Kælan Mikla + Super Busty Samurai Monkey (Fun House) Madrid 6/10/17
Si en Galicia no se cree en las meigas pero “haberlas haylas”, en Islandia, aunque no se sepa a ciencia cierta si las hay, se cree. Los habitantes de la isla se encomiendan a: huldufólk, jaravergar, devergar y otras criaturas de su mitología hasta tal punto de jactarse de haber creado la primera escuela del mundo especializada en: brujas, hadas, duendes y otros seres de cuento. El pasado viernes tres de esas brujas islandesas aterrizaron en Madrid con escobas y todo, bajo el nombre de Kælan Mikla. La promotora Indypendientes volvió a ser la culpable de que tal hechizo llegara a buen puerto, usando como siempre su pócima basada en la honestidad y el buen trabajo.
Antes de las tres jóvenes islandesas teníamos sobre el escenario del Fun House a un grupo de nombre tan estrafalario como potente, Super Busty Samurai Monkey; dúo madrileño terrorista-musical cuya proclama sonora se autodenomina: “Punk de 8 bits”. Violento y provocador directo sin concesiones a las paradas ni a los agradecimientos vacuos, que comenzó, si mis aturdidos oídos no me engañaron, con un guiño al “I Walk the Line” de Alien Sex Fiend, elegido correctamente para la ocasión. El caso es que la pareja tetuda de monos samuráis debió pensar que regalar un homenaje a un grupo gótico para un público ídem era demasiada amabilidad y durante el resto del concierto se dedicaron a faltar al respetable con comentarios tipo, “Los góticos sois todos feos”, o un chiste a colación del primer disco de The Cure, todo con gracia y sin mermar ni un segundo la tralla que soltaban desde sus “cacharros”.
Mención especial para el sintetizador microbrute que resistió: codazos y revolcones por el suelo, si yo fuera ellos; pediría a la marca Arturia que les esponsorizara para demostrar la dureza del instrumento. Canciones de un minuto y de dos, como: “Colonoscopy”, “Tristan” o “Forsaken” demostraron que se puede hacer punk sin plegarse a los clichés de siempre. Muy bien.
Llegaba la hora de Kælan Mikla, con el cartel de “entradas agotadas” colgado en la puerta. Ninguna de las tres jóvenes islandesas debe pasar de los veinticinco, pero, a pesar de su juventud, ya han despertado el suficiente interés en los circuitos musicales más “oscuros” como para hacerse una gira internacional que las ha llevado y llevará por: U.K, Polonia, República Checa o Austria. Aunque en sus comienzos eran, más bien, una banda de Punk oscuro de formación clásica de: guitarra, bajo y batería, fueron avanzando hasta centrarse en bajo y batería, hasta llegar donde estamos: atmosferas, bases y sintetizadores a cargo de Sólveig Mattildhur, acompañados por las sencillas, aunque potentes y efectivas líneas de bajo de Margrét Rósa, y en el centro, como maestra de ceremonias y vocalista principal; Laufey Soffia.
Efectivo, que no efectista, comienzo con una introducción instrumental al mismo tiempo que la cantante encendía incienso, que precedería a un set basado en su mayoría en su disco homónimo, con temas como: “Sýnir”, “Upphaf”, “Kalt” u “Óráo”. Los cortes, tocados con tal intensidad como corresponde a su juventud, y con la certeza de las que se creen lo que hacen sobre el escenario, fueron sucediéndose formando un todo perfectamente unido, creando la suficiente complicidad entre artista y público como para contestarse positivamente a eso de ver nuevas bandas en directo.
Bien por los huldufólk, jaravergar, cualquier otro espíritu de los bosques islandeses, o simplemente por ser un “berzas”, el que esto suscribe no reconoció el tema en el que pidieron al técnico de luces que se bajaran las, ya de por sí, tenues lunes de la sala, para marcarse un aparente final de concierto, con las tres jóvenes tiradas por el suelo, quien sabe si invocando a los mencionados personajes.
Pero no, aun las quedaría tiempo para despacharse con “Glimmer og Aska”, la canción más larga del citado L.P, corroborando que estamos ante tres reinas de hielo del Dark Wave europeo. Algunos incautos pedían bises, demasiado tarde; las tres brujas se iban montadas en sus escobas (no hablo en sentido figurado) hacia el camerino. Tremendas.