Cinco años sin J.J. Cale, recordamos su carrera
Existió una vez un hombre sencillo, un artista incomprendido, un anti-héroe musical que inventó su propia forma de hacer rock and roll y ésta resultó ser de lo más peculiar, además de tan válida como otra cualquiera.
Se cumplen, este 26 de Julio, 5 años desde que se nos fue J.J. Cale, uno de los más inmensos solistas de la sexagenaria trayectoria del rock aunque a él jamás le importó el estrellato lo más mínimo. Sin embargo, la opinión del que aquí frasea es que el muy añorado mago de Oklahoma se encuentra a la altura de los Neil Young, Van Morrison, David Bowie, Paul Simon, Elton John, Eric Clapton, Billy Joel, Bob Dylan y todas las agrupaciones de soles que se deseen añadir.
De modo muy natural emergió, en 1971, la opera prima en LP de J.J. Cale con manjares como “After Midnight” (Después de medianoche), versioneada por Eric Clapton o “Call me the Breeze” (Llámame “La Brisa”), revisitada por Lynyrd Skynyrd.
Al prodigio de Tulsa nunca le hizo falta recurrir a guitarras “noisy” ni a las estridencias facilonas en su sonido y únicamente se sirvió de una aplastante “music for pleasure” que, por suerte o por desgracia, resultó ignorada siempre por las listas de éxitos más comerciales pero, ¿por qué?
Utilizaré un doble redundancia: J.J. Cale es “autenticidad auténticamente auténtica” (y de esa escasea en la música) y de tal modo, rememoramos uno de los más sonados ejemplos sobre como este músico no cedió a ciertas tentaciones en un instante crucial de su carrera.
Aconteció que, hacia 1972, el propio Cale llegó al nº 22 de las listas de E.E.U.U. con el tema “Crazy Mama”, así que fue invitado a tocar en T.V. Tras las indicaciones de la gente de la pequeña pantalla al propio J.J. sobre que éste no podía tocar en directo natural en American Bandstand, el presentador de aquel celebérrimo programa, Dick Clark, le insistió en que si se presentaba en el plató dispuesto a cantar en playback y sin su banda, su single se colocaría número 1 y su popularidad subiría como un cohete.
Servirse a aquella pompa tan del gusto estadounidense, era un precio que el de Oklahoma no iba a pagar y éste se negó en redondo, para siempre, al trucaje de ninguna actuación suya, así que recogió su equipo y se largo de allí, junto con su fiel camarilla, ante la perspectiva de que no tendría jamás éxito masivo. Todo ésto es algo que a Cale le traía sin cuidado, como insistí al principio.
Este tipo de simulaciones del “show business” (el cual pareció jurársela desde entonces) eran totalmente antagónicas con el incomparable J.J. Cale.
A partir de ahí, este intérprete ni siguió las modas musicales, ni tuvo enjambres de fans que enloquecieran con sus canciones, ni concedió apenas entrevistas, ni se resignó a ser telonero de Traffic en 1972, ni se publicaron extensos libros sobre él, ni se prodigó mucho en giras, ni vivió luego en la abundancia económica. Sin embargo, él se halló encantado con este alejamiento del mundanal estruendo, recalco, y solamente le preocupaba grabar, metódicamente, los mejores discos posibles. Nada más.
Fue aquí, quizás, donde arrancó la admirable leyenda de este honesto guitarrista.
El mismo músico del Sur, varias décadas más tarde, relató muy satisfecho acerca de su relativo anonimato: «Todos mis vecinos de la urbanización son ancianos y no saben quien soy».
Pero la cuestión aún más misteriosa es la siguiente. Otros históricos artistas se repitieron en sus acordes para acabar agotándote pero Cale fue de los poquísimos a los que nunca le sucedió ésto y es que transcurrieron cuatro décadas y 15 discos de estudio donde pareció (¡solo lo pareció!) que el de Tulsa rasguease los mismos viejos acordes continuamente y sin embargo: ¿¿cómo es posible que te quedes siempre atrapado en sus particularísimos ritmos empapados de Country-Folk-Blues-Rock-Jazz??
Por un minuto se oculta el “enigma Cale” y nos quedamos inexplicablemente envueltos en ese gigantesco deleite circular que supone escuchar tocar al tranquilo genio de Oklahoma y cantar con su voz susurrante (“cool”, según la definió el seguidor número 1 del propio Cale, el ya también desaparecido Tom Petty).
Siendo ingeniero de sus propios discos en el estudio, ni siquiera sus paisanos músicos, como Leon Russell o Carl Radle, sabían exactamente que toque final y secreto les daba J.J. en su casa a sus grabaciones, al final de la jornada. Y el caso es que él mismo tampoco se extralimitaba con la post-producción, o dicho de otro modo: “minimalista” es un término que se asignó continuamente a este intérprete.
Tuvo una época intachable, la cual transcurrió desde el propio 1971 hasta 1983, donde surgieron sus esquirlas más doradas, como también Really (1972) , Okie (1974) , Trobadour (1976) o #8 (1983), además del antes sugerido Naturally (1971), como muestras.
Desde 1990 hasta 2009, Cale perdió lustre levemente pero tampoco se deben desdeñar ni lo más mínimo trabajos como Travel-log (1990), To Tulsa and back (2004) o Roll on (2009), por ejemplo.
Rebobinemos hasta el inicio, un instante. En realidad, él nació como John Weldon Cale y grabó tres singles como Johnny Cale de 1958 a 1961. Después, hacia 1965, sucedió una anécdota muy divertida, ya en tierras de California.
Elmer Valentine, el dueño del mítico local Whiskey A Go-Go, en Los Angeles, quería contratar al super-anti-astro por excelencia. Así que el empresario le comentó al músico: ”Quiero que actues en mi local pero ya hay un John Cale y toca en la Velvet Underground, así que tienes que llamarte J.J. Cale”.
El guitarrista de Oklahoma le contestó: “Oiga, si me da trabajo puede llamarme como a usted le de la gana”.
En aquellos mismos años, editó dos sencillos más y una primera versión de «After Midnight», en 1966. También hay que recordar que aquellos ambientes lisérgicos de la California de 1967 no fueron ajenos tampoco al propio Cale y éste tuvo una breve incursión hippy dentro de un singular grupo psicodélico llamado Leathercoated minds. Después, J.J. reseteó su magistral carrera a partir de 1971, como hemos apuntado antes.
Ya solo una canción de este meridional estadounidense es como una adicción por una sensual mujer con la que jamás debes romper y también ella, con sabia suavidad, te deja sin fuerzas como para intentarlo. Finalmente, de la manera más sencilla posible “despejamos” aquí la “incógnita vox populi” planteada antes: el de Tulsa es un excelentísimo intérprete y el “J.J. Cale Sound” es un delicioso y maravilloso bucle.
Declaración oficial de Neil Young: “J.J. Cale es el mejor guitarrista eléctrico que escuché nunca, junto a Jimi Hendrix”.
El magnífico Mark Knopfler también forma parte de este alumnado y lo admitió, públicamente, sin problema: “Sí, por supuesto, escuché mucho de J.J.Cale mientras mi estilo se estaba desarrollando. Él es muy especial para mí”.
Además, Eric Clapton, el cual también versioneó temas como “Cocaine” o “Travelin’ light” (originales ambas de Cale), manifestó acerca de su colega y amigo:“El estilo de J.J. es la mejor técnica que conozco”.
Magnífico guitarrista y compositor J.J. Cale, y referente de otros grandes guitarristas de la historia del rock.
Era un auténtico anti-estrella, virtud que valoro muchísimo.
Canciones como Cajon Moon y Cocaine siempre me acompañarán.
Excelente artículo de Txus Iglesias, como siempre.
Muchas gracias por tu comentario, Joan.
Muy grande J.J. Cale, estoy totalmente de acuerdo en lo que comentas.
Un saludo. 😉
Poco más se puede comentar ante el artículo magistralmente escrito por Txus Iglesias y acertadamente comentado por la autoridad Joan Serra. Efectivamente, un maestro de guitarristas que, si bien no fue masivamente reconocido, su legado de autenticidad ha llegado, y muy lejos, a los muchos que realmente lo valoran, y sus composiciones, al igual que su simpar y reconocible guitarra, suenan -y por siempre nos acompañarán- por si solas. Gracias a Muzikalia por recordarle.
Gracias a ti, Xavi por tu emotivo mensaje sobre J.J. Cale.
También agradecer la edición a MZK y el apoyo al genial guitarrista de Oklahoma.
Saludos
j.j.cale paseos por el campo acompañando tu relajamientos un genial guitarrista siempre en mis recuerdos, un sentimiento profundo cuando me entere de que nos dejo. Pero tenemos su musica para siempre gracias j,j, cale siempre estaras entre nosotros que amamos la musica,
Excelente articulo .
Repasando , el otro dia , mi vieja coleccion de discos , me tope con unos cuantos de el , que hacia tiempo que no los ponia , y , estos dias no paro de ponerlos , y recordar viejos tiempos y excelentes músicos , que grande J.J.Cale . Gracias .
Como anècdota comentar que unos músicos , ya veteranos , me dijeron que el bueno de J.J. Toco en una Jam , en un diminuto bar del puerto de Ibiza a principios de los 70’s , no se que hay de cierto en ello , pero sabien do como era el , y como era la isla en esa epoca , es posible .
Joan R. Prats , Ibiza
Gracias también a Manuel y Joan R. Prats por sus comentarios sobre J.J. Cale, aquí en MZK.