo nivel en directo como vosotros no está al alcance de cualquiera.
Pues la verdad es que no. Está mal que yo lo diga pero hacer cualquier cosa bien es muy difícil, y nosotros llevamos, ya te digo, diez años muy en eso y hemos conseguido algo potente, la verdad.
Entre tanto ajetreo, y aunque ya comentas que no hay demasiadas canciones nuevas por ahora, ¿cómo va el proceso de creación? Pensaba que tendríais ya algo en proceso.
No, qué va. La crisis, la pandemia, me reventó.