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Evan Dando + Kurt Baker ( Sala El Sol) Madrid 06/11/24

La noche del pasado 6 de noviembre parecía ser propicia para volver a reencontrarse con toda una leyenda andante, Evan Dando. Un personaje siempre necesario, a pesar de las idas y venidas de su banda, los nunca suficientemente halagados The Lemonheads y con los que aquello del rock alternativo americano no habría sido lo mismo.

En este concierto auspiciado por Mercury Wheels había un invitado muy especial, el norteamericano más madrileño del mundo, claro está que hablo de Kurt Baker, ex líder de los excelentes The Leftlovers. Kurt aparecía en el escenario sin ningún tipo de acompañamiento, tan solo con su guitarra y su sempiterna simpatía, que fueron suficientes para llenar una sala El Sol todavía con poca gente.

Hasta minutos antes no fuimos pocos los que estuvimos especulando en la puerta de la sala, si Kurt Baker actuaria con banda o solo, algo que se despejó al ver el escenario desprovisto de cualquier backline.

La cuestión es que el de Maine repasó con acierto una nutrida parte de su repertorio, en el que el PowerPop eléctrico que esgrime habitualmente, dio paso a su lado más íntimo, aunque no exento de sus constantes chascarrillos en spanglish. Temas como: “Don’t Go Falling in Love”, o “Partied Out”, sonaron muy bien y lograron arrancar sonrisas y mover cabezas, lo cual no es poco. Fue un concierto “Muy mola”.

Con unos cuantos minutos de retraso sobre el horario marcado, salía a las tablas de El Sol un señor gigante como un abeto, provisto de una poblada cabellera y portador de un semblante que invitaba a poca chanza. Bien podría haber sido el Yeti de Boston, pero era Evan Dando que, rodeado de sus propios cuadros, dispersos a sus pies como si de un expositor, o artista callejero se tratara, convirtió la sala en un pedazo de calle de cualquier urbe.

Alguna colilla, piedras y un mechero, se posaban alegremente sobre un setlist a modo de cuadro. Y dicho setlist estaba ahí, claro, pero más como un esquema vago que una ruta fija para Dando, que dejó claro desde el comienzo que esto no iba a ser un viaje ni fácil ni complaciente.

Comenzaba haciendo un guiño nostálgico a Smudge, formación aussie con la que los Lemonheads compartieron influencias, pero rápidamente dejaba claro que no había venido a seguir el guion y dejó pasó a una improvisación casi constante n la que paseó sobre esa cuerda floja, que te puede llevar al ridículo, o a la gloria.

Pero Evan Dando es un tío solvente y con las suficientes tablas como para sortear las zancadillas que le pone la vida, o las que se auto infringe – no parece cuidarse mucho últimamente – y no solo salió indemne del concierto, sino que nos ofreció grandes momentos.

Canciones icónicas como: “Being Around”, “It’s a Shame About Ray”, “The Great Big No”, o “Big Gay Heart”, nos transportaron a otra época, aun con ese deje anárquico y constantes movimientos de Evan, que hacían que la guitarra acústica se resintiera en algunos momentos, cosas del directo.

A mitad del set un pequeño incidente rompió uno de los momentos más hechizantes en cuanto a sonido. Dando se enfrentó visualmente a algunos asistentes que, en su opinión (y yo la secundo) no estaban prestando la suficiente atención al concierto. “¿Para qué habéis venido?” parecía gritar con la mirada y no era agresividad, era más bien la frustración de un musico que entrega toda su alma y espera que el público le acompañe. El avergonzante incidente, propiciado por la mala educación de algunos, se saldó con Dando, esta vez sí gritando, que les pusieran una cortina a esa gente para que no molestasen a los demás.

Su interpretación de “He’s a whore” de Cheap Trick fue uno de los momentos que se quedarán grabados en la memoria de muchos de los asistentes, un tributo visceral, desnudo y sincero, que sonó tremendo en la noche. Como Evan Dando es un tipo de contrastes, me temo no poder decir lo mismo del guiño que hizo a Misfits, en el que desafinó un rato.

Con temas como “My Drug Buddy” y “Rudderless”, Dando dejó patente que no solo estaba tocando una serie de hits, sino que estaba ofreciendo retales de su propia existencia, con los demonios que esta conlleva. A lo largo de su carrera ha personificado el espíritu del indie rock noventero y del grunge, tan caótico como apasionado, tan frágil como autodestructivo y veníamos prevenidos de poder encontrarnos con una figura errática. Pero durante este concierto su música fue una manera de resistencia, un intento de mantener la llama, en un mundo que parece no escuchar, como bien pudimos comprobar en ciertos momentos.

Al final de la noche y después de un generoso set –tuvimos suerte, en algunos conciertos de la gira ha tocado menos de una hora– se fue como llegó, casi de puntillas, dejando tras de sí un eco de acordes a veces descolocados y una voz rasgada que en ocasiones no llegaba. Y sí, quedamos cautivados, pese a algunos momentos de incertidumbre.

Pero es que ser Evan Dando no debe ser fácil y eso en un show en directo al final es fresco y muy humano.

Fotos Evan Dando + Kurt Baker: Fernando del Río

 

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