‘El día que murió Pedro Sánchez’: Marcelo Criminal y Nacho Vegas estrenan canción
Vuelve Marcelo Criminal demostrando que sigue fiel a su forma de entender la vida a través de las canciones, al sonido de baja fidelidad y a la espontaneidad de la primera toma.
Ahora presenta un nuevo single junto a Nacho Vegas, «El día que murió Pedro Sánchez». Folk de ciencia ficción, canción protesta, una broma extraña, una distopía cañí… Con su voz inocente, Marcelo comete este magnicidio (this machine kills Pedro Sánchez?) aunque, por suerte, no en primera persona. El cantautor vuelve a hacer gala de su capacidad como contador de historias, como narrador de una cotidianidad elocuente y maravillosa solamente posible en la idiosincrasia de algunas mentes de la Región de Murcia, tan cosida a los talones de la misma realidad que se sabe indistinguible de una dimensión paralela. Marcelo sitúa los hechos en pleno viaje oficial del Presidente a Lugo, inaugurando un hospital, cuando repentinamente alguien comienza a disparar.
Como apunta el periodista Nacho Lorente en la hoja de promo:
“Existió un meme surgido en el confinamiento, es decir, hace dos siglos. “No quiero vivir más momentos históricos”. Triunfó relativamente y recuerdo haberlo visto aplicado, además de a pandemias mortíferas, a guerras y a desastres naturales cada vez más desastres y menos naturales. El mensaje era claro: una llamada a la calma muy contemporánea. Ya nadie desea ser piel roja, sino el niño de la piscina de Teruel. Sin embargo, nos cuesta más llamarle “momento histórico” al descubrimiento de una vacuna en tiempo récord, a la legislaciones avanzadas que salen adelante contra viento y marea o a la firma de acuerdos de paz.
La oscuridad ha conquistado en exclusiva las condiciones de verosimilitud y posibilidad. Pareciera que estuviéramos hablando del auge desacomplejado de la extrema derecha. Y sí, seguramente de eso vaya en parte el nuevo tema de nuestro bardo Marcelo Criminal, esta vez con Nacho Vegas. Que nadie se quede en la escandalosa ficción: la verdadera carga de estos casi tres minutos es que nunca se va a sospechar de la maldad si esta se convierte en sentido común. Eso nos jugamos en la realidad.”