Entrevistamos a Poncho K, que vuelve con ‘Calíope’
Cuatro años habían pasado desde el último disco de Alfonso Caballero, más conocido como Poncho K. El sevillano vuelve a la carretera con Calíope (Ríe Records), su nuevo trabajo. Un disco que salió de forma física para sus fans en abril del 2021, y no ha visto la luz en formato digital hasta octubre de este año.
Una acción más allá del puro marketing, más allá de las cifras y las ventas. Es la demostración de dar valor a lo que uno hace, del trabajo continuo y del esfuerzo económico que supone un nuevo disco. En un mundo cada vez más ligado a la inmediatez parar las manecillas del reloj supone un acto revolucionario.
«Fue por romanticismo, me apetecía recuperar el formato físico»
Me gustaría empezar por los inicios, en aquel momento en el que, siendo un veinteañero, dejaste Sevilla para venirte a Madrid. Solo tenías una maqueta y una guitarra, más que suficiente. ¿Cómo fueron esos primeros años?
Me fui de Sevilla con 18 años, aunque mi primer disco salió con 20. Las circunstancias me estaban obligando a salir de mi tierra y me vine a Madrid porque era la única forma de abrirme paso en el mundo de la música.
En aquellos momentos, era más difícil triunfar en Andalucía con la música que llevaba a cabo, siempre se tira más hacia el flamenco, todo lo que no estuviera ligado a este género era más complicado de que fuera escuchado. Me fui a la capital con lo poco que tenía, a buscarme la vida y ver si rascaba algo.
Un inicio complicado, muy ligado a la eterna historia del músico en busca de ser escuchado. ¿Cómo fue esa introducción al mundo musical? ¿Cómo fue esa primera maqueta?
Total (risas). La primera fue con una grabadora de radiocasete, muy cutre, que tenía por casa. La primera grabación verdad fue en los Estudios Almäví, que se encontraba en un pueblo de Sevilla llamado Ginés. Recuerdo que salió una maqueta super básica, barata y con muy pocos medios. Un proyecto de guitarra, voz y unos amigos haciéndome los coros.
De esos momentos ya han pasado dos décadas, ahora cuentas con ocho álbumes de estudio, miles de seguidores y muchos años kilómetros en la carretera. Hay que decir muchas cosas para ser capaz de llenar casi una decena de discos. ¿Cómo estás viviendo todo este camino?
Son muchas cosas. Una vida entera, pero muy contento. Hago balance y no me puedo quejar, sigo teniendo ganas de hacer música, que ya es bastante después de tanto tiempo.
Totalmente cierto, escribir es algo que según pasa el tiempo más te va costando. He contado ya muchas cosas. En ocasiones, las vivencias van a destiempo y de nuevo estas componiendo un nuevo disco, es bastante sencillo caer en repeticiones, algo que sin duda intento evitar a toda costa.
Tu último trabajo, Calíope, se publicó en formato físico el pasado mes de abril, en cambio, no salió en formato digital hasta octubre. Este hecho sorprende bastante y más en el mundo de la inmediatez que vivimos. Además, has ido presentando este nuevo álbum con bastantes adelantos.
Fue por romanticismo, me apetecía recuperar el formato físico, que los oyentes tuvieran el disco en sus manos, que lo escucharan, que leyeran el libreto … en general, es un disco muy cuidado en todos los sentidos.
No recuerdo muy bien, pero creo que han sido seis canciones en formato adelanto publicadas como singles. Las cuatro canciones que complementaban el disco han salido en estos últimos días. A día de hoy, es muy complicado mantener un disco, a las dos semanas desde que lo sacas ya se ha olvidado, está bien recordarlo single a single, es más beneficioso para el artista y la propia vida del álbum.
Muchas veces se olvida que hacer unca canción o un nuevo disco supone un esfuerzo muy grande en muchos sentidos, tanto económico como vital.
Sí, pero esto se traslada a todos los niveles, a todos los proyectos artísticos. Ahora la forma de consumo es distinta, ha cambiado. Ahora lo queremos todo en el momento, lo quemamos el tiempo que nos apetezca y luego pasamos a otra cosa.
Vivimos en una sociedad con muchos estímulos, con mucha oferta. La música es un reflejo más. Por eso los singles y los adelantos, hay que dar valor a las cosas que hacemos, poco a poco, dosificándolo.
Algo que tienen en común todos los discos que has publicado es que están repletos de canciones con clara intencionalidad política, versos en forma de denuncia o que intentan construir un relato de justicia e igualdad. Es más, tu canción más escuchada en plataformas como Spotify es “Manolito Caramierda”, con más de cuatro millones de reproducciones.
Sí, esa canción es la que más ha llegado y como bien dices es el número uno en Spotify. Aunque la música es muy alegre, la canción supone una reflexión social entorno al bullying, el maltrato en las primeras capas de educación, la falta de oportunidades .. hay que luchar contra todo esto.
Calíope es un disco muy trabajo y con bastantes estilos musicales, dentro de tu repertorio. ¿Cómo ha sido el proceso de composición y grabación? ¿Te ha influenciado la pandemia?
Sí, se le ha dado más vueltas de la cuenta. En el proceso compositivo me pilló de lleno la pandemia. Ya había un trabajo previo, pero durante todos esos meses cambiamos muchas cosas, tantas que llegué a entrar en una espiral negativa y tuve que contar con la ayuda de un nuevo productor. Dejé de ser objetivo con mis propias canciones, no sabía ya las que estaban bien o mal.
En este tiempo hemos machacado las estructuras y las melodías. El trabajo con los músicos ha sido impecable y Xavi, el nuevo productor, ha sabido dirigir a la perfección, siendo conciso y claro con la idea. El trabajo está muy bien hecho porque no ha habido ninguna prisa. En cuanto a las letras, algunas son de antes de la pandemia y otras están escritas después. Es más, si te paras un poco a escucharlas se nota cuales son.
Además, este nuevo trabajo lo has presentado con la agencia de management Ríe Records. En otras ocasiones, has trabajado con sellos de la talla de Sony. ¿Crees que las grandes discográficas limitan mucho el trabajo del artista, entorno a la libertad para hacer y decir lo que te apetezca?
Yo en Sony estaba bastante bien, el trato era bueno y tenía buenas condiciones, lo que ocurrió es que la industria fue cambiando demasiado rápido y no supe adaptarme a esa evolución. Esa es la razón por la que decidí hacerlo por mi cuenta.
Ríe Records es un sello de mi manager, la oficina en la que trabajo es como una familia. Aquí no tengo tiempos que cumplir, ni presión alguna. No tengo que justificar cuentas a nadie, es otra historia. En estos momentos, me apetece sacar mis canciones por mi cuenta. De momento no quiero fichar por ninguna compañía.
Durante este tiempo, también has empezado un nuevo proyecto musical llamado Hijos de Nacho Vidal, junto al músico José Taberner del grupo Malsujeto. ¿Qué nos puedes contar acerca de esta nueva banda?
Es un proyecto que nació hace muchísimos años, pero por diversas circunstancias nunca lo llevamos a buen puerto. En la pandemia, como teníamos mucho tiempo libre, lo volvimos a encauzar. Empecé enviando canciones y Taber me las devolvía con una batería; acto seguido le metía un bajo, y así sucesivamente. Era como un juego para ir matando el tiempo, pero vimos que las canciones estaban bien y, además, se maquetaban muy guay, así que empezamos a trabajarlas más seriamente, le pusimos un nombre y las fuimos publicando. No sabemos ni siquiera nosotros como va a acabar esta idea, no lo hemos pensado mucho. Ha sido como un juego, que, de momento, nos sigue divirtiendo. No te puedo decir si vamos a seguir con este proyecto o no. Aun así, nos lo estamos pasando muy bien, a fin de cuentas, eso es lo más importante.
Poco a poco, estamos empezando a recuperar la normalidad. Los conciertos sin sillas están volviendo, las salas se vuelven a llenar, la música está, por fin, recuperando las calles. ¿Cómo has vivido la vuelta de los conciertos?
Sí, por fin son de pie. El primero que viví fue en León y me pilló a contrapelo. Tenía pensado que cuando volviéramos a una cierta normalidad arrancar la gira eléctrica pero no me dio tiempo a preparar el repertorio en eléctrico. En los anteriores conciertos he seguido tirando en formato acústico, aun así, después de varios bolos volveremos a lo eléctrico. Después de todo lo que nos ha pasado va a ser un poco difícil acostumbramos a las viejas costumbres.
Estoy bastante contento, tengo muchas ganas. La pelota vuelve a rodar y, de verdad, que nos hacía falta. La gente que se dedica al mundo de la música está volviendo a vivir, ha sido verdaderamente jodido para los músicos, los técnicos, los productores y todas aquellas personas que gracias a su trabajo permiten que un concierto salga adelante. Ha habido muchos meses en que a todas estas personas nos han dejado sin agarraderas. Muchas actividades han ido volviendo con relativa normalidad, la música ha sido de las últimas y nos han fastidiado bastante.
Por último, ¿qué significa la música para ti?
La música es un motivo fundamental por el que vivir, un motivo que da sentido a las cosas. La vida sin música sería mas aburrida. La música es como la poesía, hay que sentirla. Para mí es mucho, tanto que me cuesta explicarlo con palabras.