Él Mató A Un Policía Motorizado + Cala Vento (Tomavistas Extra) Madrid 30/06/22
La consolidación del ciclo veraniego Tomavistas Extra es, qué duda cabe, una gran noticia para la ciudad de Madrid, siempre ávida de nuevas propuestas musicales en directo. El magnífico recinto del Parque Enrique Tierno Galván, que acogía la edición principal del Tomavistas hasta su última edición, es un marco incomparable para disfrutar de propuestas tan estimulantes como el doble cartel que en la noche del jueves reunió a Cala Vento y Él Mató a un Policía Motorizado para disfrute intergeneracional. Y digo lo de doble cartel porque, en este caso, no había distinción entre telonero y artista principal, con ambas bandas compartiendo tamaño en un póster que cruzaba a una banda emergente que quiere comerse el mundo -y empieza a hacerlo- con otra totalmente asentada, veterana de nuestros escenarios y con poco ya por demostrar. A priori, parecía que los públicos de ambos serían muy dispares, pero nada más lejos de la realidad, con gente entradita en años dando botes con Cala Vento y a su vez con asistentes que no llegaban a la veintena copando las primeras filas del show de los argentinos. Un mestizaje vitalicio que sentó muy bien al evento, cuyo aforo, sin llegar al completarse, presentaba una estupenda entrada para disfrutar de los conciertos con muy buen ambiente, pero sin agobios.
Abrieron la velada el dúo catalán Cala Vento, en constante ascenso desde su debut homónimo hace algo más de un lustro. Sin disco nuevo que presentar, material que, prometieron, llegará muy pronto, fueron repasando los hits de sus tres álbumes con un ritmo endiablado. La potencia de sus directos es innegociable y su público, cada vez más numeroso, lo agradece y corresponde al grupo con una entrega absoluta. En este tipo de conciertos de naturaleza (ejem) indie, es poco habitual ver pogos como los que se formaron con los trallazos de Cala Vento y siempre se agradece recuperar esa energía tan noventera, aunque sea viéndolo desde la barrera -este cronista ya no es un veinteañero precisamente-. Punta de lanza junto a La Plata y Carolina Durante de esa nueva generación de renovadores del rock estatal, Cala Vento hacen de la escasez de recursos una virtud y actuar en formato dúo les da una libertad y versatilidad que ellos traducen en crudeza o sensibilidad según lo requiera la canción. Poperos a ratos, punks por momentos, intensos siempre, la traca final conformada por “Gente como tú”, “Isla desierta”, “Abril” y “Teletecho” resultó inapelable, dejando al respetable con ganas de más.
Tras una espera entre conciertos que se hizo corta gracias al buen hacer del selector musical (sonaron temazos encadenados de La Plata, Bestia Bebé, Los Punsetes o Triángulo de Amor Bizarro, entre otros) comparecía sobre las tablas el sexteto platense Él Mató a un Policía Motorizado. Con Santiago Motorizado y los suyos uno empieza a tener la sensación de deja vu, lo que es bueno y malo al mismo tiempo. Cada concierto que les he visto en el último lustro, y son unos cuantos, ha sido prácticamente calcado a los anteriores. Lo bueno, que siempre hacen conciertazos: manejan su repertorio a la perfección, ejecutando lo mejor de su discografía con una solvencia total y saben jugar con los tiempos del concierto evitando que los momentos más tibios generen el más mínimo aburrimiento, eligiendo bien el momento de soltar sus trallazos, la mayoría pertenecientes al primero tramo de su carrera. Sus directos son tan sólidos que no fallan ni siquiera cuando, como sucedió en este caso en la primera media hora de concierto, Santi no termina de hallarse del todo cómodo con los reglajes de su bajo. Por el contrario, en el debe cabe apuntar la ausencia de sorpresas. Cualquier seguidor de los motorizados sabe que no son la banda más prolífica del planeta y creo que les vendría bien alterar un poco esa hoja de ruta, esa zona de confort, de la que apenas salen con nuevas composiciones. La base del repertorio fue de nuevo la dupla formada por La Dinastía Escorpio y La Síntesis Okonor y aunque sean dos obras redondas, sin espacio para el relleno, les vendría bien nueva gasolina en el depósito.
Así las cosas, a la hora de encarar sus directos juegan un papel importante las circunstancias que lo rodean y por eso el bolo del Tomavistas se saldó con sobresaliente rozando la matrícula de honor. Si hace apenas un mes actuaban en el Primavera Sound desubicados a plena tarde, en un escenario gigante y con muy poco “público propio”, en este caso un coso entregado de antemano, un sonido perfecto y los últimos rayos de sol desvaneciéndose sobre una no muy calurosa tarde-noche madrileña anticipaban unas condiciones inmejorables para lucir como merecen. Arrancaron con “El Nuevo Magnetismo” y tras un par de medios tiempos pusieron al público del revés con la energía de la “reciente” El Perro. A partir de aquí, no bajaron el nivel, destacando ese himno que es “Mujeres bellas y fuertes”, los desarrollos psicodélicos de “Nuevos discos, nuevas drogas”, soberbia en su ejecución, una “Excálibur” en versión semi acústica que emocionó a buena parte de los presentes y, sobre todo, ese “Mundo extraño” que ha multiplicado su popularidad desde que Vetusta Morla hicieran un cover y que se ha convertido en unos de los picos de intensidad de sus directos recientes.
Tras una hora de concierto y un pequeño parón, volvieron para rematar la faena y finalizar con las espadas por todo lo alto. “Chica de oro” coreada hasta por los grillos del parque y “Mi próximo movimiento”, para la que invitaron a subirse al escenario a uno de sus padrinos en España, J de Los Planetas, quien sin aportar gran cosa a esta cima de su primer álbum sí que calentó al público con ese extraño carisma que posee, fueron el broche de oro para una noche redonda por partida doble.
Fotos Él Mató A Un Policía Motorizado + Cala Vento Adrián YR Photography (Tomavistas Extra)