Ilegales – Rebelión (La Casa del Misterio)
Como bien decían Ilegales hace tres años, La Vida es Fuego. La vida arde y nos va consumiendo a cada instante. Tiene sus alegrías y sus mierdas, y en ese equilibrio entre felicidad y tristeza seguimos avanzando como podemos. Si en 2015 nos animaban a ir al bar para socializar, criticaban la ñoñería en “Regresa A Irlanda”, demonizaban la dependencia al móvil en “El Teléfono y el Mal” o nos revolvían con esa maravilla llamada “Las Rosas Trepadoras Asesinas”, ahora nos zarandean para que espabilemos y nos empujan a la rebelión.
El nuevo trabajo de los de Jorge Martínez es una bofetada de realidad, concebido en esa dualidad paradójica que nos da la propia existencia. En estos tres años han tenido que mantener una actividad frenética al encontrarse en uno de los momentos más dulces y prolíficos de su carrera (una intensa exposición mediática, exitosos conciertos y ese memorable documental llamado Mi Vida Entre las Hormigas) y a su vez, convivir con la triste e inesperada pérdida de su bajista Alejandro Espina. De todas estas vivencias nace Rebelión, undécimo álbum de Ilegales y posiblemente uno de los más comprometidos de su trayectoria.
Nadie negará que «Si no luchas te matas» es una versión actualizada de aquella «Tiempos nuevos, tiempos salvajes». Han pasado 35 años y aunque no nos lo creamos, la precariedad laboral, la censura y las oligarquías siguen ahí y vuelven a hacer bueno un discurso que sitúa en el espejo aquél «levántate y lucha, ésta es tu pelea» con el «ser manso es peligroso, si no luchas te matas». Sorprende igualmente que tengan que ser Ilegales quienes defiendan la identidad sexual en «Mi amigo Omar», toda una declaración de amistad y respeto hacia un amigo gay. Por no hablar de esas dos odas contra el exceso que son «No tanta, tonto» y «Mi copa y yo»; la primera un sugerente consejo para moderar el consumo de cocaína y la segunda, -todo un prodigio de letra, por cierto-, construida a modo de tango y hablando de los peligros del alcohol: «No hay riesgo que no asuma cuando me pongo a beber: drogas, broncas,… sepulturas de dignidad y razón». También nos cautiva el psichobilly de «Andad de día» y ese broche final orquestado, «El bosque fragante y sombrío», un contrapunto que como bien nos decía Jorge, no es más que un adiós anticipado de la vida en el momento en el que más la amas, sin la necesidad de esperar al decrépito final: «hoy ya empieza a ser ayer, es hora de afrontar la despedida (…) esperaré mi último sol sin pensar en cosas que podrían haber sido».
Tan necesarios como siempre y más vigentes que nunca.
Escucha Ilegales – Rebelión
La mejor reseña que he leído del disco. Ganas de verles en Valencia
Jorge ministro de cultura
Excelente disco, muy acertada opinión.