La Habitación Roja – Crear (Intromúsica)
Cuando se habla de “instituciones” en esto de la música pop en cualquiera de sus vertientes se suele confundir la veteranía con el talento real. No siempre ambos conceptos son coincidentes, aunque sí a menudo convergentes. Si la primera es un grado, no lo es menos la insistencia en el segundo como marca de distinción y símbolo de perdurabilidad. La de una banda como La Habitación Roja se ha labrado a lo largo de treinta años de trayectoria sólida y poco dudosa, durante la que los altibajos no han impedido una continuidad construida con una base de convicciones y motivaciones comunes a los cuatro miembros de la formación más longeva y efectiva del grupo. A su decimocuarta incursión en estudio, recopilatorios y discos cortos aparte, llegan descreídos de un éxito que siempre les fue esquivo mayoritariamente y superponiendo las emociones a la energía. En la portada de Crear se puede ver, con pose taciturna, a sus cuatro progenitoras en mitad de un bosque de aspecto acechante y fondo sombrío. Sin embargo, nada más lejos de la intención de estos músicos que la de rendir profundo agradecimiento y sentido homenaje a las mujeres que los trajeron al mundo, a quienes al fin y al cabo va dedicado un disco embargado por el optimismo y las ganas de demostrar al mundo que nada ni nadie puede, si nos empeñamos, acabar con nuestras ilusiones primigenias.
Jorge Martí, alma máter desde los inicios del grupo, sigue escribiendo desde una óptica autobiográfica que hace extensiva a un terreno universal. Las cuitas y avatares que lo llevan de un país a otro en constante trasiego, la enfermedad como madre de todos los desmanes y el orgullo por mantenerse al pie del cañón pese a todo ello articulan el argumentario de unos temas a veces enérgicos (“Los seres queridos”, explícita y exponencial de su manera de entender el pop), a ratos rabiosos (“Como la primera vez”, desbocando guitarras en un canto íntimo a la memoria de su suegro), en ocasiones elaborados a conciencia (“El duelo”, la belleza hecha canción), y habitualmente abrasadores (“Svalbard”, nombre del archipiélago noruego marcado por la memoria de su autor, transmutado en shoegaze de corte noventero). A las sesiones no han dejado de unirse colaboradores habituales como Marc Clos, responsable del vibráfono que suena en “La vida fluyendo”, donde también escuchamos los coros de The New Raemon para mayor empaque de uno de los temas más cristalinos del álbum. El ambiente generado por el tono de las composiciones llama a la melancolía y la respiración lenta de ambientes acústicos como el de “Las olas”, llenos de brisas mediterráneas, o la emoción a flor de piel de “Crear siempre es mejor que destruir”, donde las guitarras ceden protagonismo al teclado en un título que bien podría ser el titular del ideario de la banda en la actualidad. Ese ímpetu nunca perdido, esa capacidad de resiliencia y el amor incondicional por la música los reafirma en su pasión por las melodías de los sesenta en “Lo más lejos de aquí”, el músculo pop de “La calle de la soledad”, el impactante crescendo de “En las ruinas” (una de las grandes letras de Martí) y la lógica conclusión de “Que fluya el río hasta el mar” después de un viaje tan placentero como brillante por todas las estaciones musicales por las que transitan estas canciones.
Conocidas son sus aventuras anteriores al otro lado del charco, cuando conocieron y disfrutaron del trabajo de Steve Albini o se encerraron entre las paredes de un cottage británico para reconcentrar esfuerzos en busca de horizontes nuevos. Por eso ahora quizás aprecien –y apreciemos- en toda su extensión el apego al terruño, y deciden grabar al lado de casa, concretamente en los estudios Little Canyon de su L’Eliana natal, antes de rematar la faena en otro entorno familiar, el de Ultramarinos Costa Brava en Sant Feliu de Guíxols, en Girona, con las manos amigas de Luis Martínez y Santi García, respectivamente, como aliados. Con las premisas extraídas de esta gran colección de temas, es difícil vaticinar un futuro incierto para La Habitación Roja. Mientras ellos quieran, seguirán siendo una de las instituciones de referencia del otrora indie patrio, aunque eso ya no se sepa muy bien qué es.