Gold Lake avanzan su tercer single, ‘North of Something’
Gold Lake, banda formada por los madrileños Lua Ríos (voz) y Carlos Del Amo (guitarra), está de vuelta con Weightless, su segundo álbum, que verá la luz el 20 de octubre y cuenta con Aaron Dessner de The National al piano y Chris Taylor de Grizzly Bear al bajo. Está mezclado por Phil Ek (Father John Misty, Fleet Foxes) y masterizado por Ted Jensen (Norah Jones).
El dúo ha pasado los últimos años yendo y viniendo entre su hogar adoptivo de Brooklyn y su Madrid natal, con este último teniendo una clara influencia estas canciones. «Hubo una increíble ola de bandas españolas de New Wave que escuchamos en nuestra infancia, y por supuesto nuestras influencias principales siempre han sido bandas del Reino Unido como The Blue Nile o bandas estadounidenses como Mazzy Star, entre otras, y esa mezcla influyó en nuestra escritura. Por no hablar de autores como Lorca y Miguel Hernández, junto a poetas británicos y estadounidenses como Philip Larkin o TS Eliot», dice Del Amo.
Tras «Hidden Lovers» y «Traveller», llega «North of Something». Un tema con un trasfondo apocalíptico, como una escena de mar tormentoso en una pintura del siglo XVIII, pero con destellos de luz y brillo esperanzador que se abren paso a través de las nubes. Azul oscuro, gris, el movimiento constante de los océanos. La canción se centra principalmente en la lucha con la idea de no poder igualar completamente una visión idealista pero necesaria sobre cómo nos gustaría comportarnos en este mundo que se desmorona para ayudar a salvarlo, con nuestro deseo más hedonista de vivir la vida con todo lo que la sociedad moderna tiene para ofrecer, al menos para aquellos de nosotros que tenemos la suerte de tener acceso a casi todo.
Los exuberantes y brillantes acordes abiertos del principio, en contraste con los acordes tocados con trémolo que imitan el inevitable cambio de la tierra bajo nuestros pies. Las voces reverberadas, solas contra un fondo minimalista, anhelando ser escuchadas. El grave del sinte anticipando tiempos tumultuosos. Y luego, una guitarra arpegiada, delicada y positiva, retratando esa dualidad dentro de nosotros. Sabemos lo que viene, pero desearíamos no saberlo, así que nos escondemos. La impresionante entrada de batería de Chris Bear, tan elegante y sublime, trae a la canción las ganas de moverse hacia delante, y nos lleva hacia un huracán de pensamiento y desesperación, ayudado por la guitarra retroalimentada de Carlos y el bajo distorsionado de Chris Taylor, en un crescendo agitado. Terminando en el estribillo, que refleja esas emociones encontradas: melodía positiva con una oscura comprensión de que podríamos no estar a la altura de la tarea.