Entrevistamos a Rubén Pozo
A finales del año 2023, Ruben Pozo enfrentó un periodo desafiante, especialmente después de participar en tres conciertos junto a su ex compañero de Pereza, Leiva, programados para los días 19, 25 y 26. Tras estas presentaciones, el cantante barcelonés fue ingresado en el Hospital Ramón y Cajal por un problema de salud. Afortunadamente, recibió el alta días más tarde y, en la actualidad, se encuentra inmerso en los preparativos para su próximos conciertos, en la Sala Sol, programado para el 25 de enero dentro de Inverfest (Entradas) y dos días más tarde, el 27 de enero en el Teatre Casinet d’Hostafrancs de Barcelona, en Barnasants (Entradas).
La vida de Ruben Pozo está intrínsecamente ligada al rock y a la carretera. Hacia finales de noviembre, sostuvimos una conversación fascinante con él, centrándonos en las dos últimas composiciones que ha lanzado, «Catálogo» y «Ha llegado el día». Estas canciones fueron presentadas en formato vinilo de 45 revoluciones y, según el propio músico, la última de estas piezas representa su «obra maestra». Un tema que ha tardado veinte años en ver la luz, con una temática enigmática y esotérica, la cual exploramos con él, ahondando en posibles interpretaciones.
«La música es el espacio donde se solucionan cosas que en la vida real no encuentran arreglo»
Es todo un placer hablar contigo, Rubén. Lo primero, enhorabuena por tus dos nuevas canciones que has publicado. ¿Cuál fue la razón detrás de tu decisión de dejar intencionalmente algunas canciones de las sesiones de grabación de tu último álbum Vampiros y presentarlas más de un año después en formato físico?
La verdad es que tenía un capricho en cuanto a formato físico: hacer un single de siete pulgadas a 45 revoluciones. Nunca he tenido música mía en este formato. Son canciones que pertenecen a las sesiones de grabación de Vampiros y las dejé a propósito aparte. Las canciones están en las plataformas digitales, como tema 11 y 12 del álbum. Quería darme ese capricho y por darle una presencia especial a estas canciones. Quería dar por una vez al botoncito de 45 rpm en mi tocadiscos.
En los últimos años, grupos como Mujeres, Carolina Durante o Cariño, prácticamente todos los grupos relacionados con Sonido Muchacho han publicado en formato de 45 revoluciones. ¿Cómo sientes que este formato de single, con su aire nostálgico, encaja en la escena musical actual llena de opciones digitales?
¿El de Mujeres tiene agujero grande en el centro? Están vendiendo de 45 pero de agujero pequeño. Aparte de que fuera un 45, quería lo del agujero para que pudieras poner el adaptador. Parece una tontería, pero ya que vas a dar al botón de 45 en el tocadiscos, pues coge también esa piececita… Hice mucho hincapié y me ha costado, no te voy a engañar. Al parecer es una movida, encarece un poco el precio, pero he tocado los cojones a la gente involucrada. ¿En serio quieres el agujero grande? Nos dicen de fábrica que es un follón… y yo diciendo: tiene que ser el agujero grande para hacerlo bien. El sueño tal y como lo tenía. Es una tontería, pero la idea de la música también tiene que estar ligada a la romantización.
Más allá de esto, estas canciones están en formato digital y quiero que las escuche la mayor cantidad de personas posible porque realmente creo que he hecho un muy buen trabajo. Está la cosa del físico, que bueno, se va vendiendo. Ahora apenas hay soportes físicos. Cuando te gusta mucho un artista, a los amantes del vinilo nos gusta tenerlo en físico. En los conciertos se venden bien, tío, como parte del merchandising, como una camiseta. Hay gente que se lleva vinilos y me reconoce que no tiene tocadiscos. El concierto le ha gustado, se lo ha pasado bien y bueno… es que ya no hay ya ni una entrada física y va todo por el móvil. Entonces, se compran el disco, lo firmo y ya de alguna manera lo puedes poner en la pared con la fecha. Yo lo entiendo porque cuando he ido a un concierto y me ha gustado mucho y tienen puesto el merchandising, pues lo compro. Estoy contribuyendo al artista económicamente y además me llevo un recuerdo. La verdad es que he invertido mi buen dinero en vinilos. Mucha gente me dice: «Buah, es que ya no sé qué hacer con los míos», y yo les digo: «Eh, espera, voy para allá». Ahora mismo no sé cuándo tendré, pero necesito unas cuantas de esas estanterías de IKEA…
¿Cuáles fueron los primeros vinilos que adquiriste cuando eras un adolescente?
Recuerdo ir con mi padre cuando tenía 13 años a comprar discos a Discoplay. Él me decía: «¿Quieres un disco?» Yo tampoco tenía mucha idea, pero sé que había escuchado «You Really Got Me» de los Kinks y dije: «Pues los Kinks estos». Recuerdo que me lo compró, ese y uno de The Who, porque habían puesto su película y me había flipado, la época de Tommy. Estoy diciendo esto, pero estoy mintiendo, porque al decirlo me acabo de acordar de que años antes el primer disco que tuve fue de Europe, el de «The Final Countdown». Recuerdo que salieron por la tele y a todos nos encantaron estos heavys, y ese fue mi primer vinilo. Quemé ese disco.
¿Cuál es tu percepción acerca de cómo el público ha recibido tu trabajo más reciente, Vampiro, publicado en mayo de 2022, después de haber transcurrido tiempo desde su lanzamiento?
Bueno, creo que a la gente que me sigue le ha entrado bien el disco. Les parece un paso más dentro de mi trabajo compositivo y como intérprete. Eso es lo que aspiro, me gustaría que pasara siempre: los que me siguen, me sigan siguiendo. Esto para mí siempre será una buena noticia y representa el objetivo cumplido. En los conciertos siguen viniendo la gente que me seguía de antes, están ahí, y realmente me siento afortunado de tener un público que me permite seguir haciendo este trabajo.
También es importante no saturar. Desde luego, no soy la hostia de prolífico. Siempre hago descartes antes de hacer un disco, pero tampoco tanto como otros artistas. Lo mismo hago 16 ó 17 y me quedo con doce. Hay artistas que me dicen: «No es que yo para este disco he hecho sesenta canciones» y pienso para mí: «Madre mía, habría que oírlas». Pero bueno, cada cual tiene su librillo. Yo no soy de esos que hacen sesenta canciones y se quedan con diez.
Incorporando estas dos nuevas canciones, «Ha llegado el día» destaca como uno de los principales temas del álbum. A raíz de diversas declaraciones tuyas que he tenido la oportunidad de leer, me gustaría indagar sobre el significado que le asignas a esta canción.
Para mí, «Ha llegado el día» es mi obra maestra. El problema al explicar una canción es que, como me pasa cuando alguien que me gusta lo hace, pienso: «Joder, yo tenía otra idea». No quiero condicionar, pero para mí, es alguien que hace un pacto con lo oscuro para conseguir algo. Está lo suficientemente abierta para que no se sepa si es fortuna, gloria, un talento que no tiene… para mí, es eso. Es una canción que podría haberse escrito hace un siglo.
Ahora que ha sido lanzada, comúnmente se dice que una canción deja de pertenecerte y pasa a ser de aquellos que la adoptan, disfrutan y la hacen suya. Justo mientras la escuchaba, me surgió la reflexión: «¿Y si todo lo que había asumido al crearla, pensando que era un pacto con el ángel caído… es en realidad un pacto con Dios?» Al escucharla con esta perspectiva, parece encajar de igual manera. Quizás todo es lo opuesto a lo que inicialmente consideraba; es de alguien que está aceptando la luz.
¿Cómo fue el proceso de composición de esta canción? ¿Podrías contarme acerca de la creación y desarrollo de esta pieza musical?
He tardado años en componer esta canción. No significa que haya estado trabajando en ella todos los días, pero empecé hace veinte años cuando estaba en Pereza. Recuerdo que estaba en una prueba de sonido para el disco `Algo para cantar’, y me dijeron: «Venga, Rubén, canta algo tú solo», así que agarré mi guitarra y empecé a cantar: «Mía, lo único que quiero es hacerte mía, aunque tire por la ventana toda mi vida». Recuerdo que fue en la sala Bilbo Rock. Comencé, pero luego no supe cómo continuar.
Tres años después, un día mientras tocaba, compuse otra estrofa: Tira, que la voz suba hasta el cielo…» y dije: «Ostras, parece alguien haciendo un pacto, está hablando de un pentagrama; que es el papel para escribir música, pero también es el pentagrama de cinco puntas que se utiliza en cosas esotéricas. Yo qué sé». Siete años después, un día me sale: Y ha llegado el día… y lo pegué a esas dos estrofas, y funcionó. Con el tiempo, se fueron escribiendo el resto y dije: «Buah, esto habla de un pacto total: Tira, que en el cruce de caminos va a ser la hora, que voy a firmar el contrato con dedicatoria, que traigo un alma dentro que ya me estorba y ha llegado el día. Ya está, está hecha.
Definitivamente, hay canciones que parecen encontrar su camino. En el caso de «Catálogo», ¿puedes compartir cómo fue el proceso de composición de esta canción?
Sí, completamente. No supe seguirla en su día, la olvidé y, por alguna razón, volvió años después. Todo lo contrario que “Catálogo». Una tarde estaba tocando la guitarra, comencé a cantar la melodía con una rueda de acordes y agarré un papel que resultó ser un repertorio para un concierto de la semana anterior, y encajaba bien. Se acabó el repertorio y seguí incorporando mis propias canciones. Fue como un juego, nunca pensé que resultaría en una canción.
Una vez que compuse la canción, al día siguiente grabé la nota de voz como un ejercicio de composición. Muchas veces, estos proyectos quedan en un cajón, pero en este caso, al escucharla, pensé: «Esto tiene algo especial, algo que ni siquiera los Beatles han hecho, una especie de meta-canción». Al escucharla, revivo esos momentos en los que creé canciones para grupos anteriores a Pereza, para Pereza, y mis proyectos en solitario. Veo pasar mi vida delante de mi. Lo que acabo de expresar es algo que he escuchado de personas que me dicen: «joder, te he seguido durante tantos años y al escuchar una de tus canciones, vuelvo a cuando tenía quince años y estaba con mi amigo o mi novia de ese momento». Si Paul McCartney hace esto, todos conocemos sus canciones. En mi caso no (risas). Soy consciente de que tengo un público pequeño pero fiel. Siempre bromeo diciendo que si reconoces treinta canciones, eres un rubenista duro, te agradezco mucho que me sigas durante todos estos años
Ha sido un gusto conversar contigo, Rubén. Para finalizar, ¿qué significa la música para ti?
Un lugar donde escapo de la realidad. Es el espacio donde se solucionan cosas que en la vida real no encuentran arreglo. Es un mensaje que me arropa; cuando escucho a alguien contar algo a través de la música, agradezco por haber expresado lo que yo no sabía cómo contar, y te sientes un poco más acompañado.
Escucha ‘Vampiro’ de Rubén Pozo