Antony & the Johnsons (with the Milano Symphony Orchestra) – Anfiteatro de la Expo (Zaragoza)
Después del festín de conciertos programados por la Expo a lo largo de los tres meses que ha durado el cuestionable evento, una de las últimas citas previstas en el escenario principal se erigía como la más exquisita. No en vano era la única parada en territorio nacional de los neoyorquinos Antony & the Johnsons, acompañados para la ocasión por la Orquesta Sinfónica Milanesa.
Después de que los músicos de la orquesta conducida por James Holmes ocuparan su sitio al fondo del escenario, el cantante se hizo esperar unos minutos, para aparecer finalmente ataviado con una llamativa túnica de tonalidad clara, ante la expectación y el respetuoso silencio del público. Decidido a ofrecer una nueva versión tanto de sus canciones como de él mismo, Antony cede su acostumbrado puesto tras el piano, colocándose delante de los músicos, centrando toda la atención sobre su persona. Se muestra bromista y más hablador de lo habitual, pero sobre todo más teatral escénicamente, con interpretaciones casi operísticas de sus composiciones, sacrificando forzosamente sobriedad, en lo que supone un controvertido resultado final.
Mientras, la música orquestada como hilo conductor queda siempre supeditada a la ya conocida singular y bellísima voz del divo. Desafortunadamente, el volumen resultó insuficiente para un recinto abierto y de grandes dimensiones, mientras que la fría noche y el incomodo aire tampoco ayudaron a alcanzar la calidez esperada. Pasar de refilón por esa maravilla llamada I´m a Bird Now -apenas «For Today I am a Boy» en los primeros minutos- es un peaje demasiado alto, además de un lujo innecesario y costoso que terminó pasando factura.
No es que un repertorio dosificado entre canciones que irán incluidas en su próximo trabajo (The Crying Light y el EP que lo precederá bajo el título de Another World), recuperaciones de su primer y homónimo elepé, y alguna curiosidad como la casi irreconocible versión del “Crazy in Love” popularizado por Beyoncé, no resultase apetecible, pero algunos nos quedamos insatisfechos en cuanto a emoción y fragilidad. Si un concierto de Antony Hegarty no consigue erizarte el pelo del brazo durante más de una hora, es que algo no ha salido todo lo bien que debería…