Harrison Ford Fiesta – La fête
Este grupo de divertido y juguetón nombre, Harrison Ford Fiesta, es originario de la provincia de Tarragona y está formado por Romain, César, Pablo y David. Allá por 2014 publicaron su primera maqueta con Grabaciones Caseras, un disco llamado Fluctuaciones Espacio-Temporales Nada Menospreciables. Casi inmediatamente ficharon por Foehn Records y lanzaron un EP homónimo en el que se movían por los terrenos del folk con toques psicodélicos que podríamos relacionar con bandas como Fleet Foxes. La voz profunda del cantante, y el hecho de cantar en francés, le dan un toque exótico a ese folk un tanto noir que nos lleva a recordar a Dominique A. Ya en aquel disco incluían un tema largo, «Lonely Ben», casi doce minutos de un combinado espectacular en el que los rastros de folk quedaban casi borrados entre una música progresiva, cinemática, con percusiones tribales y sintetizadores que, cuando aparecen, evocan viajes al espacio y libros de ciencia ficción.
Este enfoque que podríamos denominar space-folk, aunque no pasaría nada si directamente lo calificáramos como rock progresivo, es el que predomina en su nuevo trabajo, La Fête, publicado de nuevo a través de Foehn Records. Una música que combina visiones de ceremonias chamánicas, bosques oscuros y encantados, percusiones atávicas y laberintos misteriosos, lejos del soleado mediterráneo que asomaba tímidamente en su anterior trabajo. Si quisiéramos seguir con el símil marítimo, este La Fête de Harrison Ford Fiesta es más bien un descenso a las tenebrosas fosas abisales. Todo, siempre, con ese incansable martilleo de fondo de la batería que parece llamar a la batalla o a la aventura.
En «L’autel» están presentes los Pink Floyd de The Wall, pero también el sintetizador de Alan Parsons. Curiosamente, a pesar de que el influjo progresivo parece hacerse más evidente, no hay piezas aquí tan largas como la mencionada «Lonely Ben» de su anterior disco: la más extensa no alcanza los 7 minutos. Hay tiempo también para rescatar algo del folk que caracterizaba anteriores trabajos en «Pas de quoi danser», aunque las apariencias engañan. El tema que da título al álbum se divide en dos mitades: la primera vertebrada por unas voces que parecen narrar una historia, mientras que la segunda es prácticamente instrumental. Harrison Ford Fiesta parecen disfrutar llevando al oyente por un camino que abandonan abruptamente para adentrarse en otro muy diferente, es un recurso que vuelven a usar por ejemplo en «L’ascension de Dimitri Arselan», que tras un inicio de amable folk y guitarras acústicas se convierte en un caos de distorsión y primitivismo.
En general podemos decir que Harrison Ford Fiesta han optado por el camino complicado de intentar crear un sonido propio, lejos de las corrientes principales y por supuesto del camino que lleva al éxito comercial. La valentía, cuando va acompañada de talento, debería encontrar recompensa. No será, seguramente, una que les encuentre un lugar en el escenario principal de alguno de los grandes festivales, aunque nunca se sabe. Pero escuchar este La Fête viendo anochecer, al aire libre, aunque sea en un escenario menudo y apartado de las masas que persiguen al enésimo clon del clon, sería una delicia.
Mientras tanto, escucharemos este La Fête de Harrison Ford Fiesta en Spotify.
(La foto de Harrison Ford Fiesta que encabeza el artículo es obra de Pablo Luna Chao)