Arcana + Ambros Chapel – Plaza de los Pescadores (Canet dEn Berenguer (Valencia))
Agosto, entre temporada y temporada de conciertos en sala, es una buena época para bucear entre los pequeños festivales de pueblo y descubrir bandas locales interesantes. La curiosidad me llevó el pasado sábado a uno de esos conciertos gratuitos, al aire libre, a pocos metros de la playa y bajo la brisa nocturna (aunque justo ese día no es que soplara demasiado) de la costa. La intención era matar dos pájaros de un tiro: por un lado ver por primera vez a Ambros Chapel, una banda ya consolidada y que me ha hecho disfrutar bastante con sus discos; por otro, encontrarme con Arcana, un grupo prometedor del que no sabía absolutamente nada y al que me habían aconsejado ver en directo.
Los primeros en salir al amplio escenario, situado en una especie de plaza al aire libre en la que se congregó bastante público cómodamente sentado en sillas de plástico, fueron Arcana. Se trata de un grupo difícil de clasificar, puesto que su música tiene tanto de jazz como de pop, y tanto de música de cámara como de soul. Una rara anomalía, muy de agradecer por los que padecemos el actual reinado de las fotocopias y buscamos propuestas frescas y diferentes. Cinco músicos experimentados (Jose M. a la batería, Pablo a la percusión, Toni al cello, Paco al violín y Jose R. a la guitarra) comandados por una jovencísima cantante, Lourdes Trujillo, dueña de una voz que calificaré como extraordinaria y me quedo corto.
Su concierto tuvo dos partes, la primera de las cuales dedicada principalmente a presentar las canciones de su álbum “Verbos copulativos”. Canciones que sonaron de maravilla, a pesar de algunos problemas con los instrumentos de cuerda, provocados por la humedad, que los músicos supieron solventar con exquisita profesionalidad. Aún no había acabado de sonar “Womens blouse”, el tema con el que abrieron, y ya se notaba en el ambiente que la noche iba a ser mágica. La comunión entre el público y el grupo era total. Lourdes se adueñó del escenario con su porte de diosa griega, su simpatía, su interacción con el público y su excepcional voz, quebradiza como la de Cat Power pero potente como el de una reina del soul. Lució tanto con la guitarra al cuello como moviendo sugerente el abanico con el que tuvo que combatir el bochorno veraniego, de la misma manera que lucieron tanto los temas propios como las versiones que dominaron la segunda mitad del concierto. Su interpretación de “Fever” hizo subir la temperatura varios grados más; el himno disco “Last dance”, ralentizado con elegancia, reveló matices hasta ahora desconocidos para mí; finalmente, una “Every breath you take” a ritmo casi de bossa nova se erigió en sorpresa de la noche. Arcana tienen desde el sábado un nuevo fan: me declaro admirador de sus exquisitos arreglos de cuerda, de la brillantez de sus percusionistas, de la discreta pero imprescindible presencia de su guitarrista y del carisma, la voz y la presencia escénica de su cantante. Les deseo toda la suerte del mundo.
Una suerte que les faltó a Ambros Chapel. La (a posteriori) desafortunada decisión de retirar las sillas de plástico que llenaban la plaza provocó la desbandada del público que la ocupaba minutos antes. O quizás los estilos de ambas bandas resultaron ser demasiado diferentes. Lo cierto es que los saguntinos tuvieron que desplegar su directo ante apenas tres o cuatro decenas de personas. Una lástima, porque su arsenal es potente y lo cierto es que dieron un conciertazo. Hay que decir que en estas situaciones poco agradables es donde se nota la profesionalidad de una banda, y Ambros Chapel supieron estar a la altura de una fama que empieza a trascender de forma merecida. Las canciones de su álbum “Constants are changing” (2011) sonaron impecables, rotundas, perfectas. El tema titular, así como una espectacular “New nation”, arrollaron igual que arrollan en disco. También se lucieron con “Tears”, que abrió el concierto, o con “Lullaby”. Intercalaron algunos temas de su anterior disco, “Rome” (2009), aunque el grueso del concierto estuvo dedicado a repasar su trabajo más reciente. Excepcionalmente recuperaron un tema de su segunda demo del año 2008: “That times forgiven”.
La combinación de las luces y las proyecciones de fondo, las ensoñadoras guitarras, los evocadores teclados y la peculiar voz de Pablo Casero, todo ello conformaba un puzzle perfecto para la hora y el lugar. Estar allí, a pie del escenario, bajo las estrellas y con las ráfagas de su onírico post punk descargándose sobre mí…sé que me repito, pero la palabra es magia. Tengo una cita pendiente con Ambros Chapel en mejores condiciones, y espero no tardar mucho en cumplir con ella. Supongo que ellos también querrán sacarse la espinita cuanto antes.
Por diversas circunstancias tuve que dejar el concierto antes de que acabara, así que me perdí la presentación de un nuevo tema (“The River”) que formará parte de un inminente nuevo EP. Mientras me iba alejando sonaba “Stay”, una canción perteneciente a su anterior álbum (“Rome”, 2009). Según su excelente solo de guitarra se iba perdiendo en la distancia, sentí la felicidad de haber asistido a dos conciertos únicos, cada uno a su manera. Una noche francamente sorprendente e inolvidable.