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Rara Avis: The Sea of Wires – The Sea of Wires

Rara Avis es una sección quincenal en la que nos adentraremos en algunos lanzamientos que, quizá, hayan surgido en los márgenes de lo habitual. No, no vamos a sentar cátedra con ese “disco que no conoces”, porque el objetivo no es caer en lo fácil y arriesgado menospreciando la cultura musical de cada uno dando por hecho que no conoces lo que vas a leer. En estas líneas que publicaremos, queremos ampliar estilos, conocimientos y, por qué no, ablandar el oído para sonidos algo subterráneos, investigar las posibilidades sonoras a través de discos o tocar lo que ahora llaman “distintas geografías”. Esperamos que esta sección te descubra algo nuevo, o desempolve ese sonido que disfrutaste, o, simplemente, alerte tu curiosidad ante los preciados desvaríos y preciosos experimentos que pululan por ahí. Porque, en el fondo, todos somos esa rara avis.

Rara Avis: The Sea of Wires

The Sea of Wires (Cold Spring, 2024), contiene Individually Screened (1980, autoeditado y 1981, Flowmotion), Diversions (1981, autoeditado) y Beyond The Edge Of Tomorrow (1982, autoeditado).

Inglaterra fue una de las grandes cunas de la experimentación sonora y ruidista. Podríamos debatir si aplica el famoso refrán de la fama y la lana, sobre todo si miramos a Alemania y Japón, pero, indudablemente, fue uno de los polos a tener en cuenta. Gran parte de culpa la tuvo esa romántica idea del paraje industrial, de la ciudad abocada a lo gris, pero también por esa vena de inquietud que, de vez en cuando, golpea en la cultura inglesa. Y más allá de la “popularizacón” de fenómenos industriales en las grandes ciudades como Londres o en escenas específicas como Sheffield, hubo otros puntos que dieron muy interesantes proyectos, y The Sea Of Wires quizá fuera uno de ellos.

Desde su Coventry natal, precisamente a medio camino de la capital y de la ciudad del acero, este dúo fue formado a principios de los 80 por Chris Jones y Tony Murphy, Chris y T, dos músicos obsesionados por la experimentación alemana y el primer krautrock. De aquella afición parte el proyecto del mar de cables, una referencia seguro que más visual y acertada que metafórica, y con el que ambos comienzan a fabricar sonidos y pruebas de melodías orientadas en un inicio a ese ámbito geográfico en el continente, pero que evolucionaría rápidamente destapando la genética británica.

Este mes, la discográfica Cold Spring ha publicado un doble cedé en el que se recopila prácticamente toda su producción, autoeditada por entonces, y que ahora permite disfrutar de una manera mucho más accesible de sus Individually Screened (1980, autoeditado y 1981, Flowmotion) y Beyond The Edge Of Tomorrow (1982, autoeditado), al que se les suma Diversions, realizado por Chris Jones, aunque con la ayuda de su inseparable Tony Murphy en los teclados (1981, autoeditado).

Así, este recopilatorio casi antología permite observar la evolución del dúo a través de sus producciones de una manera amplia, sin una visión curatorial que con su sesgo impida poder disfrutar de su totalidad, pero también, y quizá más importante, ahondar en las peculiaridades de unos sonidos que se alejan notablemente de los Cabaret Voltaire o Throbbing Gristle para constituir una práctica de laboratorio real

Notará que el espectro al que se enfrenta está más enfocado a esas piezas de experimentación real, pero con la consideración de lo aislado, de la electroacústica y de la música concreta más primigenia, que les otorga un sonido más primitivo y poco desarrollado. Sin dejarse engañar por el concepto de lo simple, The Sea Of Wires rescata la figura de la fundamental Delia Derbyshire como influencia clave o de Daphne Oram, prefiriendo su actitud casi científica a otra más escandalosa.

Pareciera que se sentían cómodos en ese intervalo temporal, más cerca de los mundos de Ballard y, por extensión, del primer Fassbinder, que de una pretendida modernidad acelerada. El aislamiento del sonido, su gestión y el manejo casi artesanal con los métodos de esas primeras casetes se alternaban con los sintetizadores analógicos, pero siempre pareciendo mirar más al pasado que a un futuro que ya aporreaba con la estética del synthpop.

Por ese motivo, The Sea of Wires siempre pareció estar más preocupado de una experiencia real en busca del trabajo sonoro antes de desarrollar un plan melódico. La ausencia casi general de percusión a favor del sonido puro, las frecuencias y las posibilidades de su repetición y modulación, así como la orientación del resultado a los espectros del ambient o de lo industrial, fueron su seña de identidad. Esta tarjeta de visita quedó perdida en piezas de coleccionismo y en contados recopilatorios, pero merece la pena que sea rescatada, aunque sea para reconocer una forma de entender la experimentación más allá de lo temporal.

Escucha The Sea of Wires – The Sea of Wires

 

 

 

 

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