Motley Crue + Def Leppard (Auditorio Miguel Rios) Rivas Vaciamadrid 24/06/23
Los Sex Pistols cantaban aquello de “The Great R&R Swindle”, la gran estafa del rocanrol. Motley Crue hace el verbo carne y no tocan esa canción, pero lleva toda la filosofía de esta a su actuación en The World Tour.
Pero comencemos desde el principio. El denominado The World Tour, producido por la promotora Live Nation, tiene como origen el Stadium Tour; que reunió – solo en Estados Unidos – a: Joan Jett, Poison y a las dos bandas que nos ocupa; Motley Crue y Deff Lepard.
Además de musicalmente, el ideario y estética de cada mítica banda está en las antípodas de cada una de ellas. Los californianos, chabacanos y gamberros (en lo primero no hay discusión, en lo segundo se lo creen ellos) y los británicos siempre en su sitio y con poca broma. Quizás, además por el peso histórico de cada banda, la cita era una de las ineludibles para los “metalheads”.
Pero vamos al lío, Motley Crue salían al escenario puntuales a su cita a eso de las 21:00, calentando a la masa con la intro habitual de “Réquiem en re menor de Mozart” – seguro que el compositor austriaco se revuelve en su tumba, cada vez que estos tipos usan su composición para sus propósitos – y el vídeo, gracioso y conseguido, que todo hay que decirlo, de “Breaking News”.
Si el concierto no comenzó nada mal con cuatro de sus clásicos; “Wild Side”, “Shout at the Devil”, “Too Fast for Love” y “Don´t Go Away Mad”, a partir de ahí todo comenzó a caer en picado hasta llegar a los más bajos submundos del patetismo. Uno cree haber visto todo en un concierto hasta que ve a Motley Crue en directo en 2023.
Cliché tras cliché su presencia en el escenario se vio reducida a eso mismo, una broma, o quizás autoparodia de la que ellos mismos se ríen. Y es que hubo de todo, riff de guitarra con el manido “Seven Nations Army” de los White Strypes ¿en serio?, o baño de masas de Tommy Lee al abandonar la batería y dirigirse al frontal del escenario a pedir que le enseñasen tetas, petición que fue aceptada de buen grado por tres o cuatro chicas, para regocijo del realizador del vídeo en directo, que no paró de mostrarlas en pantallas.
Dentro de las tropelías musicales más gruesas vistas en el concierto, destacaron la de la pantomima de llevar un piano – de nuevo al frontal del escenario – para que Tommy lo tocase en glorioso playback durante “Home Sweet Home”, o las dos veces que Vince Neil cogió una guitarra para hacer con la que tocaba, con cara de “Pero ¿qué hago yo con esto?”.
Como todavía Nikki Sixx no había hecho el payaso, le tocó sacar una bandera de España, que no seré yo el que tenga fobia a la bandera del estado, oiga, pero estamos en 2023; eso se hacía en los ochenta y noventa para ganarse al público, dedíquense a tocar sus temas, señores.
La máxima “separar la obra del artista” estuvo representada en el homenaje a Gary Glitter – condenado a 16 años de cárcel por pedofilia e intento de violación a una niña de 13 años – con la representación de “Rock `n´Roll Part 2”, a estos tíos, o se la suda todo, o no se enteran de nada. Como se ve que ellos mismos no consideran que su extenso cancionero sirva para directos, también tuvieron tempo para tocar vergonzantes versiones de: “Anarchy in the U.K” (Pistols) y “Blitzkrieg Bop” (Ramones).
Es bastante triste que el peso del directo recaiga sobre el nuevo miembro, el reputado guitarrista John 5, cuya figura parece ser la única con un mínimo de decencia y respeto hacia los que tiene enfrente. De Vince Neil, además del comentado y sonrojante númerito de las guitarras ¿qué decir? Si se mueve por el escenario como un pato, nada como un pato, vuela como un pato y grazna como un pato, entonces no es un pato, es Vince Neil.
A todo esto, el respetable, que es el que tiene razón, se lo pasó de miedo y es que hoy día no es fácil disfrutar de clásicos del Glam Metal en directo, pero un servidor ha estado en despedidas de soltero menos ignominiosas que esto.
No diga “La gran estafa del rocanrol”, diga “Motley Crue en 2023”.
El ying y el yang, la noche y el día, eso son Def Leppard en comparación con los mostrencos angelinos y así transcurrió su concierto. Los de Joe Elliot – en una forma envidiable este para su edad – salieron al escenario con la elegancia que les caracteriza, sin aspavientos ni artificios, no hace falta.
Comenzaron con “Take What You Want” de su nuevo disco Diamond Star Halos (Bludgeon Riffola Ltd 2022) para continuar con la primera coreable de la noche; “Let´s Get Rocked”. Con una puesta en escena medida, ediciones de vídeo en directo más que chulas y una sobriedad nada reñida con la emoción; continuaron su set con otros temas infalibles como: “Animal”, “Foolin´”, o “Armaggedon It”.
Tras otro tema del nuevo disco, “Kick”, que no nos engañemos, no funcionan ni la cuarta parte de bien en directo que sus temas más clásicos, siguieron “Love Bites” y “Promises”, hasta llegar a una parte semi acústica (“This Guitar” y “When Love and Hate Collide”) que bien hubieran hecho en saltársela. Y no lo pienso yo solo, mucha gente de la parte posterior de la pista comenzó a sentarse e incluso a irse.
Pero cuando todo parecía perdido el concierto remontó a lo grande con: “Rocket”, “Bringin´On the Heartbreak”, o “Switch 625”, con el inevitable solo de batería del siempre risueño Rick Allen, no he visto tipo que sonría más en un concierto que él.
Esa gema inapelable del metal pop de los ochenta; “Hysteria”, con un sonido increíble, al menos desde donde yo estaba, sirvió de nuevo para poner los puntos sobre las íes y demostrar por qué son ellos los ideólogos de este tour conjunto.
Se sucedieron para terminar y creo que como no podía ser de otra manera, tres himnos que encandilaron a esa generación que se intercambiaba las casetes de VHS con unos videoclips horteras hasta el paroxismo. “Pour Some Sugar on Me”, “Rock of Ages” y “Photograph” no solo fueron el cierre perfecto, también sirvieron para rubricar la buena forma – también – de: Rick Savage, Phil Collen y Vivian Campbell.
Quizás el sentido de esta gira conjunta sea ese, por una parte, Motley Crue, que no son capaces de visualizarse a sí mismos como señores de más de sesenta años, tratando de conservar su fama de “enfants terribles” y Def Leppard, incólumes al paso del tiempo, porque justo se han sabido adaptar y cambiar con él. Bueno, eso y que las dos bandas por sí solas no llenarían en España y muchos lugares de Europa ni medio Wizink Center, por poner un ejemplo.
En cualquier caso, sí, una noche para recordar, por lo uno y por lo otro.
Fotos Motley Crue + Def Leppard: Fernando del Río
Con gente con el que escribe, normal que el mes que viene la “izquierda” se vaya por el retrete el mes que viene. Si a la total ignorancia de la historia de España le añadimos el puritanismo más rancio el producto resultante son este tipo de artículos.
Dejando fuera las opiniones políticas que puedan derivarse del artículo, creo que el redactor tiene toda la razón. Los Motley fueron una vergüenza absoluta, una auténtica patraña.
Podría haber sido al revés (primero los Def) y me hubiera ido más contento a casa.