Horse Lords – Comradely Objects (RVNG Intl)
La formación de Baltimore Horse Lords practican una música que necesita ser reposada por el oyente, no son sonidos que sean atractivos a la primera si no estas ya habituado a escuchar este tipo de parajes minimalistas que ellos practican. El esfuerzo tiene su recompensa.
Los componentes del grupo son avezados músicos habituales en la escena de improvisadores de su tierra natal, y tienen como referentes a gente como Steve Reich, La Monte Young, la Library Music, el free jazz, Kraftwerk entre otras influencias. En mi opinión, su música desprende una especie de encantamiento sinestésico, y a la vez uno tiene la sensación de que son sonidos que alzan monumentos arquitectónicos de diáfana belleza. Entre el la fría pulsión maquinal y el estertor primigenio de lo esencial, de lo que es llevado a texturas abstractas, volátiles, crepitantes. Son percepciones que invaden al oyente en una experiencia siempre llevada al límite.
Con la democratización de la información que ha supuesto internet ha permitido que el grupo vaya experimentando aún más con el sonido: texturas, tonalidades, armonías, o efectos electrónicos gracias a las potencialidades del MIDI, y todo esto queda patente en este gran disco Comradely Objects (RVNG Intl, 2022) que tuvo un proceso de producción laborioso debido a la pandemia.
Los siete temas del álbum son una alquimia a base de extenuante polirritmia que recuerda a la Fourth World Music de Jon Hassell (“Zero Degree Machine”) en donde los instrumentos se van integrando en una espiral mecanicista que es un mantra hipnótico. En “Mess Mend” incorporan un piano, y por momentos me llegan ecos de Happy Mondays ( el clásico “Step On”), y de música oriental. “May Brigate” es un exuberante tratado de free jazz, aunque anclado en la musicalidad progresiva de los grupos del Rock In Opposition tales como Henry Cow, o Art Bears. Una pieza maestra que le sigue “Solitary Avenue” (interludio en forma de post-rock nocturno), que enlaza con la extensa “Law Of Movement” que se nutre de drone, experimentación con el ruido y los espacios entre notas a la forma de Éliane Radigue, y el kraut. Todo con una tremenda plasticidad y un gran poder de seducción. Guiños a Steve Reich hacen en “Runding” que parece emular en traqueteo de un tren, y finalizan con “Plain Hunt On Four”, en donde de nuevo juegan con los ritmos, la atonalidad, y la tímbrica con una solvencia meritoria.