Human Tetris + Rosenmüller (Moby Dick) Madrid 12/05/18
Segunda vez que nos visitaba el cuarteto ruso, de nuevo de la mano de la promotora madrileña Indypendientes. Antes lo habían hecho en el mes de febrero del pasado 2017, en un concierto denominados por muchos como algo intenso y casi mítico. Human Tetris acaban de editar Memorabilia, un disco casi conceptual en el que desde la portada hasta las letras, se rinde homenaje a los recuerdos y la memoria que puede atesorar un ser humano a lo largo de la vida. Un trabajo que sin duda, nos los devuelve en plena forma y mejores, si cabe, que en su anterior trabajo.
Abría para ellos el proyecto unipersonal de la canaria; Leticia Montesdeoca; Rosenmüller, que, bajo una apariencia intimista, armada únicamente con una guitarra, mostró muchos más matices de lo que cabía esperar de una propuesta tan minimalista. Así, Leticia fue desgranando su primer trabajo, mupsique (Holy Hoof Records 2017) de principio a fin y en el orden del disco. Una curiosa mezcla de folk rock eléctrico y post rock, con sublimes retazos de toques shoegazers, se adueñó de la siempre solvente, en lo tocante a sonido, sala Moby Dick. Aunque Leticia solo canta en dos temas de su cancionero, sus canciones cuentan historias y pasajes, en los que la guitarra es también una voz. Una sorpresa muy grata y para tener en cuenta.
Con una puesta en escena que bien pudiera recordar al inherente pasado soviético, que a todos nos viene a la cabeza cuando escuchamos la procedencia de Human Tetris, el cuarteto comenzó a desplegar su sonido con una escueta iluminación y una proyección a modo de bucle, de un paisaje un tanto desolador. Nada que objetar cuando, el grueso de la banda que ocupa el escenario es el increíble sonido que propone y las canciones construidas sobre una sólida base rítmica, unos teclados atmosféricos y una guitarra que por menos sonora, no deja de tener su protagonismo a la hora de tejer atmósferas.
El set comenzó con una batería de temas de su EP River Pt. 1, a saber: “Runaway”, “Blind”, “Bravery”, hasta llegar al primer corte de la noche de su último disco, la excelente “Warm Memory”. Los que ya conocían a la banda en directo, no se sorprendieron tanto como los nuevos acólitos de la formación al ver a su bajista Maxim Zaytsev, moviéndose como un auténtico poseso sobre el escenario, mientras de sus cuatro cuerdas salían constantemente unas líneas sonoras sin fisuras. Independientemente de las etiquetas que empleemos para definir la música de Human Tetris, al final son solo canciones pop, pero qué canciones. Lo que es indudable es que el espíritu punk les acompaña, lo que propicia que sus conciertos sean auténticos “rompe piernas” de los de no parar ni en un solo tema y que no dan oportunidad a los tiempos vacíos.
Uno de los pocos guiños a su discografía más pretérita fue la celebrada “Ruins” de su aclamado Happy Way in the Maze of Rebirth (2012), demostrando que el cuarteto prefiere estar con los pies en el presente y mirando al futuro, por mucho que su último trabajo se titule Memorabilia.
Cambio de instrumentos entre el anteriormente mencionado bajista, el cantante y guitarrista Arvid Kriger y la teclista Tonia Minaeva, dieron lugar a una antesala atmosférica de un apoteósico final, con unos ritmos trepidantes imprimidos por el excelente baterista Ramil Mubinov, que coronaron a canciones inapelables como “Long Flight”, “Trier”, o “A Company”, todas de su último disco.
Otro de esos conciertos de los de recordar, gracias a la buena labor de Indypendientes, y una banda en estado de gracia a la que, desde ya, volvemos a echar de menos.