crek noarde – un discreto vigor (Discos Belamarh)
Agazapados en el fondo de un túnel sin luz, menos aterrados que aterradores y terroristas del sonido, crek noarde, el dúo formado por Juan Crek y Andrés Noarde, apenas surge del mundo subterráneo en el que sus almas del purgatorio conviven. Sin embargo, sabemos que existen porque existen registros de ese inframundo de experimentación y guturalidad, de auténtica devoción a lo primigenio y al surrealismo, como este un discreto vigor, el segundo álbum de estos catalanes (tras Romperse Sin Arder, 2020) que promueve la libertad estética desde ese mundo de las sombras platónico en el que lo sobrenatural primaba y del que ellos son testigos desde su cueva.
El recorrido que se propone es tan real y surreal como la vida misma, oscilando entre las cadencias sonoras más extremas que otorgan esa casi afiliación a los principios de la música concreta en la parte instrumental o a una experimentación excelsa que ya venían de serie en aquellos Macromassa con los que ya atentaba Juan Crek junto a Víctor Nubla. Esta marca genética, que halaga al fluxus de Vostell (“trasiliencia”), a una inocencia industrial (“mail art broke my heart”) -e incluso de synthpop primario (en la homóloga “un discreto vigor” o en “vía dolorosa”)- o a la precariedad de aquel Slava Tsukerman indicando al Fairlight CMI como pieza clave musical (“a las ocho lo sé todo” o su contigua “seguro de repetir”), se reparte a partes iguales en este nuevo viaje poético.
Y sí, poético, porque lo conceptual de esta obra de arte (no iríamos mal desencaminados si aludimos al ars sonora también, y si no ahí están “pulse” y “mantis marina”, con sus elementos ambient y cuasi drone (“sus paraguas perdidos”) para festejar un poco de tregua) no radica solo en esa pastilla de sonidos, sino en la increíble capacidad de la poesía surrealista como auténtico catalizador de lo onírico y daimónico este álbum.
Cómo si no podríamos acceder a esas maravillas cuasi brossianas que son “albarán” o “nevsehir shave” tan tranquilos y aterrarnos con ese “lotería de piedras corazón”: quizá sea porque todas esconden ese vigor que reza el título y que acompañarán a quien esté dispuesto a sumergirse en esta auténtica gozada sensorial, poética y conceptual.
Escucha crek noarde – un discreto vigor