David Bowie – Nothing Has Changed (Parlophone Records)
Una nueva recopilación de David Bowie por definición no debería aportar nada nuevo al asombroso universo musical del artista inglés. No obstante tal vez conocedor de que involuntariamente se ha convertido en el nuevo Emperador de una generación musical que ni siquiera había nacido cuando Bowie ya contaba sus discos por decenas, se ha cuidado con el máximo esmero y detalle esta colección de canciones, que la convierte en un tesoro para propios y extraños a la carrera del inteligente camaleón.
Grandes éxitos, canciones nuevas y rarezas se dan la mano sin despeinarse lo más mínimo a lo largo de sus cuatro horas de duración. Del rock más indulgente de sus primeros años, al pop meloso que surgía desde finales de los setenta, pasando casi de puntillas por su época de Berlín, (curioso, ahora que es cuando más se la reivindica) sin olvidarse de su faceta jazzy más actual, subrayando el colorín de su cara más comercial a ritmo de discoteca ochentera y arrastrando al oyente a las mejores piezas del abismo de la experimentación en el que cayó en la década de los noventa. David Bowie al natural y al completo. Una colección que impresiona, que da vértigo.
Existen tres versiones diferentes, con sus correspondientes carátulas, pero musicalmente la que realmente merece la pena adquirir es la versión deluxe, las otras dos versiones no son más que parcheados para salvar al Titanic del hundimiento. Pero en su versión deluxe es donde el imperio musical del británico toma cuerpo y consciencia. Arrancando con la agotadora y enigmática «Sue (or in a Season of Crime)» grabada ni más ni menos que con la orquesta de jazz de Maria Schneider (prácticamente la más prestigiosa en su campo), una por una se van destronando entre ellas las mejores canciones de los días recientes, desde la inquietante «Where are we now?» que lo volvió a traer al Mundo, hasta completar el paso de los últimos diez años aligerado al ritmo de remixes y colaboraciones con Pet Shop Boys, Marius de Vries, Nine Inch Nails y James Murphy entre otros. Pero es que además nos han colado para alegría y alboroto, varios temas del mítico disco Toy que nunca llegó a ver la luz de forma oficial.
Las versiones editadas para la colección, muchas de ellas remasterizadas desde los originales para la compilación, consiguen agilizar el paso del tiempo auditivo al compás de estos ritmos cambiantes, que te llevan viajando en el tiempo en sentido inverso. La cronología de las canciones nos parece acertadísima desde lo más actual a lo más antiguo, plasmando y recalcando que David Bowie no es una figura que pertenece al pasado, sino que nació en los años sesenta como la vanguardia de un gris Reino Unido y se ha convertido en el estandarte universal de la post-modernidad en el siglo de los hípsters. ¿Quién no siente ramalazos eléctricos cuando escucha todavía «Ziggy Stardust»? Imposible no pensar en Amy Winehouse cuando se escucha la versión de «Wild is the Wind» que Bowie grabó antes incluso de que aquella naciera. Una colección de canciones imprescindible para conocer y entender el corazón del pop y la rabia contenida del rock de una leyenda imprescindible y necesaria en la Historia de la Música, escrita así, con mayúsculas.