Cubipop 2015 – Finca Los Serrano (Cubillos) (Zamora)
El festival Cubipop alcanzaba ya su octava edición, y si bien cada año se unen nuevos adeptos a la causa (hasta más de cien personas se dieron cita el pasado sábado en el pueblo zamorano de Cubillos), mantiene firmes sus inquietudes y principios organizativos. Desde sus inicios el evento tuvo como principal motivo la celebración de una serie de conciertos protagonizados principalmente por bandas zamoranas, en un cartel al que puntualmente se han sumado formaciones de otras localidades. Una cita enmarcada siempre en un claro ambiente de convivencia, donde el respeto al entorno (se celebra en una finca particular y habitada) y el buen ambiente tienen casi el mismo protagonismo que las propias actuaciones.
Monolab inauguraron escenario -después del disfrutable aperitivo en forma de sesión a cargo de los DJ’s Me In Stream y Touchantes– presentando en sociedad un proyecto en el que versionan varios temas de ese Emperor Tomato Ketchup (1996) publicado por Stereolab hace ahora casi veinte años. El combo cuenta entre sus filas con la base del grupo Pequeño (Miguel Calvo-Rubio a la guitarra, Rubén Casas a la batería y Pablo Fidalgo al bajo), a la que hay que sumar la palpable aportación de Javier Hidalgo al teclado y las necesarias voces femeninas de María Casaseca y Verónica García suplantando a la francesa Laetitia Sadier en el papel de cantante. El sexteto sorprendió con una fiel apropiación de las canciones, en lo que significó una relectura respetuosa capaz de recuperar las sensaciones originales de la obra. El grupo supo así empaparse con solvencia de las principales cualidades de un disco tan elegante, encantador y mítico como el que fuese cuarto larga duración de los británicos, hasta completar una bonita actuación.
Tras ellos, los también locales Mendel tomaron el relevo para apostar por una contundencia bastante más explícita, presumiendo de solidez a lo largo de todo su tiempo en escena. Situados a medio camino (y en un extraño punto) entre el grunge de los 90 (con influencias palpables como las de Pearl Jam o Stone Temple Pilots) y grupos melódicos de lírica trabajada como Vetusta Morla, el cuarteto resulta atractivo precisamente en plena confluencia de ambos caminos. Una ejecución incontestable manejada por cuatro músicos excelentes y más que contrastados en la ciudad, que cuenta además con un valor añadido y plausible como es la siempre convincente voz de Iñaki Martínez.
El artista «foráneo» seleccionado en esta ocasión fue Mihassan, que presentaron en directo los cortes incluidos en su elepé homónimo publicado a finales de la pasada temporada. Los madrileños superaron ampliamente las expectativas previas insinuadas por su trabajo de estudio, completando una actuación de lo más efectiva y animosa, apropiada para un ambiente que comenzaba a caldearse. El trío se maneja mayoritariamente entre un post-punk patrio de última generación (emparentándose así como formaciones como Ornamento y Delito y Trajano!), para completar su propuesta con ramalazos de electro-pop y pretendido petardeo que pueden llegar a remitir a Astrud o Aviador Dro.
Unos habituales del sarao como El Lado Oscuro de la Broca fueron los encargados de echar el cierre, una vez más, a la celebración de esta campaña. El quinteto está disfrutando de su mejor época, tras fichar por el sello El Genio Equivocado y ver al fin publicado su debut oficial, Beta (2015), con el que no dejan de sumar críticas positivas. Un buen momento trasladado también al escenario, desde donde profesan un sonido cada vez más agresivo pero al mismo tiempo definido y apetecible, con Ride y The Jesus & Mary Chain como iconos creativos luciendo de manera más evidente que nunca. Un auténtico torbellino sonoro que, junto a la pasión de los asistentes y una cuidada iluminación capaz de remarcar virtudes, confirmó lo que era una victoria segura. Un capítulo final que, además, dejó la satisfactoria sensación de que el combo parece haber encontrado su equilibrio definitivo sobre las tablas.