Cherie Currie & Nat Simons (Fun House) Madrid 14/06/23
Con reminiscencias de imágenes más propias de ferias de vinilos y coleccionistas, el fiel seguidor de The Runaways dibujaba ese imaginario de fanático con discos embolsados y presumía de trofeos de autógrafo mayor entre sus congéneres. No era para menos, porque en breves minutos, una de esas icónicas personas del mundo del rock se subiría al nimio escenario del Fun House madrileño transformando un concierto de calentamiento en un auténtico cónclave generacional.
Esa figura, Cherie Currie, cantante de la formación angelina The Runways en su corto periodo de existencia como tal, venía al templete del rock con una doble misión: promocionar su colaboración con Nat Simons, una de las jóvenes artistas españolas del rock con mayor proyección, y, de paso, liquidar una deuda para con su público español. Aunque tengamos muy presente que esa simbiosis, que se plasma en el sencillo “Queens of Noise”, es el origen de la tarde que nos atañe, una de esas historias bonitas de contar que acaban con un espaldarazo de hada madrina.
El pequeño escenario acogió a más gente de la que cabe en él. La populosa banda que usará Nat Simons para sus conciertos sería la misma de esta propuesta y, de paso, la que llevará este espectáculo al Azkena en breve. La tralla comenzaría con una secuencia de “American Nights” y “California Paradise”, marcando la línea de mezclas de composiciones de una y otra, un equilibrio que se vería en peligro de no ser por las transiciones correctas y de separación entre unas y otras.
Adelantémoslo: los cortes entre unos y otros temas, también lo eran estilísticos, porque conjugar la propuesta en solitario de ambas cantantes y, además, integrar el motor de la llamada al público del repertorio de The Runaways no era fácil. Por ahí aparecería “Mr X”, esa canción con asterisco para Slash del Blvds of Splendor de hace diez años, que sonó correcto y magnificado por un público totalmente entregado, aunque algo menos que todos los componentes del proyecto, que dieron todo y más en un aquelarre de desenfreno con banda sonora de Roxy Roller.
Esa inercia recogería el testigo de la primera parada en solitario de Simons, un “People” que ahondaría en la promesa que tiene que explotar más pronto que tarde. A medida que se pasaba el ecuador del concierto, las explicaciones y los agradecimientos se hacían más notorios. No es algo reprochable, ya que estos conciertos merecen esa pausa para coger ritmo, además de que la interacción con el público es hasta recomendable.
Pudo demostrarse con ese “It’s A Day or Night” cantado a coro con el respetable, más con la vitalidad del fondo que del frente fan, más apalancado en su primera fila, pero que alentaba a su manera, más cercana a las de curadores de museo (quien quiera un video completo del concierto, lo tiene ese que no bajó el móvil en toda la tarde, pero luego Dylan es un monstruo).
Otro punto destacable fue la complicidad entre ambas solistas, cercana y fuerte a pesar de haber sido labrada no hace mucho. El cruce de palabras bonitas antes del “The Way It Is” y cómo la ternura de Currie y el detalle de bajarse a observar a su ya compañera entre el público fueron suficientes para saber que, de momento, esto funciona a la perfección. “¡Chicas al frente!” fue el grito desde el escenario para romper tímidamente las líneas del patronato y ponerse a bailar con “You Wreck Me” y, sobre todo, con el celebrado “Queens of Noise”, que para eso era la pieza central, aunque todos estuviéramos por ese “Cherry Bomb” que cerró una tarde muy especial para muchos, pero sobre todo para el futuro de Nat Simons.
Fotos Cherie Currie & Nat Simons: Álvaro de Benito