Entrevista: Elliott Murphy

Todavía puedo relacionarme emocionalmente con casi todas las canciones que escribí y sigo cantando”

El legendario Elliott Murphy estará inaugurando una nueva edición del festival IN-SOMNI, que tendrá lugar en Girona del 8 al 12 de junio. Una ocasión que aprovechamos para entrevistar al mítico músico, que también estará actuando en Bilbao y Andoain los días 10 y 18 del mismo mes, a lo largo de una generosa entrevista en la que su honestidad y pasión salen a relucir constantemente.

Después de cuadro décadas, tus conciertos continúan siendo un despliegue ininterrumpido de intensidad y emoción ¿Cuál es el secreto para seguir dándolo todo cada vez que subes a un escenario? ¿Cómo consigues que las canciones sigan manteniendo todo su sentido y sentimiento?

He dado más de 2500 conciertos en estas últimas cuatro décadas, así que por ahora es un proceso absolutamente inconsciente que toma el control cuando me subo a un escenario. De hecho, me cuesta recordar mi ultimísimo concierto. Por lo general, llego al local y si veo carteles colgados al lado del teatro anunciando el show entonces me siento muy a gusto y comienzo a transformarme en lo que sea que me transformo cuando subo al escenario… en «ése» Elliott Murphy. Pero sobre todo pasa antes del concierto: estoy pensando en todas las cosas prácticas que tengo que cuidar –set-list, la afinación de la guitarra, asegurarme de que mis armónicas están listas- y mantengo los pies en el suelo… hasta que vemos al público y empezamos a “volar”. Todavía puedo relacionarme emocionalmente con casi todas las canciones que escribí y sigo cantando, y si hay algún secreto que justifique la intensidad emocional es únicamente mi deseo de mantener de alguna manera esa autenticidad.

¿Cómo disfrutas más dando un concierto: en solitario, en formato de dúo o con banda completa? ¿Qué formato se adapta mejor a tus canciones?

Los tres formatos pueden funcionar y a veces también toco con una sección de cuerdas, un coro o incluso una orquesta completa. Sinceramente, el ingrediente más importante no es el número de músicos en el escenario, sino mi relación con las personas del público. Puedo hacer conciertos solo, por supuesto, pero Olivier (Durand), es mi auténtico escudero musical… y hemos estado tocando juntos durante tanto tiempo (más de 20 años) que ha llegado un punto en el que cuando estamos en el escenario casi pensamos como un único músico. Siempre animo a Olivier a utilizar al máximo su increíble talento con la guitarra, y por suerte para mí su estilo ciertamente se adapta a mis canciones. Cuando ocasionalmente toco en solitario, miro a mi derecha y veo que no está allí… ¡Me sorprende mucho! Y siempre preparamos juntos el listado de canciones que vamos a tocar, justo antes del concierto. Se ha convertido en un ritual entre nosotros.

Vas a estar actuando en breve en algunos festivales españoles como el IN-SOMNI ¿Qué clase de conciertos vas a ofrecer allí? ¿Cómo vas a seleccionar el repertorio?

¡Serán conciertos Elliott Murphy, eso seguro! Estos días mis set-list son una mezcla siempre cambiante de canciones recientes como «Sweet Honky Tonk» y algunos clásicos como «Last Of The Rock Stars» o «Drive All Night». Hay un momento en el bolo en el cual siempre añadimos alguna sorpresa, por lo general una canción lenta porque me gusta mucho cantar baladas. A veces es «Summer House», otras veces «Caught Short In The Long Run». He escrito unas trescientas canciones y supongo que puedo tocar la mayoría de ellas si puedo echar un vistazo a las letras antes del espectáculo.

Si tuviese que definir a Elliott Muprhy como músico diría: pasión, fuerza, honestidad y realismo ¿Qué opinas? ¿Cómo te definirías a ti mismo como artista?

Son todos cumplidos muy agradables ¡Gracias por tu generosidad! Creo que mi deseo es permanecer siempre fiel a mis canciones y respetuoso con mi público. Cuando empecé tenía el sueño de tocar por todo el mundo y ese sueño se ha hecho realidad. Delmore Schwartz, el poeta favorito de Lou Reed, dijo: «En los sueños comienzan las responsabilidades…» y ese siempre ha sido mi lema. A veces he tocado en condiciones muy difíciles, pero siempre trato de dar lo mejor al público. No respeto a los artistas que sacan su mal humor en público. Nunca es culpa del público, y si compran una entrada se merecen lo mejor de ti mismo.

Después de 45 años escribiendo canciones… ¿Qué es lo que te motiva hoy en día a la hora de componer?

¿De dónde viene la inspiración? De algún lugar entre el corazón, los recuerdos y la propia humanidad. Quiero decir, en primer lugar… ¿Por qué queremos crear algo? Cuando el sol queme la tierra dentro de unos pocos billones de años nada de esto tendrá importancia. Aun así yo quiero dejar mi marca. Al igual que Miguel Ángel supongo… o tú mismo.

Cuentas con más de veinte discos publicados ¿Cuál es para ti el mejor y/o el más representativo de Elliott Murphy? Ese que mejor representa tu esencia como autor…

Esos discos que mencionas son todos los hijos de mi musa y mi deseo, y no puedo elegir entre ellos. Mi primer disco «Aquashow» es muy especial para mí, porque aúna todos mis sueños de rock dentro de esas diez canciones. Y mi último disco «Aquashow Deconstructed» (en el que el músico reinterpreta los temas de su debut) fue como rememorar ese momento en el que escribí diez canciones sin saber si alguien aparte de yo mismo podría oírlas alguna vez. Cuando la gente me pregunta cuál es mi mejor disco que siempre digo «el último», porque ése es con el que estoy más familiarizado en ese momento.

Llevas activo desde principios de los 70 ¿Cuál ha sido, según tu experiencia, la mejor época para la música? ¿Cómo crees que ha cambiado el negocio de la música a lo largo de las más de las más de cuatro décadas que llevas en esto?

El principio de los 70 fue un gran período para comenzar una carrera en la ciudad de Nueva York, porque había muchos sitios donde tocar como The Mercer Arts Center y Max’s Kansas City, y además los sellos discográficos estaban buscando nuevos talentos para un público cada vez más amplio. Hay quien dice que los años 60 fueron la época dorada, y es cierto ya que fue cuando los críticos comenzaron a tomarse en serio el rock & roll. De repente esa música que me gustaba ya nunca más sería música para adolescentes, sino que era para todo el mundo. Honestamente, creo que el presente es un periodo fantástico para la música, ya que la tecnología es un elemento ventajoso para el artista. Pero el negocio de la música no ha cambiado tanto. Sigue siendo un lugar muy difícil a la hora de encontrar la paz mental.

Tengo curiosidad por saber acerca de tu relación con los New York Dolls…

Conocía bien a los New York Dolls porque tocábamos en los mismos locales, y estaban gestionados por Leber & Krebs -una importante compañía de management que también llevó a Aerosmith e incluso AC/DC durante un tiempo-. Además en los años 80 yo vivía a pocos bloques de David Johansen, y juntos escribimos algunas canciones que tocamos en el Tramps, un club de blues en la calle 15 del Este. Vi a Johnny Thunders en París algunas veces, pero nunca fuimos demasiado cercanos porque todo el tiempo había demasiados adictos a su alrededor ¡Johnny tenía una increíble e intuitiva aureola de estrella de rock, y yo lo sabía antes incluso de que tocase una guitarra!

¿Te ves a ti mismo como un personaje mítico o como uno de esos “autores de culto” con cierto halo de “malditismo” alrededor? En muchos ámbitos es precisamente lo que se te considera…

Bueno… Si tengo que elegir me quedo con el carácter mítico y evito ese halo de culto. ¡Yo no soy un ángel! De todos modos creo que tengo un público demasiado amplio como para ser un artista de culto, incluso si no soy un roquero mainstream que suena en la radio. La película «The Second Act Of Elliott Murphy» pone mi vida en perspectiva e incluso me sorprendió. En algún momento todo parecía un caos, pero ahora creo que cada paso que daba me estaba empujando a vivir en París y seguir los pasos de F. Scott Fitzgerald.

De hecho eres un músico tremendamente respetado por público, prensa e incluso compañeros de profesión tan importantes como Bruce Springsteen ¿Crees, sin embargo, que por calidad deberías haber sido más popular?

Creo que cada artista piensa que debería ser más popular: no hay límites para la ambición. Y debo confesar que todavía sueño con tocar en sitios más grandes, con una banda más grande y todo un equipo de apoyo. Y lograr álbumes multi-platino. ¿Quién sabe? Tal vez el disco que estoy grabando en este momento mientras hago esta entrevista sea con el que llegue a una gran cantidad de público ¡Estoy listo!

¿Entonces da un poco de envida ver cómo músicos con multitud de puntos en común contigo como Bob Dylan, Tom Petty o el propio Springsteen llenan estadios? ¿Te hubiese gustado alcanzar ese nivel de repercusión global?

Por supuesto que tengo envidia, pero también sé que hay un nivel de fama que implica la pérdida de cualquier atisbo de anonimato, y cuando estás atrapado dentro de tu propio mito ése puede ser un lugar muy solitario para vivir. Mi nivel de la fama es muy llevadero, y cuando la gente me para en la calle por lo general son encuentros agradables. Pero por supuesto que me gustaría ser capaz de llenar estadios con una banda de veinte músicos… ¡Y qué mi hijo Gaspard fuese el líder de la banda!

Hace muy poco en Zaragoza se celebró “El Día de Elliott Murphy”, con conferencias, firma de discos y, por supuesto, un concierto. Yo viví bastantes años en la ciudad (donde te vi actuar varias veces en directo), así que sé que allí se te quiere mucho… ¿Cómo viviste tú ese día?

Fue el primer acto de este tipo al que he sido invitado, así que estaba muy conmovido por la experiencia. Creo que el concierto que Olivier Durand y yo dimos esa noche fue uno de los mejores de la gira. Recuerdo la primera vez que vi Zaragoza: era como un espejismo en medio del desierto. Es una ciudad mágica. Así que ser homenajeado de esa forma en esa ciudad (¡dónde Michael Jackson eligió tocar, por cierto!) fue algo inolvidable. Espero que haya más días como ése. Es mejor recibir los reconocimientos cuando todavía estás vivo ¿No crees?

Además de músico también eres escritor ¿Qué crees que tienen en común y en qué se diferencian ambas artes? Como autor ¿Qué te proporciona cada una de ellas?

Muchos autores como F. Scott Fitzgerald, John Steinbeck y Jack Kerouac me influenciaron a una edad muy temprana. Y como siempre digo, la literatura es mi religión y el rock & roll es mi adicción. Necesito seguir yendo a ese lugar muy tranquilo e introspectivo a donde te lleva la gran literatura, y todavía necesito sacar la energía que me da la música. En este momento estoy trabajando en una continuación de mi novela «Poetic Justice». Se llama «La Grisette» y es la historia de la hermana de John Little. Y también tengo una serie de novelas sobre el rock & roll: “Marty May”, “Diamonds By The Yard” y “Tramps”. Creo que mis novelas son mi particular forma de llevar un diario propio. Puedo encontrar mi historia tanto en la música como en la literatura, y eso es lo que siempre estoy intentando descubrir.

Vives en París desde hace muchos años ¿Por qué? ¿Qué te proporciona la ciudad? ¿Te influye desde un punto de vista creativo?

París ha sido mi hogar durante veinticinco años, ahora ya durante más tiempo de lo que lo fue Nueva York, y estoy cómodo en mi papel como expatriado, entendido como esas personas que se sienten más a gusto cuando no están en casa. París puede ser un lugar majestuoso y poético, sobre todo cuando estás cruzando uno de los puentes que cruzan el Sena con el crepúsculo. Siempre llevo papel y lápiz, y a menudo escribo poemas en uno de esos puentes. Y nunca he hecho eso en ningún otro sitio.

Muchas gracias de nuevo. Ha sido un honor poder realizar esta entrevista.

Gracias a ti por unas preguntas  tan interesantes…

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