Fuego Eterno. La historia de Jerry Lee Lewis (Contra)
Por fin se edita en español el libro que en 1982 lanzara el periodista de New Yersey Nick Tosches, sobre la figura de uno de los pocos iconos vivos de su generación (el único, junto a Little Richard y Chuck Berry), Jerry Lee Lewis. La encargada ha sido la siempre inquieta e interesante Editorial Contra, cuyas últimas referencias no tienen desperdicio. Nos encontramos ante la para muchos mejor obra jamás escrita sobre un músico de rock and roll, según afirma Greil Marcus en el prólogo.
Fuego eterno (Hellfire) La Historia de Jerry Lee Lewis, es un fantástico relato, tremendamente bien escrito que no solo nos cuenta las vivencias de nuestro protagonista, sino que disecciona con gran habilidad la historia norteamericana de los últimos 100 años. Esa América profunda en la que nos hablan de plantaciones, esclavos y pantanos, en la que su padre, Elmo Kid Lewis comenzó a comprar tierras en Ferriday, condado de Concordia (Luisiana) para cosechar algodón y maíz e ir subsistiendo junto a su mujer, Mary Ethel Herron. Trabajo que compatibilizó con la carpintería y con el que comenzaron a llegar sus hijos, hasta que en 1935 naciera Jerry Lee, cuyo nombre llegó inspirado por el de una estrella del cine mudo de la época a cuya madre le encantaba.
De este modo comienza la turbulenta historia del artista apodado The Killer desde sus años de colegio por su chungo carácter, un precoz músico que al poco de nacer ya tenía a su padre entre rejas por diversos problemillas con la justicia y que cuando apenas contaba con 3 años, su hermano Elmo moría atropellado por culpa de un borracho. Él desde muy niño ya cantaba en la iglesia según cuentan con una voz “muy dolorida y muy negra”. Así fue progresando y aficionándose al piano, para con apenas 9 años aprender a tocar su primera canción: “Noche de paz”, un paradójico título para la turbulenta vida que le esperaba.
Su padre enseguida apreció el talento innato de un chaval en cuya mirada ya se podía apreciar ese fuego eterno, el fuego que arde para siempre encima de los pianos que han ido ardiendo con sus tecleos frenéticos y apasionados, y le compró un Stark vertical hipotecando parte de sus posesiones. Allí comenzó a arder todo y no en la conocida anécdota del piano incendiado por su rebeldía a telonear a Chuck Berry.
El resto de estas 250 adictivas páginas nos va contando la evolución del niño hasta convertirse en mito. Que pasaba horas al día tocando boogie-woogie (ese blues a piano bailable) o como algunos afirmaban, “música del diablo”. Que poco a poco fue ampliando sus conocimientos adaptando a otros artistas y empapándose de la música de orquesta, de los bluesman de Misisipi y también del country, con especial pasión por Hank Williams, a quien situó en su top junto a sus otros dos ídolos de la época, Jimmie Rodgers y Al Jolson.
Pronto dejó los estudios, sabiendo que tocando y cantando esas canciones impuras que había ido escuchando en tugurios para negros y que a le gente le encantaban, podía ganarse la vida. No llegaba a los 15 años. Con 21 grabó “Whole Lotta Shakin’ Goin’ On” en Sun Records, su primer éxito y poco después se unirá a Elvis Presley, Carl Perkins y Johnny Cash, a quienes se les bautizará como Million Dollar Quartet. En 1957 también edita la que sería su canción más famosa, «Great Balls of Fire» con la que se corona como uno de los grandes.
Su carrera va evolucionando y mutando entre excesos de alcohol, drogas e innumerables problemas no dejan de suceder. Capítulo aparte es su vida amorosa, con nada menos que siete esposas, bodas de penalti y un sin fin de líos de faldas que no cesan en gran parte del libro. Especialmente tras descubrirse su matrimonio con Myra Gale Brown, hija de su primo, de tan solo 13 años a su llegada al aeropuerto de Heathrow.
El escandaloso hecho aumentado por la prensa británica no tarda en llegar a EEUU, lo que cerca estuvo de costarle la carrera, sumiendo al músico en la etapa más oscura de su carrera. Costó levantar cabeza, mucho, y finalmente resurgió reconvertido en artista country. Tras una serie de desdichas personales, agravadas por sus adicciones y por una década de los 70 terriblemente dura.
En definitiva, una historia que en ocasiones parece pura ficción, pero que destila rock y agresividad por los cuatro costados. Una lectura imprescindible para conocer a uno de los más grandes, que fue capaz de mirar de tú a tú al mismísimo Elvis durante algún tiempo y que aún hoy permanece en activo.