Joseba Irazoki – Gitarra lekeitioak onomatopeikoa Ii (Bidehuts/Hegoa/Otoroku)
Nacho Vegas escribía lo siguiente en el texto de promoción del disco de Joseba Irazoki Zu al zara? del 2018: “Puede ser que exista en Euskal Herria un triángulo sónico en cuyos vértices estén Lisabö, Mursego y Joseba Irazoki eta Lagunak que delimite un océano en el que se cruza la vanguardia musical con el rock contemporáneo y la tradición folk, todo ello en un sentido tan amplio que solo se puede imaginar adentrándose en las obras de artistas como estos […]”. No le faltaba razón al asturiano porque Joseba es un músico que se lanza sin ataduras a experimentar con los sonidos que extrae de su guitarra, ya sea como músico en colaboraciones como en su carrera en solitario. La cosmovisión del compositor vasco se nutre de la yuxtaposición de capas de sonidos poéticos muy anclados en el folklore, pero asimismo sabe retorcer ese lenguaje arcano para especular con las posibilidades de la música de vanguardia dentro de los parámetros del rock más esquivo y cubista, pero siempre orgánico, y en este caso, con un lirismo impresionista.
Un discurso potente, visceral, y en definitiva libre, que vuelve a demostrar su magisterio en Gitarra lekeitioak onomatopeikoa Ii (Bidehuts/Hegoa/Otoroku, 2024) -una continuación de Gitarra onomatopeikoa (2017) – que es un excelente inventario de piezas de improvisación libre tan solo con su guitarra eléctrica, aunque esta vez colaboran dos artistas muy ligados al Café OTO londinense (el sello Otoroku está gestionado por esta sala de conciertos) como son Raphael Roginski, y el arpista Rhodri Davies. Es un mapa sonoro en donde rastrear los ecos de Bill Frisell, el lacerante y primitivo rasgueo de Bill Orcutt, revisitar a sus queridos John Fahey o Robbie Basho, la sensualidad de Jeff Parker, y hasta el tintineo mutante de Ava Mendoza.