La Élite (Sala La Riviera) Madrid 21/11/24
Como venían contándonos en la entrevista (próximamente en Muzikalia) que les hicimos en la víspera de su concierto, La Riviera de La Élite iba a ser “el doble de todo”, en comparación con su última visita a las grandes salas madrileñas en la Sala But, en noviembre del año pasado.
Un año después, el mítico grupo de punk electrónico de Tárrega regresaba a la capital con dos nuevos discos a sus espaldas, muy relacionados entre sí: primero, «Escaleras al cielo» y después, «Directos al infierno. Ambos han salido este año, así que este concierto sirvió como concierto de presentación para la banda.
Pocos días antes del concierto se anunció el nombre de los teloneros: Raya Diplomática, un misterioso grupo recién creado y formado por Javier Calvo (Los Javis), Álex de Lucas (The Parrots), Marco Frías (El Buen Hijo) y Elena Rodríguez, que diseñó todos los visuales de Stella Maris para la exitosa serie La Mesías (2023). Aunque parecía que el grupo se había formado únicamente para acompañar a La Élite en su paso por La Riviera, el dúo nos confirmó que era una banda que estaban montando; y que les propusieron telonearles para que su primer concierto pudiera ser directamente en La Riviera.
Al público también le pareció buena idea. Se mezclaban caras de asombro, de confusión y ante todo gente disfrutando de un concierto un tanto inusual, pero que casó mucho con el estilo que La Élite tiene en directo —absolviendo el hecho de que apenas había pogos—. Entre algunos de los temas que Raya Diplomática cantaron el pasado jueves encontramos «37 Maricones» o «Hetero farlopero». También sonó una canción sobre la vacuna del COVID-19, además de un único cover, de la cabecera de la serie Física o química, que fue el único que resaltó entre el resto de temas originales.
La actuación de los teloneros fue más corta de lo normal, haciendo que la espera entre los conciertos fuese algo larga. Aunque como La Élite nos revelaron un día antes, este concierto iba a contar con un equipo de iluminación mucho más avanzado que el de la otra vez, y un show más definido. Pudimos observar un ‘staging’ más elaborado, acompañado de un suelo de humo. Además, se intentó atar un móvil grabando vídeo al micrófono del cantante Diosito, pero duró bastante poco pues el show exigía mucho movimiento por todas partes.
La setlist confeccionada por el dúo catalán tuvo un buen balance entre los dos discos que debían presentar y su primer larga duración: Nuevo punk (2022), del que sonaron temas icónicos como «Nuit Folle» o «Contento de ser feo». A ello deberían añadirle también algún tema del EP Sorry not sorry (2019), como por ejemplo «Neo Hippie», que sonó sobre el final.
Abrieron con «Historia Histórica», parte del disco más nuevo. Fue sonar la primera nota de la canción, y el público ya había montado un pogo del tamaño de prácticamente toda La Riviera. Era imposible escapar. Si querías ver el concierto, tenías que unirte al pogo. Ni siquiera en su canción más lenta, «Marlburro», que sonó penúltima como parte de un bis, hubo un mínimo descanso entre los saltos y los empujones del público. Continuaron con un tema de Escaleras al cielo, «Aléjate de mí», para seguir con dos temas del nuevo LP, justo antes de tocar por fin una canción de su debut.
Eso dio paso a algo muy especial que sucedió esa noche, y que el dúo no pudo adelantarnos en la entrevista: las colaboraciones. Para «Frank Cuesta», se subió al escenario la banda Nerve Agent, al grito de “¡viva Albacete!”, de donde vienen. Sonaron otras de las muchas colaboraciones de La Élite, como la que ahora es su canción más escuchada, Cruz invertida, con Rojuu, que no apareció esa noche. Igual pasó con «Trainspotting», de manera menos esperada, pues un miembro de The Parrots estaba ya en la misma sala. En el caso de «Cardio y caladas», Mujeres no subieron al escenario, pero desde arriba se gritó varias veces “vivan Mujeres”, junto con un sincero “quien no se la sepa, que se vaya” por parte de Diosito.
Sí que pudimos contar con Mda en «Cucaracha Sexy», y con Pokito Paranoico en Otra noche más. Algunas colaboraciones no sonaron siquiera, como «Illuminati Corp», que tienen con Tetas Frías.
Precisamente la última canción de la noche, con la que cerró el concierto con un gran pogo fue una colaboración: «Plan de mierda», con Diego Ibáñez, que tampoco subió a acompañarles a La Riviera.
Ya que un concierto de La Élite siempre está marcado por ser una experiencia punk, guarra y desenfadada, llena de pogos, locura y diversión; el dúo no dudó en interactuar en varios momentos con el público. Diosito guiaba el pogo, diciendo cuándo debería abrirse o cerrarse, e intentando en un momento concreto que la gente hiciese un pasillo para que él pudiera entrar —justo antes de Bailando, así que se fue un poco de madre— . Bajaba mucho del escenario a la barricada, para juntarse más con la audiencia. Además, siguiendo realmente la definición clásica del punk, animaban a fumar y beber latas de cerveza, en lugar de consumir en la sala. Ellos mismos trajeron sus propias latas, una botella de vino y una de vodka, que compartieron con el público al azar. Incluso se coordinaron con el público para que se hiciera llegar una cerveza al técnico del otro lado de la sala.
Lanzaron algún que otro mensaje político, animando al público a participar en cualquier manifestación por sus derechos, haciendo especial hincapié en el caso del precio de los alquileres. También animaron a hacer música, poniéndose ellos como ejemplo de “gente que no tiene ni idea”, declarando que lo importante era hacer algo, aunque te digan que está mal. Regalaron también un disco y una camiseta; esta última después de subir a un chico a contar un chiste al escenario.
En resumen, fue un concierto largo e intenso, con una setlist implacablemente elegida en la que se salvaron los mejores temas más clásicos y se mezclaron los dos últimos discos. Como siempre, nos trajeron un show que cada vez tiene aún más potencia, marcado por un estilo punk original, permitiendo al público un cierto estado de anarquía en el que todo es posible mientras Diosito y Yung Prado estén sobre el escenario. Estaban en lo cierto: fue el doble de todo, y sobre todo el doble de pogos.